¿Sabía Ud...?

Por Miguel Alejandro
Martínez Vázquez
GRAL. MEDINA ANGARITA: PRIMER PRESIDENTE VENEZOLANO EN VOLAR AL EXTERIOR    

      El 17 de julio de 1943 aguarda un avión de la Línea Aeropostal Venezolana (LAV) en la rampa del Aeródromo de Mare Abajo en Maiquetía; la tripulación realiza los chequeos de último momento en la cabina y el personal de tierra apunta todo para el viaje: chequeo de combustible, nivel de aceite en los motores y comprobación de equipaje. Los pilotos correctamente uniformados reciben al pasaje y tras unos breves minutos ya están todos sentados en las amplias butacas. Desde tierra, los concurrentes estallan en algarabía por el vuelo que está por despegar y el capitán se acerca a uno de los pasajeros diciendo: bienvenido a bordo señor presidente.

"La Aeropostal Venezolana vuela aviones Lockheed en todas sus rutas 
caribeñas. Volando sobre “La Gran Sabana” conecta con Caracas, Altures, 
Bolívar, Aruba, Curazao y otras numerosas ciudades suramericanas" 
(Traducción del inglés)
    El pasaje anterior, estimado lector, es un ejercicio de imaginación sobre cómo pudo ser el instante inicial de un episodio sumamente relevante en la historia de las Relaciones Internacionales de Venezuela, pues en horas de la mañana del 17 de julio de 1943 el General Isaías Medina Angarita se convertía en el primer mandatario venezolano en hacer uso del recurso aéreo para realizar una gira internacional. Con el avión rumbo a Colombia, el Presidente Medina iniciaba un periplo que lo llevaría a recorrer las naciones bolivarianas, inaugurando una nueva y dinámica forma de conducir las relaciones diplomáticas de Venezuela con otros países latinoamericanos.


        Dejando encargado de la Presidencia de la República al Canciller Caracciolo Parra Pérez, el Gral. Medina había escogido volar con la Línea Aeropostal, que contaba con modernos equipos y tripulaciones de gran experiencia. Para el trayecto entre los aeródromos de Maiquetía y Techo en Bogotá, haciendo escala en Cúcuta, se seleccionó un aparato Lockheed L-14H2 Super Electra, uno de los que había llegado al país en 1940 siendo trasladados por tripulaciones venezolanas desde la planta de Lockheed en Burbank, California (EE.UU) hasta Boca de Río en Maracay. Estos aviones con capacidad para 14 pasajeros y tres tripulantes montaban dos (2) motores Pratt and Whitney Hornet de 750 Hp y alcanzaban una velocidad crucero de 270 Km/h.

Fuente: Isaías Medina Angarita Soldado de la Libertad
Bolívar Films (1999)
      Acompañando al Presidente de la República iba una comitiva de altos representantes tanto del gobierno como de la oposición, cabe destacar entre ellos al diputado Andrés Eloy Blanco, vicepresidente del partido de oposición Acción Democrática, así como también le acompañó el Dr. Arturo Uslar Pietri que se desempeñaba como Secretario de la Presidencia de la República. Esta gira permitió estrechar los lazos de hermandad con las naciones bolivarianas y visibilizó la acción de gobierno del Gral. Medina ante la comunidad internacional, en ese momento movilizada y polarizada por la Segunda Guerra Mundial. 
De esta forma el Gobierno Nacional correspondía a las visitas de buena voluntad que realizaran los presidentes Manuel Prado del Perú; Alfonso López de Colombia y Carlos del Río de Ecuador efectuadas en 1942 y también las de Enrique Peñaranda, presidente de Bolivia e Higinio Moriñigo, presidente del Paraguay realizadas en la primera mitad de 1943.

Fuente fotografía avión Caribbean Clipper: cortesía Sr. Ramón Rivero-Blanco. Fuente
arribo a Washington: Isaías Medina Angarita Soldado de la Libertad, Bolívar Films (1999)
    Esta gira diplomática terminó justamente un mes después; el 17 de agosto de 1943, Medina aterrizaba en Maracaibo y desde allí hasta Maiquetía, en donde le esperaba una multitud de 80.000 personas que le siguieron en caravana para escuchar su discurso en el Nuevo Circo de Caracas. Esta exitosa gira le valdría una invitación del presidente Franklin Delano Roosevelt para visitar Washington en enero de 1944. En febrero de ese año el Presidente Medina abordó un Douglas DC-3 que el presidente de la Pan American Airways, Juan Trippe puso a disposición del gobierno venezolano y que lo trasladó desde Maiquetía hasta Miami. Ya en el Estado de la Florida, cambió de avión y acompañado por el Embajador de Venezuela en Estados Unidos, Dr. Diógenes Escalante, voló en otro DC-3 pero de la compañía Eastern Airlines hasta Washington D.C. en donde fue recibido por el Secretario de Estado de EE.UU Sr. Cordell Hull.

    Tras retornar de la importante visita, siendo Medina el primer presidente venezolano en ser recibido en la Casa Blanca, el gobierno observó la necesidad de adquirir una aeronave para el transporte presidencial. Las gestiones correspondientes al traslado del primer mandatario por aerolíneas comerciales resultaban engorrosas, por lo que se estudiaría el caso del primer avión presidencial. No sería hasta 1947 cuando las Fuerzas Aéreas Venezolanas recibirían un Douglas C-54 para movilizar al Presidente de la República, este avión pasaría a la historia como la famosa “Vaca Sagrada” en la que escapó el Gral. Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958. Queda, sin embargo en el mérito de la tripulación de la LAV en ser los primeros pilotos presidenciales en la historia del país.





LOS ANDINOS LLEGARON A LA 
PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA 
EN ORDEN ALFABÉTICO
 
Por Gral. Brig. (Ej)
Eumenes Fuguet
Borregales
    Nueve andinos ejercieron sus períodos entre los años 1898 y 1992, de ellos ocho nacieron en el estado Táchira y uno en el estado Mérida; casualmente los nueve llegaron a la presidencia en orden alfabético; seis de ellos gobernaron ininterrumpidamente durante 47 años y los tres restantes por 15 años.

Verdadera curiosidad histórica que presentamos a los acuciosos lectores:


Andrade, Ignacio
:
nació en Mérida, sucedió al general Joaquín Crespo, fue elegido para el período 1898-1902, sólo gobernó 19 meses y 27 días, al ser derrocado por el general Cipriano Castro con la Revolución Restauradora.

Castro, Cipriano
:
Nació en Capacho, estado Táchira, inició su período desde el 22 de octubre de 1899 y terminó el 24 de noviembre de 1908, cuando por motivos de salud se traslada a operarse de un riñón a Berlín y deja encargado a su compadre, el general Juan Vicente Gómez, quien desconoce a Castro para encargarse de la presidencia.

Gómez, Juan Vicente
:
nació en La Mulera, estado Táchira, su gobierno duro 27 años, desde el 19 de diciembre de 1908, hasta el 17 de diciembre de 1935 cuando murió en pleno ejercicio de su poder dictatorial.

López Contreras, Eleazar
:
nació en Queniquea, estado Táchira, como Secretario de Guerra y Marina de Gómez, asume el poder a raíz de su muerte, desde el 19 de abril de 1936, hasta el 5 de mayo de 1941, su período fue de cinco años y veintiún días. Le correspondió realizar un proceso de transición de la férrea dictadura de Gómez hacia una democratización; dejó para la posteridad su famosa frase de “Calma y cordura”, igualmente ordenó colocar en las fachadas de las escuelas el pensamiento de Bolívar: “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”.






EL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA (1930)


    
Por Miguel Alejandro
Martínez Vázquez
El 23 de mayo de 1930 el Presidente de la República General Juan Vicente Gómez informa a la ciudadanía sobre el pago de la totalidad de la deuda externa. Este hecho histórico, enmarcado en las celebraciones del centenario de la muerte del Libertador, termina con el largo y penoso registro de las deudas que Venezuela cargó durante todo el Siglo XIX. Hacía apenas 28 años que las costas venezolanas habían sido bloqueadas por las principales potencias europeas que reclamaban el pago de sus obligaciones financieras; ¿Cómo logró el Estado venezolano en tan solo 21 años subsanar casi 100 años de acciones infructuosas, logrando honrar los compromisos con sus acreedores extranjeros.




   Durante la Guerra Federal (1859-1863) en 1862, el gobierno del Gral. Páez pidió un nuevo empréstito en Londres para honrar el pago de bonos, préstamos internos y las obligaciones adquiridas por el gobierno de los Monagas a un monto de un millón de Libras Esterlinas (6.500.000 Pesos). Luego del triunfo de la Federación, el gobierno del Gral. Juan Crisóstomo Falcón envió al Gral. Antonio Guzmán Blanco en calidad de agente especial a negociar un nuevo empréstito en Londres a monto de millón y medio de Libras Esterlinas (9.750.000 Pesos). La deuda alcanzaba ya el doble del monto reconocido veinte años antes.

    Durante los gobiernos guzmancistas los ingresos fiscales aumentaron permitiendo un manejo más controlado del pago de la deuda. Sin embargo, acciones de enriquecimiento ilícito y contratos leoninos hicieron menoscabo del tesoro nacional perjudicando los pagos. Al establecer en 1879 el “Bolívar” como signo monetario se concertaron negociaciones que permitieron disminuir el monto adeudado de 252.870.000 Bs (1876) a 68.750.000 Bs (1880) (Guerrero, Virney, Chourio Jesús. Román Cárdenas y la Modernización de las Finanzas Públicas en Venezuela, 2010). El pago de la deuda e intereses se congeló durante años y ante tal situación, así como por las reclamaciones de empresas ferroviarias, el gobierno del Gral. Joaquín Crespo solicitó en 1896 un nuevo préstamo de 50 millones de Bs al Berlin Disconto Gesselschaft. Este fue el último préstamo otorgado al país en el Siglo XIX. El impago se prolongó durante los primeros años de gobierno de Cipriano Castro. El estado de las arcas nacionales era crítico y si a ello se le suman los costos de guerra derivados de la Revolución Libertadora (1901); la mesa estaba servida para que los acreedores ejecutaran el Bloqueo Naval a las Costas Venezolanas (1902-1903) que dejaron luego de los Protocolos de Washington (1903) y por concepto de reclamaciones más deudas que sumaban 40.379.225 Bs.

    Desde la época colonial la economía venezolana se fundamentó en la exportación de productos agrícolas, un modelo marcado por la escasez de equipos, personal y técnicas actualizadas, la baja productividad de la tierra, la ausencia de un marco legal adecuado y la influencia de los mercados internacionales sobre los productos. Además, los ingresos fiscales al país dependían casi en su totalidad de las recaudaciones aduaneras de importación de productos; que no eran entradas directas al tesoro nacional sino que eran gestionadas por agentes privados, incidiendo en impagos y casos de corrupción. Desde el punto de vista tributario, los estados recibían un porcentaje de las rentas del tránsito de mercancías por toda la nación, un porcentaje de las rentas por minas, terrenos baldíos y salinas en su territorio y una cuota de las rentas al tabaco y alcohol. Esta situación, junto al llamado sistema de “Apartados”, que consistía en que las ganancias de un determinado ramo de rentas se destinaban a cubrir cierto ramo de gastos, comprometía la efectiva recepción de ingresos al fisco nacional, dificultando el pago de las deudas interna y externa.

  Este esquema lleva al ministro Cárdenas a realizar una profunda investigación sobre el funcionamiento del sistema de Hacienda. La investigación presentada al Congreso Nacional observó las siguientes conclusiones: La ausencia de una Ley Orgánica de Hacienda y de un marco legal sobre contabilidad pública que la sustente, la falta de preparación técnica en materia fiscal del personal del ministerio y de los agentes aduaneros, el arrendamiento del impuesto en manos particulares y la corrupción en diferentes niveles. Con esta información, se procedió a elaborar un ambicioso plan de que se conocería como la “Reforma de Hacienda” o “Reforma Cárdenas”.

Portada de "El Universal" viernes 23/05/1930
    Entre los primeros cambios está la creación de la Dirección General de Administración, dependencia que sustentará uno de los principios de la reforma, la preparación del personal. Bajo esta dirección se agruparán los funcionarios especializados técnicamente en materia tributaria y fiscal, que teniendo directivas bien definidas y amparadas en reglamentos estrictos, se encargarán de todos los procesos de recaudación y contraloría. Para ello fue necesario llevar un adecuado sistema contable que permitiera elaborar detallados informes, garantizando la pulcritud en el ejercicio administrativo sopena de responsabilidades legales. La expansión del sistema fiscal venezolano se hizo patente con la creación de nuevas oficinas del Servicio de Tesorería en todo el territorio nacional; dichas instancias dotadas del nuevo personal, así como de maquinarias modernas y patrones de medida actualizados, facilitaron las operaciones tributarias de los contribuyentes en los plazos legales y sin intermediarios.

    Otro de los principios de la reforma fue la eliminación del “Sistema de Arrendamientos”, el cobro de las rentas de los diferentes rubros que el país percibía pasaron directamente al Ministerio de Hacienda. De esta manera pasan a la administración central, entre otras, las rentas de Cigarrillos y Estampillas en 1914, la de Licores en 1915 y la de Salinas en 1916. Este procedimiento obligó al gobierno a dictar un marco legal actualizado y apegado a los requerimientos de cada rubro; para ello se impulsó la investigación exhaustiva de los inspectores del ministerio en cuanto a lo requerido por las industrias. Así surgen las Leyes Orgánicas de Aduanas, de Salinas, de Estampillas, de Papel Sellado, de Cigarrillos y de Licores.

    La “Unidad del Tesoro” fue otro relevante principio de la reforma, esta consiste en que todas las recaudaciones deben ir a un fondo de tesorería común, del cual se repartirían según las necesidades nacionales. Este traspaso estuvo acompañado por las leyes y reglamentos estipulados para el caso, influyendo también en la creación de la Ley de Crédito Público (1915).  Para mejorar la gestión de Hacienda la legislación se amplió con la Ley Orgánica de Aduanas, que modernizó la recaudación de aranceles incorporando patrones modernos y facilitando el comercio. También se propuso la modificación de la Ley de Bancos y de la Ley de Monedas, delimitando adecuadamente la relación gobierno-bancos en cuanto al interés nacional y la emisión de dinero.

    
El marco legal fue otro de los principios rectores de la reforma, que en 1918 se coronó con la promulgación de la Ley Orgánica de Hacienda Nacional. Allí se establecieron las condiciones para salvaguardar los bienes nacionales, promover la producción y actualizar los procesos de recaudación tributaria, incluyendo en sus títulos lo referente a la Administración de Hacienda, la Contabilidad Fiscal y sus Procedimientos, Las Rentas y Pasivos, Los Presupuestos Nacionales y las Disposiciones Penales para el cumplimiento de la ley. Esta legislación permitió unificar la Deuda Externa e Interna en una sola “Deuda Nacional”, esto con el fin de cancelarla de forma planificada y según las condiciones más ventajosas para el país. Los cambios en la gestión de Hacienda se hicieron patente en el superávit que mostraban las arcas nacionales, incluso en períodos de contracción fiscal, caso de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Cabe destacar que el petróleo se impone como primer rubro generador de riquezas, logro en buena parte de la aprobación en 1922 de la Ley de Hidrocarburos y Demás Minerales Combustibles por gestiones del ministro Gumersindo Torres
.

    La gestión de Román Cárdenas en el Ministerio de Hacienda (1913-1922) dejó un camino trazado y la favorable situación permitió honrar los compromisos de la Deuda Nacional. Finalmente el 22 de mayo de 1930 el General Juan Vicente Gómez presentó su iniciativa al Congreso para cancelar el remanente de la Deuda Externa que para entonces sumaba unos 24,3 millones de Bs. Para ello se votó un crédito de 23.757.634,60 Bs respaldados en Oro depositado a la Tesorería Nacional (Guerrero, Virney, Chourio Jesús. Román Cárdenas y la Modernización de las Finanzas Públicas en Venezuela, 2010). Así mismo, el día 31 de mayo de 1930, en una nueva alocución al Congreso, el General Gómez solicitó considerar la cancelación total de la Deuda Interna que sumaba entonces unos 17.625.705,22 Bs; la misma se continuó pagando hasta alcanzar la suma de 3,7 millones de Bs en 1935 (Carlos Hernández Delfino. Del Caos de la Deuda a su Extinción, 2015).

    A pesar de las consecuencias económicas de la operación, que pronto se subsanaron gracias a los importantes ingresos económicos de los últimos años del Gomecismo, cabe destacar que en un período de crisis económica para el mundo, un país como Venezuela con fama de eterno moroso pagó la totalidad de su deuda pública. Este logro no fue producto del azar sino de la esforzada gestión de aquellos que acudieron al servicio del país y buscaron la forma de organizar, proyectar y ejecutar una reforma coherente y útil a los intereses nacionales; una gestión que a su vez, es imposible separar de las peculiaridades personales de Gómez, un hombre que procuró un país solvente, productivo y moderno; pero aún así con profundas desigualdades y penalidades sociales de una población que no percibió en ese momento el éxito de la gestión de Hacienda.




Por Gral. Brig. (Ej)
Eumenes Fuguet
Borregales

EL MEDALLÓN DE WASHINGTON


    En diferentes cuadros, retratos y esculturas de nuestro Libertador, observamos que en el pecho tiene colocado un medallón de forma ovalada con la efigie en miniatura de George Washington; obsequio recibido por Bolívar cuando se encontraba en Arequipa-Perú el 25 de mayo de 1825, obsequiado por el escritor y orador George Washington Parke Custis, hijastro del prócer norteamericano, en nombre de la familia residenciada en Mount Vernon, estado de Washington y por intermedio del francés, el marqués José María Lafayette. Con el Medallón venía igualmente un Mechón de Cabello del ilustre personaje, primer presidente de esa nación. 

Al recibir el obsequio el Libertador expresó:

“Hoy he tocado con mis manos este inestimable presente: la imagen del primer bienhechor del continente de Colón, ofrecido por esa familia inmortal”.

Grabado sobre pintura
de Gilbert Stuart (1825)
Extractos de la carta enviada por George Washington Parke a Bolívar:

“Aceptad Libertador Simón Bolívar, estas ofrendas el medallón y el mechón de cabello, tributadas a vuestras virtudes y a los ilustres servicios que habéis hecho a vuestro país y a la causa del género humano. Que ellas se conserven en los archivos de la libertad de la América del Sur… Os saludan como a Bolívar el Libertador, el Washington del Sur”.

    En la carta de remisión a Lafayette, se afirma que la familia había “conservado estas prendas hasta que ha venido un segundo Washington que debe ser su dueño”. El marqués Lafayette entrega la donación al abogado antioqueño José María Salazar, autor del primer Himno de Colombia, embajador plenipotenciario en Washington, quien la remite al Libertador con la siguiente misiva:

Autor desconocido
Colección desconocida
“Señor, la familia del ilustre Washington, ofrece a V. E, un presente digno de V.E y de ella misma, y se ha valido de su dirección, del respetable medio del General Lafayette, que lo ha puesto en mis manos con las adjuntas cartas… El señor George Washington Parke Custis, cuando en nombre de la familia que representa, insinúa a V.E que ella ha conservado estas prendas, hasta que ha venido un segundo Washington que debe ser su dueño: concepto que en cierta manera, identifica la copia con el modelo, sentimiento lleno de fuerza y de belleza moral… Y este pueblo , que no por ser grande, deja de ser justo, que en toda ocasión oportuna, manifiesta a V.E su aprecio y le llama el WASHINGTON DEL SUR, título comprensivo del mayor elogio con que pueda honrarle”.

El Marqués Lafayette le envía una carta al Libertador el 1 ero. de septiembre de 1825: 

Ary Scheffer (1822)
Galería Nacional de Retratos
Washington D.C. EE.UU
“Mi religiosa y filiar consagración a la memoria del Gral. Washington, no podía apreciarse mejor por su familia, que honrándome con la comisión que me ha encargado. Satisfecho de la semejanza del retrato, yo tengo la dicha de pensar, que de todos los hombres existentes, y aún de todos los de la historia, el Gral. Bolívar es él solo a quien mi paternal amigo habría preferido hacerle este obsequio…Recibid Presidente Libertador, el homenaje de mi profunda y respetuosa adhesión”.

El Libertador desde Lima le envía una correspondencia al Marqués Lafayette con fecha 20 de marzo de 1826:

Detalle Retrato del Libertador
Gabriel D’ Empaire (Fines Siglo XIX)
Colección del Banco Central de Venezuela
Caracas, Venezuela
“He tenido el honor de ver por primera vez, los nobles caracteres de esa mano bienhechora del Nuevo Mundo. Este honor lo debo al coronel Mercier que me ha entregado vuestra estimable carta del 1ro. de septiembre de 1825”… La familia Washington me honra más allá de mis esperanzas, aún las más imaginarias, porque Washington presentado por Lafayette, es la corona de todas las recompensas humanas, noble protector de las reformas sociales y Lafayette el héroe ciudadano, el atleta de la libertad, que con una mano sirvió a la América y con la otra al antiguo continente”.

“Ah! Que mortal sería digno de los honores de que se dignan colmarme voz y Mount Vernon (último lugar donde vivió Washington). Mi confusión es igual a la inmensidad del reconocimiento que os ofrezco junto con el respeto y veneración que todo hombre debe al Néstor de la libertad. Con la más grande consideración soy vuestro respetuoso admirador”.

Simón Bolívar


El Medallón, con el mechón de cabello en su reverso se encuentra custodiado en la Colección del Museo del Banco Central de Venezuela junto a muchas otras joyas y condecoraciones del Libertador.



Churuguarero777@gmail.com




Por Gral. Brig. (Ej)
Eumenes Fuguet
Borregales

ALTO PERÚ 
"REPÚBLICA DE BOLÍVAR"

(06 de agosto de 1825)

   Después de la magistral Campaña de Ayacucho, “Cumbre de la gloria americana”, culminada el 9 de diciembre de 1824, Sucre, “el caballero de la historia”, se movilizó hacia el Alto Perú Sur, cuyas provincias dependían del Virreinato del Río de la Plata; el joven cumanés convocó por decreto el 9 de febrero de 1825, a una Asamblea Nacional de diputados que decidirían la suerte del futuro país. 

Autor desconocido (Posterior a 1825)
Ministerio de RR.EE, Caracas, Venezuela

  Nuestro egregio paisano se adelantó en la aplicación del Principio de Auto determinación de los Pueblos. Por su parte el gobierno de Buenos Aires, decidió el 9 de mayo dejar en libertad a dichas provincias, para que asumieran el régimen político adoptado por voluntad popular. El Congreso del Alto Perú se instaló en la Sala de Sesiones de Chuquisaca el 10 de julio de 1825. El presidente de la Asamblea José Mariano Serrano junto a una Comisión, redactó el “Acta de la Independencia” de fecha 06 de agosto de 1825, para conmemorar el año cuando Bolívar en su último combate, derrotó a José de Canterac en la Batalla de Junín.

    Serrano dijo en esa histórica ocasión: “El mundo sabe que el Alto Perú ha sido en el continente de América, el Ara donde vertió la primera sangre de los libres y la tierra donde existe la tumba del último de los tiranos. Los departamentos del Alto Perú, añade en su parte resolutiva, protestan a la faz de la tierra entera, que su resolución irrevocable es gobernarse por sí mismos”. Estuvieron presentes en la declaración de la independencia: 7 representantes de Charcas, 14 de Potosí, 12 por La Paz, 13 por Cochabamba y 2 por Santa Cruz, formando una nueva nación que recibió el nombre oficial de “República de Bolívar” en homenaje al Libertador, designado “Padre de la República”, con los honores de Protector.

    Bolívar agradeció estos honores, pero declinó aceptar el cargo de Presidente y nombra al mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. Nuestro gran caraqueño exclamaría emocionado:

“Mi desesperación se aumenta al contemplar la inmensidad de vuestro premio, porque después de haber agotado los talentos, las virtudes, el genio mismo del más grande de los héroes, todavía sería yo indigno de merecer el nombre que habéis querido daros, ¡el mío! Hablaré yo de gratitud, cuando ella no alcanzará jamás a expresar ni débilmente lo que experimento por vuestra bondad que, como la de Dios, pasa todos límites”.

    El Congreso pidió al Libertador que redactara el proyecto de Constitución para el nuevo Estado, la cual una vez revisada fue aprobada ese año. Se determinó que la capital del Departamento de Chuquisaca llevaría el nombre de “Sucre” en honor al Gran Mariscal de Ayacucho. Sucre, ciudad colonial de gran valor histórico, puesto que allí tuvo lugar el primer grito emancipador, el 25 de mayo de 1809. La ciudad de Sucre es también la capital constitucional e histórica de Bolivia, donde residen el poder Judicial y la Asamblea Constituyente. 

    Se decretó: nombrar como: Padre, Protector, y Primer presidente a Simón Bolívar, la creación de la nueva moneda, los símbolos patrios, el escudo y la bandera, los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Se obsequiaron dos medallas de oro con incrustaciones de piedras preciosas: una para el Libertador, quien la devolvió al Congreso Nacional para que se utilizara como insignia de mando a los presidentes de Bolivia y la otra, le fue entregada al Gral. Sucre, quien la envió a Cumaná su terruño natal.

Detalle Retrato del Libertador
José Gil de Castro (1825)
Sala de Sesiones, Convención Nacional
Sucre, Bolivia

   Días más tarde se volvió a debatir el nombre de la nación; el diputado por Potosí Manuel Martín Cruz dijo: “Si de Rómulo Roma, de Bolívar Bolivia”; de allí que la nueva República adoptó oficialmente el nombre de “Bolivia” el 3 de octubre de 1825, acepción aceptada por Bolívar, reconociéndola como “la hija predilecta”. Antes de trasladarse de Chuquisaca a Lima el 9 de enero de 1826, exteriorizó: “Seréis reconocidos como país independiente y recibiréis la constitución más liberal del mundo, vuestras leyes orgánicas serán dignas de la más avanzada civilización".

   En 1830 el Libertador, enfermo, defraudado y humillado, deseaba ir a Cartagena para dirigirse hacia Curazao, continuar a Jamaica y Londres, pero no poseía ni salud para soportar la travesía, ni dinero para los gastos. En comunicación del mariscal Andrés de Santa Cruz con fecha 15 de octubre de 1830, Bolivia le ofreció el cargo de Ministro Plenipotenciario en la Santa Sede.

Acta de Independencia de los departamentos del Alto Perú firmado en Chuquisaca
(Hoy Sucre, Bolivia) el 06 de agosto de 1825


    Esta hermana República, recibió el 18 de marzo del 2009, la denominación de “Estado Plurinacional de Bolivia”.

Churuguarero777@gmail.com






Por Miguel Alejandro
Martínez Vázquez
    Este 29 de septiembre se conmemoraron 108 años del primer vuelo de un aeroplano en Venezuela. Un acontecimiento de gran relevancia nacional que unió las aspiraciones de un grupo de venezolanos con los avances de la ciencia aeronáutica internacional representada por el ingenioso inventor Frank Boland, quien inauguró en nuestro país la ruta de progreso que sigue a la estela de un avión.
    En 1972 se decretó al 29 de septiembre como “Día de la Aviación Venezolana” y desde entonces se ha conmemorado con renovado interés por parte de entes públicos y privados, sin embargo, con el pasar de los años se han perdido ciertos detalles, y por tal razón se presentan imprecisiones al momento de reflejar la hazaña de Boland, específicamente en cuanto a los aviones, los destinos y los vuelos. En este sentido, diversos escritores, historiadores y profesionales aeronáuticos se han dado la tarea de escudriñar los archivos para encontrar la información sobre aquellos lejanos vuelos de 1912. A ellos nuestro agradecimiento.

    En el detallado artículo Frank Boland en Venezuela 105: Los aviones, ciudades, vuelos, accidentes, fotos, confusiones y modelos, del año 2017 y publicado por el Ingeniero Aeronáutico Alejandro Irausquin, se especifican todos los detalles relacionados a los aparatos Boland y a los vuelos realizados en Venezuela. Dicho artículo es una guía didáctica para entender esta importante fecha de la aeronáutica nacional. Por ello, se hace un reconocimiento especial al trabajo del Sr. Irausquin y su rigurosa aproximación ingenieril. Se determinó a raíz de dicha investigación, que muchas imágenes publicadas año tras año sobre el acontecimiento no corresponden a los aviones Boland que estuvieron en Venezuela, las postales de la época fueron retocadas utilizando modelos de aeronaves previas, posteriores, o incluso aparatos que no corresponden con el fabricante, es por ello que en este documento se presenta una comparativa de ambos aviones para que puedan ser fácilmente identificables por el gran público sin profundizar en los aspectos técnicos de los mismos.

   La historia se remonta a las celebraciones del Centenario de la Independencia en 1911, en ese entonces se hicieron diversas gestiones para coordinar la visita de aviadores y sus máquinas pero ninguna llegó a término. Sin embargo y como antecedente inmediato al primer vuelo autopropulsado en el país, está la visita de Robert Masterson el 14 de abril de 1912, aeronauta estadounidense quien ejecutó diversas peripecias con su globo de aire caliente tipo Montgolfier. Los caraqueños quedaron impresionados con estas maniobras y un selecto grupo de venezolanos se reunió para conformar lo que se conocería como el “Comité de Aviación”, una empresa que con el objetivo promover la visita de aviadores y organizar una exhibición aérea en el país.

Miembros del Comité de Aviación (1912)
De izquierda a derecha. Sentados: Charles Hoeflich,
Román Delgado Chalbaud, Frank Boland. De Pie: 
Luis G. Martínez, fausto Rodríguez y Fred Sniffen.
  

    Dicha empresa estuvo presidida por el Capitán de Navío Román Delgado Chalbaud, acompañado entre otros, por los señores Eloy Pérez, Andrés Mata, Rafael Seijas Cook, los hermanos Pérez Carreño y el mecánico aragüeño Edgar Anzola (quién asistió a Boland en el armado del avión). La aviación estaba en pañales y nuevos aparatos aparecían con regularidad; una de las empresas aeronáuticas más prometedoras era la Boland Aeroplane and Motor Company, con sede en Rahway, New Jersey, Estados Unidos; esta empresa captó la atención del comité de aviación que hizo los contactos  para exhibir sus máquinas en Venezuela.

    La empresa tiene su origen en 1908 cuando un joven inventor de nombre Francis Edward Boland incursiona en el incipiente desarrollo del aeroplano. Frank construyó una aeronave de su propio diseño y equipada con un motor fabricado por su hermano Joe, realizando algunos vuelos cortos en 1909 y convirtiéndose en el primer aviador de su natal New Jersey. Hacia 1910, Boland adquiere otro biplano y de forma autodidacta aprendió el arte del vuelo; este segundo aeroplano, denominado Tail-Less (Sin cola) y bautizado “Blue Streak” (Destello Azul o Rayo) sería sujeto de modificaciones que incorporaron un novedoso sistema de control que eliminaba la necesidad de alerones en las alas y timones de dirección en la cola. Para controlar los virajes, el aparato utilizaba unas superficies en la punta de cada plano denominadas Jibs, que similares a las velas triangulares de los veleros, permitían girar a izquierda y derecha al deflectarse en las direcciones correspondientes.

    Patentado su invento y con el reconocimiento del sector aeronáutico, continuaron los vuelos, que obtuvieron récords de permanencia en el aire y elogios por su estabilidad. Durante el año 1911 la evolución del diseño de Frank atrajo la atención de Inglis Uppercu, quien era jefe de James Boland, otro hermano de Frank, quien se desempeñaba como agente de ventas automotrices; el Sr Uppercu, entusiasmado por la nueva ciencia aérea se convirtió en el principal financista de la empresa, que ya había sido registrada en Nueva Jersey, como Boland Aeroplane and Motor Company.

   Otra de las aeronaves diseñadas por Boland hacia fines de 1911 corresponde a un aparato “Convencional” que utilizaba el sistema de control lateral-direccional con movimiento en las superficies alares y en la cola. En primer lugar incorporó el mecanismo de torsión de ala o Wing Warping patentado por los hermanos Wright y posteriormente fue equipado con alerones.  El “Convencional” fue utilizado como banco de pruebas para comparar los sistemas de control y así refinar los diseños “Sin Cola” de Frank. En este sentido, en los primeros meses de 1912 aparece un nuevo diseño de avión Tail-Less que incorporaba una pequeña carlinga descubierta para el piloto y un pasajero sentados en tándem (uno delante de otro) frente al motor. Este nuevo diseño bautizado “Bluebird” o (Azulejo) también podía ser equipado con flotadores y así ser convertido rápidamente en un aparato anfibio.

    En la primera mitad del año 1912 y por intermedio del enlace entre la compañía y el comité de aviación, Sr. Fausto Rodríguez, se envían a Venezuela instantáneas de algunos vuelos realizados en Nueva Jersey por el primer avión “Sin Cola” hacia 1910, estas fueron publicadas en el diario El Universal como material publicitario previo a la visita de los pilotos estadounidenses.

    En septiembre de 1912 parte desde Nueva York Frank Boland acompañado por el también piloto Charles Hoeflich, el gerente de la compañía Fred Sniffen, el Sr. Rodríguez y dos mecánicos; van a bordo del vapor Maracaibo de la Red “D” Line, en las bodegas del buque van desarmados el avión “Convencional” de 1911 y el “Bluebird” de 1912. Arriban a tierras venezolanas el 27 de septiembre y la comitiva con sus aviones se traslada por el Ferrocarril Inglés hasta los terrenos del Hipódromo del Paraíso, que se convirtió en improvisado campo aéreo, instalándose unas grandes lonas como los primeros hangares en el país.


    Para el día domingo 29 de septiembre había quedado listo el Bluebird (Sin Cola) y la gente comenzó a reunirse en los alrededores del hipódromo desde tempranas horas, ya desde hace algunos días las localidades se habían vendido prácticamente en su totalidad, el Comité de Aviación estableció el precio de 2 Bs. para ver el avión desde el campo y 5 Bs. desde las gradas del hipódromo. En un telegrama que posteriormente enviaría Fred Sniffen a las oficinas de la compañía Boland en Nueva Jersey se describe que las colinas circundantes al campo de aviación se veían negras por la cantidad de espectadores. (Irausquin, 2017).


    El Gobierno Nacional había otorgado el mayor apoyo a la iniciativa aeronáutica y toda la ciudad de Caracas, se encaramaba en cualquier espacio para presenciar el milagro del vuelo. El presidente de la República General Juan Vicente Gómez asistió vestido de civil y acompañado por una comitiva de altos representantes del Estado, Ejército y Cuerpo Diplomático. Después de una parada militar y los actos protocolares, el piloto Frank Boland monta su avión e inicia el motor.



    Son las 4:00 p.m. y el aparato comienza su carrera de despegue con su nariz hacia La Vega y tras recorrer algunos cientos de metros, el Bluebird se eleva entre suspiros de incredulidad y gritos de júbilo de los presentes. El aparato se perdió en el horizonte hasta que volvió a aparecer siguiendo el caudal del Guaire con rumbo Este, y girando nuevamente se dirigió a saludar a los presentes sobre la colina del Calvario; virando pasó frente a las tribunas repletas de público que le ovacionaba y luego se posó suavemente en la misma orientación desde donde había despegado luego de 27 min de vuelo y de alcanzar una altitud aproximada de 5000 pies. Según él, fue uno de sus aterrizajes más felices, y al bajarse del aparato, Boland fue alzado en brazos por la entusiasta multitud que lo felicitaba por su hazaña increíble. El presidente de la República también lo felicitó efusivamente y los festejos prosiguieron a lo largo del día.

   La hazaña se repetiría el día 06 de octubre cuando se organizó una carrera aérea entre Caracas y Antímano, que para entonces estaba fuera de los límites de la capital. La Copa El Universal dispuso que los aviones “Convencional” y “Sin Cola” compitieran sobre el valle de Caracas. Frank, ahora conocido como “Mr. Bolas”, piloteaba el Bluebird y Hoeflich el “Convencional”, pero a pocos instantes de iniciar la carrera de despegue, el avión de Hoeflich impacta contra una zanja quedando de cabeza y sufriendo daños considerables, aunque el piloto solo tuvo unos pocos moretones. Hoeflich fue el primero en sufrir un accidente de aviación en Venezuela, mientras tanto, Boland completaba el vuelo en 19 minutos ganando así la copa.

    Posteriormente los aviadores con sus máquinas se trasladaron en el Gran Ferrocarril de Venezuela hasta Valencia. Según ciertas fuentes se realizaron tres vuelos, el 19, 20 y 24 de octubre; en otras se habla únicamente de dos vuelos: el primero ocurrido el 19 de octubre, en el cual Hoeflich sufre un panne (parada de motor) pilotando el “Convencional” teniendo que descender de emergencia. El 24, Boland sufriría otro accidente pilotando el “Sin Cola” por agotamiento de combustible luego de unos 20 minutos de vuelo, el avión aterrizó impactando contra algunos árboles cerca del Guataparo. Desde Valencia siguieron en tren a Puerto Cabello en donde se efectúan vuelos el 27 de octubre despegando desde la Sabana de Campo Alegre, al Sur-Este de la ciudad, sin embargo, hay datos conflictivos sobre el número de vuelos pues algunas fuentes reflejan un solo vuelo y otras indican la realización de dos. (Irausquin, 2017).

    El próximo destino fue Barquisimeto, que no estaba dentro de los planes de la exhibición, pero debido al éxito de los vuelos, el presidente del estado Lara Dr. Rafael Garmendia Rodríguez invitó a los aviadores y bajo patrocinio privado quedó sentado en contrato la realización de tres vuelos. Se trasladaron en un vapor desde Puerto Cabello hasta Tucacas y desde allí en el Ferrocarril Bolívar hasta Barquisimeto. (Luis A. Perozo, Llegó a Barquisimeto el primer aeroplano, 2019). Se instaló el campo de aviación en unos terrenos al Norte de la ciudad, en las adyacencias de la estación del tren, en donde hoy se asienta el cuartel de policía de la ciudad. El día 03 de noviembre, luego de ensamblar el Bluebird, Boland despega alcanzado una altitud de 1500 pies y durante 26 minutos de exhibición realizó varios pasajes ante la multitud reunida allí. La exhibición aérea resultó un éxito y las celebraciones se prologaron hasta el día 04 cuando el diario El Impulso publicó en su primera plana la reseña con las maniobras del piloto estadounidense.

   La comitiva se trasladó nuevamente hasta Tucacas por ferrocarril y allí abordaron un vapor hasta Curazao y de allí en el buque Zulia de la naviera Red “D” Line hasta Maracaibo. Arribaron allí el 10 de noviembre de 1912 y el periódico El Fonógrafo reseñó la llegada de los aviadores y del comité de aviación. La exhibición quedó pautada para el 17 en los terrenos de Borburito, que hoy dan asiento al Mercado de las Pulgas de la capital zuliana, sin embargo, se presentó una falla de motor teniendo que solicitarse una pieza de repuesto a Nueva York, la cual llegó casi un mes más tarde. Se fijó un nuevo vuelo para el domingo 15 de diciembre a las 8:45 a.m. y en el mismo terreno, bordeado por las aguas del lago, el aparato de Boland se elevó durante 22 minutos a unos 1000 pies.

    Un segundo vuelo se programó para el 19 de diciembre y con mayor asistencia del público, Boland comenzó su carrera de despegue, pero no logró levantar vuelo e impactó contra el borde del dique que separaba el terreno del lago, el avión cayó invertido y resultó con pocos daños y Boland salió milagrosamente ileso, algunos botes que presenciaban el espectáculo acudieron al rescate y remolcaron el avión nuevamente hasta tierra firme. 
    El meeting de aviación terminaría en Ciudad Bolívar, los pilotos se embarcan hasta Curazao y de allí hasta Trinidad en donde toman otro vapor para remontar el Orinoco hasta Ciudad Bolívar; llegan en los días de año nuevo de 1913 a los terrenos que hoy dan asiento al Aeropuerto Nacional Tomás de Heres de esa ciudad. Otra nota conflictiva sobre los vuelos, algunas fuentes señalan un solo vuelo de Boland el 05 de enero y otra con vuelos de Hoeflich y Boland el 11 de enero. Nuevamente la exhibición fue exitosa y las atenciones abundantes.

    Frank Boland partió de territorio nacional rumbo a Trinidad, donde el día 23 de enero, mientras realizaba un vuelo de prueba, sufrió un percance en su avión precipitándose contra el suelo y pereciendo instantáneamente. Se apagaba la luz de un ingenioso inventor a los 39 años de edad, pero dejaba una marca indeleble en los venezolanos y también un legado técnico importante. Las noticias fueron recibidas en Caracas por telegrama con pesar entre la población que había experimentado con él por primera vez la magia del vuelo.

Nota por la muerte de Boland
El Universal (26 de enero de 1913)

Fuente: Alejandro Irausquin (2014)

    Durante la visita de Boland el diario El Universal, medio de difusión del Comité de Aviación, promovió una colecta pública, que adicional al monto recaudado en las exhibiciones, se entregaría como depósito para adquirir un aeroplano para el Ejército Nacional, pero a pesar de que el monto fue entregado a la Presidencia de la República, misteriosamente la compra nunca se concretó. No sería sino hasta 8 años después que el Gobierno mostraría renovado interés en la aviación con la visita de otro piloto, Cosme Renella en 1920, pero esa es otra historia. 

    Desde entonces pocas iniciativas se adelantaron para documentar aquel suceso; un ejemplo de esas es la escultura sobre el vuelo de Boland que estaba en la sede del Aeroclub Caracas, en la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda (Aeropuerto La Carlota); lamentablemente, la estatua que representaba erróneamente el diseño Boland de 1910, se perdió luego del desalojo del aeroclub de dichas instalaciones. 

    Otro caso de preservación histórica del hecho, es la placa conmemorativa que reposaba en las instalaciones del Museo del Transporte de Caracas Guillermo José Schael y que representaba adecuadamente el avión Tail-Less, la misma fue robada de los espacios del museo y no se ha podido recuperar. Con estas dos esculturas desaparecidas, también han desaparecido los únicos monumentos en nuestro país propiamente dirigidos a exaltar esta fecha.





EL SANTO OFICIO DE LA INQUISICIÓN EN VENEZUELA

    En España se estableció la Santa Inquisición en el Siglo XV, con la aprobación del Papa Sixto IV, con la finalidad de reprimir la herejía y demás ilícitos contra la fe cristiana. La Inquisición como tal, había sido establecida en Europa Occidental a mediados del Siglo XIII. A los Reyes Católicos se les planteó la necesidad de establecer una inquisición netamente española y así encuadrar ideológicamente a sus súbditos a obedecer la religión católica como oficial y única del Estado. En 1478, el Papa Sixto IV había autorizado por medio de una bula especial a Fernando e Isabel, para establecer en Castilla la Inquisición. Sin embargo, no hubo un entendimiento efectivo entre el Papa y los Reyes Católicos por este asunto, hasta que el 02 de agosto de 1483, el Papa promulgó un decreto instituyendo en Castilla un Santo Tribunal permanente, bajo la dirección del Inquisidor General (Supremo), nombrado por el Papa conforme a la recomendación de la Corona de Castilla y subordinado a ella. Este cargo lo desempeñó Tomás de Torquemada.

    El Consejo de la Suprema Inquisición estuvo presidido por el Inquisidor General, seis consejeros, dos asociados al Consejo de Castilla, el secretario del Rey en este Consejo y un fiscal. El brazo de este Tribunal se expande tanto en los territorios españoles, como en sus posesiones en las indias. En los primeros años de la conquista, recae en los obispos la persecución de los herejes y otros delincuentes, pero por su vasta extensión, los tribunales de la Inquisición se establecen en América inicialmente en Perú, en el año 1570, y luego en México en 1571. En el año 1610 se estableció otro tribunal en Cartagena de Indias, en la Nueva Granada, perteneciendo Venezuela y las demás provincias de Tierra Firme a esta dependencia, aunque antes de su creación, dependían del tribunal de Lima. 

    El mayor apogeo de estos tribunales ocurrió a lo largo del Siglo XVII, aunque aún antes de ser establecidos en el Nuevo Mundo, ya se llevaba a cabo la actividad inquisitorial en estas regiones. De hecho, En fecha 20 de 01 de 1535, el obispo de Coro, Rodrigo Bastidas, le comunicaba al emperador Carlos V, que entre los personajes que acompañaban a Ambrosio Alfinger habían algunos que sostenían las opiniones del hereje Martín Lutero, por lo cual uno de ellos, el maestre Juan Flamenco, había sido entregado en Santo Domingo al inquisidor. Pero estos casos eran esporádicos. En Caracas actuaba un comisario de la Inquisición, el Lic. Benito Vásquez de Montiel, en forma permanente, quien en 1669 llevaba varios años ejerciendo, con la ayuda de un notario y dos alguaciles. Ese mismo año se nombró a otro comisionado para la Guaira, el Lic. Miguel Núñez y Guzmán, canónigo de la catedral de Caracas. Casos similares se daban en otras poblaciones venezolanas.

Anuncio sobre un "Auto de Fe"
Ocurrido en Lima en 1639 

  

  Los inquisidores en Venezuela, llamados comisarios, perseguían especialmente a los seguidores de las doctrinas luteranas y a los judíos, pero también actuaban contra las prácticas de hechicería y brujería, etc. En Venezuela, este tribunal fue en cierto modo anexo a la Iglesia y muchos párrocos eran comisarios del Santo Oficio de La Inquisición. Les correspondía tramitar los procesos al tribunal de Cartagena de Indias, cuando la magnitud de la causa justificaba la continuación. Entre algunos comisarios destacados, tenemos al Dr. Luis Mendoza (1650), Fray Buenaventura Generes (1676) y al Dr. Gabriel Lindo (1779).

    A los comisarios se les añadían el alguacil encargado de ejecutar las decisiones, el notario encargado de dar fe y noticias de los actos del tribuna, y los llamados “Familiares”, quienes eran personas de cualquier condición social, que auxiliaban al comisario en diversas tareas, especialmente en espionaje y en el papel de funcionarios armados para la captura de los sospechosos o también como custodios a los propios comisarios.

Capricho N°23
"Aquellos Polbos"
Francisco de Goya (1799)
Museo del Prado, Madrid

   De esta manera en la cárceles se encontraba todo tipo de gente, hombres y mujeres, libres y esclavos, etc. Pero generalmente eran por dedicación a la práctica de la brujería, la nigromancia, la quiromancia y la sortiaria, siendo practicada tanto por nacionales, indios, negros, mestizos, blancos criollos, frailes y por extranjeros. En los años 1600, profesar una fe distinta a la católica en las provincias era tan peligroso como en España. La inquisición perseguía y castigaba específicamente, a los seguidores de la secta de Martín Lutero. Tenemos algunos casos, por ejemplo, en fecha 28 de abril de 1618, se leyó en todas las iglesias de Venezuela el edicto del Santo Oficio contra la secta de Lutero, englobando a todos los protestantes, que en España habían surgido desde 1517. Lo sucedido en contra de los protestantes en España se trasladó a América.

   Se acusaba de hereje cualquier caso de divergencia religiosa. Hay un caso muy notorio en el año 1619, de un marino comerciante que fue capturado en Cumaná, el inglés Adam Edon, por el delito de herejía, siendo enviado a Cartagena de Indias. Este señor se había convertido en protestante en Sevilla y su delito en Venezuela, fue negarse a rezar con los demás marineros y besar la imagen de la virgen María. Reafirmaba su fe anglicana ante el tribunal de Cartagena, negando la presencia de Cristo en la hostia y reivindicando la supremacía del Rey de Inglaterra. No accedió a cambiarse a la religión católica. Fue sentenciado a morir en la hoguera.

    Entre otros casos notables, se tiene el del mulato Juan de Frías, arrestado en 1609. Fue remitido a Cartagena de Indias por el comisario Fray Buenaventura López, por reincidencia en el delito de herejía. Juzgado, encontrado culpable y condenado a muerte, pero no se ejecutó la sentencia. Pagó 14 años de prisión en las mazmorras colombianas, saliendo en libertad en 1683. Otros casos son el de Antonio inglés, un sastre de 30 años, apresado en Caracas en 1650 y trasladado a Cartagena de Indias en 1653 con el castigo de recibir la ciudad por cárcel; el de Juan Thomas, inglés arrestado en Cumaná en 1679, quien aceptó ser adoctrinado en la fe católica y siendo desterrado a España; el de Francisco Ford, médico inglés encausado en Valencia en 1701. Fue trasladado a Cartagena de Indias, muriendo por motivos de salud durante el juicio; el de Juan de Rivas, cura de la catedral de Margarita, acusado de hereje solo por el hecho de tener contacto con extranjeros no católicos. Tras ocho años de proceso en su contra, fue puesto en libertad en 1658, reintegrándose a sus labores sacerdotales.

    Como hemos visto, fueron pocos los casos notables de acusaciones hechas por la inquisición, salvo los casos menores que conducían al afectado a prisión temporal en nuestro territorio. Al iniciarse el período republicano a partir de 1800, estos tribunales quedaron sin funciones; el primer Congreso de Venezuela a partir de 1811, decretó su abolición el 22 de febrero de 1812. Venezuela seguía el ejemplo de Cartagena de Indias, que lo había abolido el 11 de noviembre de 1811. La inquisición fue restaurada en Venezuela por Domingo de Monteverde a mediados de 1812, suprimida luego cuando las Cortes de Cádiz decretaron su extinción en todos los territorios de la monarquía española el 22 de febrero de 1813. En Venezuela hubo dos tendencias, en los dominios patriotas fue abolida esta práctica pero en las regiones bajo el régimen realista fue restablecida a comienzos de 1815, con la llegada del Gral. Pablo Morillo, ya que el Rey Fernando VII la había puesto en vigor en 1814. La vigencia en Venezuela fue breve y sus actividades se dirigieron principalmente a la censura y condena de publicaciones, prohibición de la pornografía y persecución de los masones. Al reestructurarse la República de Colombia con la unión de la Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, el Congreso de Cúcuta de 1821 ratificó la medida abolicionista de estas prácticas.





EL INICIO DE LA PROTESTA ESTUDIANTIL EN VENEZUELA

(II Parte)

        El 01 de enero de 1925 se restableció la integridad institucional de la Universidad Central de Venezuela, y en parte se debió a la consolidación del régimen gomecistas para esa fecha. El 15 de febrero de 1927 se crea la “Federación de Estudiantes de Venezuela” (FEV), siendo su primer Presidente el estudiante Jacinto Fombona Pachano, quien le entregó el cargo en noviembre de ese mismo año al estudiante Raúl Leoni Otero. Para la fecha del 06 al 08 de febrero de 1928 se programó la celebración de la Semana del Estudiante, consistente en una semana de festejos, desfiles, elección de una Reina y la celebración de variados eventos culturales, todos autorizados por el Gobierno. Pero lo que en el papel era una festividad con fines sociales y culturales, se convertiría en la más grande movilización popular de protesta contra el régimen gomecista y que convirtió definitivamente, la pasividad del pueblo venezolano en un volcán.

        Los actos se iniciaron tal cual estaban previstos: en el Panteón Nacional habló Jóvito Villalba. Siguieron los homenajes a Andrés Bello, José Félix Ribas, a la Reina Beatriz Peña Arreaza, y un recital poético en el Teatro Rívoli. Los diferentes oradores en los actos fueron: Antonio Arraiz, Rafael Angarita Arvelo, Miguel Otero Silva, Raúl Leoni, Jiménez Arraiz, Joaquín Gabaldón Márquez y Rómulo Betancourt. Todos los discursos fueron en protesta contra el régimen gomecista. Durante el desfile, al pasar por la sede de la Embajada de Estados Unidos, los estudiantes gritaban vivas a Nicaragua y a Augusto Sandino, destacándose los estudiantes Rómulo Betancourt y Jóvito Villalba.

Fotografías:
Protagonista de los hechos de 1928: Carlos Emilio Fernández
Libro: Hombres y Sucesos de mi Tierra. Venezuela (1909-1935)

        Los estudiantes popularizaron el uso de la boina azul y un grito de guerra. Comenzaron a usarlo pero nadie sabía su significado ni lo que traducía. Al parecer, el grito tuvo su origen en las exequias del Dr. David Lobo, ex Rector de la UCV. El rabino encargado de decir la oración fúnebre lo hizo en lengua Yiddish y los estudiantes asistentes tomaron algunas frases como humorada, usándolas en la Universidad. Luego se convertirían en su grito de guerra contra la tiranía. Lo más ocurrente era que al final del grito los estudiantes añadían “¡ALÁ Y AJÁ!, ¡El Bagre ya se va!”. “El Bagre” era el apodo que los estudiantes daban al Gral. Gómez. El Gobierno respondió con represión y deteniendo a la mayoría de los líderes estudiantiles, quienes fueron trasladados al cuartel de Policía en la esquina de Las Monjas, luego al cuartel de El Cuño y finalmente al Castillo Libertador, en Puerto Cabello.

      Los estudiantes siguieron protestando y pidiendo Libertad de los detenidos, pero ante la negativa del Gobierno de liberarlos, se entregaron en masa a la policía en solidaridad con ellos, siendo llevados a los mismos sitios de reclusión. Ante este hecho el pueblo apoyó a los estudiantes con movilizaciones de masas, cierre de comercios, huelga de tranvías, manifestaciones y enfrentamientos con la policía. Iguales protestas ocurrieron en La Guaira, Valencia y Maracaibo. Pero, en los estados Táchira y Trujillo, por el contrario, se formaron milicias para formar una Guardia de Honor del Presidente. En total, fueron enviados 100 estudiantes voluntarios, entre 20 y 24 años, en tres autobuses y tres camiones. Cientos de solicitudes de excarcelación le fueron enviadas al Gral. Gómez, hasta que finalmente cedió y los puso en libertad, teniendo sus padres que firmar una fianza para evitar posibles participaciones en manifestaciones. Once días estuvieron detenidos la mayoría de los estudiantes, sumando un total de 200, incluyendo algunos comerciantes, quienes también firmaron la fianza.

       Escasos meses después ocurría la sublevación del Capitán Rafael Alvarado, que inició el 07 de abril de 1928. En la asonada participó la Federación Venezolana de Estudiantes y ante el fracaso del alzamiento, fueron apresados sus integrantes civiles y militares, entre ellos algunos estudiantes, mientras otros lograron huir del país. Las consecuencias de esta sublevación fueron muchas, y solo se hará mención en lo referente a los estudiantes. La Federación de Estudiantes de Venezuela fue eliminada. Posterior a los hechos de abril, comenzaron a aparecer manifiestos y pasquines, los cuales eran colocados durante las noches en paredes y puertas de las casas. El Gobierno rechazó la solicitud hecha por los estudiantes universitarios de liberar a sus compañeros. El día 12 de octubre hubo una manifestación, la cual fue disuelta por el Gobierno con los cuerpos represivos. Muchos estudiantes fueron detenidos y el Gral. Gómez resolvió enviarlos a trabajar en la construcción de carreteras en las Colonias, estado Miranda, y en las llanuras palúdicas de Palenque.

Así estuvieron hasta 1929, cuando el Gral. Gómez ordenó su libertad. Observe la relación de detenidos en todos los centros:

  • Castillo de Puerto Cabello: Los estudiantes detenidos comenzaron a llegar en tandas, sumando al final 214 estudiantes, siendo liberados el 04 de marzo de 1928. 

  • Las Colonias (estado Miranda): Sumaron un total de 140 estudiantes, quienes llegaron en diferentes tandas. Aquí pasaron maltratos, hambre y privaciones, haciendo trabajo pesado y padeciendo enfermedades. Fueron excarcelados el 06 de marzo de 1929.

  • El Palenque (estado Guárico): 16 estudiantes fueron conducidos allí, siendo introducidos en una especie de “chiquero” al aire libre, donde los presos que trabajaban en las carreteras eran hacinados allí. Los jóvenes vivieron y padecieron allí la miseria humana, hambre, desnutrición, enfermedades como tuberculosis, paludismo, disentería, sin medicamentos ni higiene. Morían reclusos diariamente. Allí los 16 estudiantes trabajaron con grillos en sus piernas, trabajando en tales condiciones, durante un poco más de un año. Fueron liberados el 19 de noviembre de 1929.

            Esta generación de estudiantes, conocida históricamente como La Generación del 28, fue punta de lanza de la actuación estudiantil en todo el acontecer político de Venezuela. Esto ha sido un resumen de los inicios de la protesta estudiantil en la política nacional y que a través del paso de los años se ha mantenido, luchando por las reivindicaciones políticas, económicas y sociales durante todos los gobiernos sean democráticos o dictatoriales. Es la voz de vanguardia de un pueblo que constantemente exige cambios en la conducción gubernamental del país.

Parte del extraordinario grupo de jóvenes estudiantes que conformaron la Generación del 28





EL INICIO DE LA PROTESTA ESTUDIANTIL EN VENEZUELA

(I Parte)


        Históricamente, los estudiantes son las primeras fuerzas vivas que demuestran sus descontentos con los vaivenes y desaciertos de las políticas públicas en la administración gubernamental y los primeros en demandar un mejor orden político y social. Sus voces son las voces del pueblo y se alzan en defensa de los principios de Libertad y Respeto a los Derechos Humanos del Ciudadano, los cuales fueron establecidos por primera vez en nuestra Constitución del año 1864. Si esas voces son ignoradas por el Gobierno, entonces se organizan en movimientos a nivel nacional y arrastran a la Sociedad Civil en sus luchas, y significa para los gobiernos de turno un verdadero dolor de cabeza, respondiendo con fuerte represión y violación de Derechos Humanos.

Caricatura del personaje 
ficticio y sensacional
"General Alfonso Sacre"
    
Las "Glorias del Gral. 
Alfonso Sacre" en la 
Universidad Central
    Los inicios de la protesta estudiantil datan del malestar producido por las tropas restauradoras a partir del año 1900, en cuanto a los excesos cometidos por estos hombres en su proceder, violencia, pleitos, borracheras, en su vestir y hablar, donde había distinción entre los generales, coroneles y demás oficiales y personal de tropa. Aquí se inicia la protesta estudiantil, pero en una forma satírica y burlona. Crean un personaje ficticio, el General Alfonso Sacre, quien en realidad era un personaje popular conocido en las retretas de la Plaza Bolívar, oriundo de Siria o del Líbano, y dedicado al oficio de vendedor ambulante, comprando mercancía seca en Valencia, la cual revendía en los estados centrales. En Caracas se dedicaba en las retretas a contar sus experiencias imaginarias como guerrillero, medio tocado del coco, y los estudiantes ven la oportunidad de burlarse del Gral. Cipriano Castro y sus tropas andinas, y comienza a armarse alrededor del personaje una mascarada, la cual sería conocida como “La Sacrada”. 

        En la semana estudiantil del 22 de febrero de 1901, se topa el Gral. Cipriano Castro, en su paseo a caballo por las calles de Caracas, con una comparsa estudiantil de unos 60 coches y 30 jinetes a caballo, quienes escoltan a Alfonso Sacre, montado en un hermoso corcel y disfrazado del propio Gral. Castro. La cólera del Presidente fue tal que se retiró de su paseo. En esa misma fecha los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela crean la “Sociedad Glorias del Gral. Alfonso Sacre”, pero los demás festejos se suspenden, ya que la policía arresta y encarcela en La Rotunda a 37 estudiantes, entre ellos la Junta Directiva recién nombrada, pero los estudiantes nombran otra directiva y así continuar con los actos preparados. Protestan contra el encierro de sus compañeros. 

        El 09 de marzo de 1901, aparece en la Gaceta Oficial N°. 8177, un Decreto de expulsión de 24 estudiantes de la UCV, con prohibición de ser admitidos en ninguna Universidad o Colegio del país. Los estudiantes de la UCV se hacen sentir en todos los medios disponibles, incluyendo un mensaje enviado a la Asamblea Nacional Constituyente, la cual había sido convocada por el Gral. Cipriano Castro para cambiar la Constitución. El Presidente Castro cede, considerando la actual situación del país, el problema de la deuda extranjera y buscando un contexto de concordia y unión nacional. El 20 de mayo de 1901 reabre la Universidad Central, con inclusión de los estudiantes expulsados.

    En el año 1903, las voces estudiantiles se hacen sentir nuevamente al ser admitidos en Venezuela los Padres Franceses, quienes llegaron para dedicarse a la enseñanza en el país. Publican un Manifiesto dirigido al Presidente Castro por la llegada de estos religiosos al país, esgrimiendo la Ley de Patronato Eclesiástico, proclamada por nuestros libertadores, la cual marca los límites de la Iglesia, protegiendo así a la República contra la absorción de la teocracia. Este Manifiesto lo firman 109 estudiantes demostrando el interés de estos jóvenes en los en los asuntos políticos y sociales del país, aún sin haberse constituido en Movimiento Estudiantil.

       En fecha 13 de marzo de 1906, la agrupación de estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela creó el Liceo de Ciencias Políticas, con la misión de defender los intereses de los estudiantes de Derecho de la Universidad, a raíz del cierre de las Universidades del Zulia y Carabobo por órdenes del Gral. Cipriano Castro. Su inicio fue de irreverencia al régimen castrista y uno de sus directores, el Bachiller Cristóbal L. Mendoza, fue conducido a prisión. En 1908, los estudiantes protestaron contra el Gobierno en la Plaza Bolívar.


        Al asumir el Gral. Juan Vicente Gómez el Poder en 1909, los estudiantes de la UCV crearon la Asociación General de Estudiantes con fecha 21 de marzo de 1909, con objetivos más amplios, ya que defendían los derechos de todos los estudiantes de la UCV, de las universidades clausuradas y de otros centro educativos del país. De hecho, el nombre fue tomado de la Asociación General de Estudiantes de Montevideo. Su primera directiva fue: Jesús Rafael Rísquez, Guillermo Salas, Luis Joly Zárraga, Eduardo Arroyo, Pedro Arismendi Lairet y Enrique Tejera. Igualmente se abrieron seccionales en otras universidades nacionales. Obtuvieron mucho apoyo por parte de la prensa, revistas y publicaciones universitarias. Promovieron en 1910 la organización del Primer Congreso Estudiantil de la Gran Colombia y en julio de 1911, la realización del Segundo Congreso Estudiantil en Caracas.
        
    En 1912 el Gobierno cerró la Universidad Central a raíz de un conflicto estudiantil, debido a un proceso de reforma impulsada por el Rector Felipe Guevara sin consulta con los estudiantes. Aún con la universidad cerrada, los estudiantes que no emigraron a otras universidades mantuvieron una intensa campaña contra las maniobras continuistas del Gral. Gómez en el Poder. Estas denuncias las hizo públicas el estudiante Gustavo Machado, de 15 años de edad, en su alocución con motivo de los actos conmemorativos de la Batalla de La Victoria, rompiendo el papel de la alocución aprobada por las autoridades. Fue hecho preso de inmediato y enviado a la cárcel de La Rotunda, por espacio de once meses. Igualmente se desató una fuerte represión estudiantil.


    La UCV reabrió sus puertas en 1915, surgiendo ahora los Centros Estudiantiles por Facultades, continuando así la lucha contra el régimen gomecista. En el año 1918, la ilegalizada Asociación General de Estudiantes participó activamente en la conspiración cívico-militar liderada por el Capitán Luis Rafael Pimentel. Desde 1917 algunos de los miembros de la Asociación habían reorganizado el Liceo de Ciencias Políticas, siendo elegido Presidente el estudiante Salvador Plaza. Luego agruparon a los Centros de Estudiantes de Medicina, Ciencias Políticas, Ciencias Exactas y algunos de Bachillerato, e integrado el Consejo Nacional de Estudiantes. 
    La Asociación General de Estudiantes de Venezuela se reestructuró en 1918. La rebelión que debía estallar el 19 de enero de 1919 fracasó, sus miembros fueron encarcelados, incluyendo a los estudiantes Salvador de la Plaza y Jorge Luciano. Otros implicados lograron escapar hacia el exterior, entre ellos los hermanos Gustavo y Enrique Machado. En los años subsiguientes continuarán incrementando las tensiones entre la Academia y el Gobierno Nacional.
Con los años 1920 esta historia continuará...



  Fuente fotografía: Archivo Audiovisual (Biblioteca Nacional de Venezuela)

       Cuando los andinos llegan al Poder en el año 1899, triunfantes en la Revolución Restauradora al mando de los Generales Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, se introdujeron en el lenguaje común una serie de términos que fueron haciéndose populares en Caracas, como por ejemplo, “Los Capacheros” y “Los Chácharos”. El primero deriva del pueblo de Capacho, de donde era oriundo el Gral. Cipriano Castro, viniendo de allí el carácter pendenciero y truculento de los hombres que reclutó como guardaespaldas, siendo conocidos con dicho calificativo. Igualmente el término era aplicado a personas que observaban una conducta similar.

        El segundo término se derivaba del báquiro en los Andes, siendo conocidos como “Chácaros, cuando estos animales atacaban en manadas. Cuando los “Capacheros” comenzaron a proliferar en Caracas y actuaban en grupos, el calificativo con el cual eran conocidos fue el de “Chácaros”, pero al hacerse más popular se transformó en “Chácharos”. Estos grupos podían considerarse lo que en nuestros días llamamos grupos paramilitares, y en aquella época estaban al servicio de los caudillos nacionales y locales, siendo de absoluta confianza y capacidad de acción, sin más compromiso que la obediencia a su jefe en cualquier circunstancia. Inicialmente no usaban uniforme, cargando solamente un machete en la cintura y un fusil al hombro. Con el tiempo, estos grupos de “Chácharos” empezaron a ser conocidos como “Las sagradas”, una especie de guardias intocables, de absoluta lealtad y obediencia, que constituían el impenetrable escudo personal de los jefes.
Los "Chácharos" del Gobierno recorren las calles de Caracas para imponer el régimen de "Unión, Paz y Trabajo" del Gomecismo
        Posteriormente se convirtieron oficialmente en “La Sagrada”, una especie de policía secreta, centralizada, politizada, consagrada al mantenimiento del gobierno gomecista, encargándose de los trabajos sucios y del espionaje a militares y civiles. Era la guardia pretoriana del Gobierno. 

El "Benemérito" Gral. Juan 
Vicente Gómez. 
Jefe indiscutible de "La Sagrada"  



        La actuación era para-policial y represiva. Usaban uniforme marrón claro, guerrera militar, sombrero de ala ancha, botas y polaina. La Sagrada era una tropa montada y estaba armada con un fusil de cañón recortado, eventualmente con revólver y peinilla en vaina de cuero. Tenían su cuartel general en Caracas, en La Concordia.

              Este cuerpo fue disuelto a la muerte del Gral. Gómez en 1935 y muchos de sus efectivos sentaron plazas en la policía, en el ejército y posteriormente en Guardia Nacional, creada para el año 1937. De esta manera en el Gobierno se aprovecharon el conocimiento y efectividad de estos grupos a pesar de sus terribles métodos.





Las espadas de Bolívar 

(II Parte)


Por Juan Carlos Vela Correa: Escritor colombiano.
       
                  
           DUCOUDRAY-HOLSTEIN

           MEMORIAS DE SIMÓN BOLÍVAR
                          Y DE SUS PRINCIPALES GENERALES. COLOMBIA.


Las espadas de Bolívar en las pinturas

De las espadas que acompañan al Libertador en los diferentes oleos que existen, podemos tomar como muestra las primeras pinturas que fueron hechas cuando el libertador aún estaba vivo. De estas se puede destacar el cuadro pintado por el artista peruano José Gil de Castro en Lima, Perú en 1825, el cual tiene una inscripción que dice: “Al Señor General Sir. Robert Wilson: Retrato mío hecho en Lima con la más grande exactitud y semejanza. Bolívar”.












El año en que esta obra fue pintada es el mismo año en que recibió la espada y el uniforme de manos del Intendente de Lima, por lo que podría suponerse que además le fue obsequiada una pintura vistiendo los nuevos presentes.

Es indudable que la espada que sostiene en su mano se parece mucho a la espada de Lima. Esta tiene las dos armellas que llevan las correas atadas a su cintura, y están presentes unos grabados muy parecidos en la funda o vaina, con la excepción de que en la pintura, dichos grabados están presentes a lo largo de toda la funda, y en la espada de Lima que está en Venezuela, hay una gran sección que está lisa, esto es sin ningún grabado.

Existe otro cuadro muy famoso, es una obra del maestro Ricardo Acevedo Bernal, pintor Bogotano. Históricamente no es tan válido como el anterior por ser una obra realizada casi 80 años después de la muerte de Bolívar, pero podemos destacar la espada que está sosteniendo, la cual se parece mucho a las espadas de oficial de Infantería de 1821 (ver abajo).


















Las espadas de las estatuas
          Una de las primeras estatuas que se hicieron de Bolívar fue la encargada por el amigo íntimo de Bolívar José Ignacio Paris “Don Pepe”, al escultor italiano Pietro Tenerani, para ubicarla en la Quinta de Bolívar. Cuando la estatua fue traída a esta Quinta, fue tanta la sorpresa de lo bien que había quedado, que decidió donarla al Congreso para que fuera ubicada en la Plaza Mayor en 1848 y así ésta se renombró “Plaza de Bolívar”.

[...] Concibió y ejecutó su obra el Tenerani para ser colocada en la “Quinta de Bolívar,” al Noreste de la capital, como obsequio que el señor D. José I. Paris, amigo íntimo y admirador entusiasta del héroe colombiano, quiso hacer modelar, fundir y trasportar á su costa hasta esta ciudad ; y como debía ser levantada al frente del edificio, y como éste se recuesta en las faldas del Monserrate y la mole de granito de especial color se desarrolla por detrás de las construcciones, la estatua no debía levantarse sobre un pedestal de excesiva altura y así fue calculada y concebida, tanto porque debía ser examinada desde un sitio más bajo que el nivel del piso, cuanto por evitar que se destacara en un fondo aéreo, ó peor aún, sobre un fondo cuyas líneas de perspectiva lejana apoquen las apreciaciones ópticas de la escultura. [...] 

Se dice que Tenerani hizo la escultura basado en la ilustración de José María Espinosa.

Esta misma estatua se replicó en varias ciudades latinoamericanas, como en la Guaira, Venezuela.

Las espadas de los oficiales españoles realistas y sus fábricas

Según Juan Calvó, español documentalista y catalogador de armas antiguas, a comienzos del siglo XIX, no existía en el ejército español un modelo oficial de sable o espada para el ejército. Los oficiales usaban los sables de acuerdo a su gusto y riqueza y es por esto que había en aquella época una gran cantidad de modelos diferentes.

Existían en aquel entonces varias fábricas de armas, la de Toledo la más importante de España, la de Klingenthal en Francia, la Wilkinson Sword en Inglaterra, o la Weyersberg Kirschbaum & Co. (WKC) en Solingen, Alemania. 

La fábrica en Toledo llamada Fábrica de Armas de Toledo o la Real Fábrica de Espadas, había sido establecida por Carlos III en 1761. Hoy día, su antiguo edificio fue adaptado en 1998 para el funcionamiento de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Podemos ver aquí algunas espadas de oficiales españoles a comienzos del siglo XIX según los documentos de Calvó: 

Podemos destacar varios modelos básicos. Es de hacer notar que estas espadas se usaban indistintamente por las diferentes armas, pero había una especie de uniformidad en algunos oficiales de infantería y caballería, así mismo como los de artillería.

Espadas con guarnición de estribo

Como las usadas por los generales Urdaneta y Córdova, mostradas arriba en el grabado del Papel Periódico Ilustrado.


Sable de caballería Modelo/Patrón de 1796

Como la espada de Bolívar en el grabado del Papel Periódico Ilustrado de arriba. 


Espadas de Oficial de Infantería de 1821 

Este modelo de espada, basado en un modelo francés se parece mucho al modelo de espada de la Quinta de Bolívar y a la de la pintura de Ricardo Acevedo Bernal. 


Enlaces Externos






Las espadas de Bolívar 

(I Parte)


Por Juan Carlos Vela Correa: Escritor colombiano.
                  

                                 DUCOUDRAY-HOLSTEIN

                                 MEMORIAS DE SIMÓN BOLÍVAR                                                                             Y DE SUS PRINCIPALES GENERALES. COLOMBIA.


La espada de Bolívar es uno de esos objetos míticos que todos quisieran tocar y ver de cerca por haber sido empuñada por el mismo Libertador y la cual se ha convertido en un símbolo de lucha y revolución para grupos de izquierda y derecha. La magia que ésta espada posee proviene tal vez del efecto que ésta crea al ser empuñada, la cual establece una conexión con los momentos de gloria de la independencia y transfigura en un revolucionario a aquel que la sostenga.

No es una sola espada

¿Pero, en dónde está la verdadera espada de Bolívar? Es ingenuo pensar que a lo largo de la carrera militar de Bolívar existiese tan solo una espada suya. Debieron haber sido decenas de espadas de su propiedad, algunas de las cuales pudo haber perdido y otras cuantas,  obsequiado.

Según los pocos escritos de la época que se encuentran, existe (1) una espada que le fue regalada en Lima, Perú, según el recuento del tomo 28, segunda parte de Las Memorias del General O’Leary. Dos espadas más aparecieron publicadas en El Papel Periódico Ilustrado de Bogotá, en 1883. Existe una (4) cuarta espada que se encuentra en la Quinta de Bolívar en Bogotá, de donde fue sustraída en los años setenta por el comando guerrillero del M-19. Una (5) quinta espada fue la que le regaló Bolívar al general Páez en 1826 y éste la entregó 40 años después al arzobispo de Caracas para rendirle homenaje al libertador. Finalmente hay una (6) sexta espada en la Quinta de Los Libertadores en Perú, obsequiada por el presidente Pétion de Haití. En la Quinta de San Pedro Alejandrino en Santa Marta, existe una réplica de la espada de Lima de 1825. Se cuentan así 6 espadas de Bolívar de las cuales se tiene algún tipo de registro. 

La espada del Perú

Podemos encontrar la crónica sobre la espada que le fue regalada a Bolívar en Lima, Perú, en 1825 la cual es la misma que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez ha mostrado con tanto entusiasmo en sus recientes presentaciones públicas y cuya réplica ha estado obsequiando a numerosos líderes mundiales. En el 2005, Chávez regaló dos réplicas de ésta al gobierno de Colombia.

Dicha espada le fue entregada al libertador en el año de 1825, tiene diamantes, oro y las iniciales de Bolívar. He aquí el recuento sobre ésta, tomado de las Memorias del general O’Leary, tomo 28, segunda parte, página 447.

“Por estos días llego de Lima el coronel Salazar, enviado por el consejo de gobierno a presentar al Libertador y al general Sucre las magníficas espadas y los uniformes con que la municipalidad de aquella ciudad los obsequiaba en señal de su amor y gratitud; espléndido regalo que esa corporación llamaba “pequeña demostración.” Como curiosa muestra de la munificencia de la opulenta Ciudad de los Reyes, copio aquí la descripción de las espadas y uniformes y su costo, conforme a la “razón” que tengo a la vista; así como la contestación que dio el Libertador a la municipalidad.”

“Una espada de oro del largo de una vara y siete pulgadas, guarnecida de brillantes, marcada con las letras S.B. Tres brillantes grandes y cuarenta y dos sobrepuestos, entre los cuales va un brillante grande. Un cinturón bordado de oro en paño grana con 8 hebillas de oro. Va en una caja de madera nueva forrada en seda con su respectivo almohadón. [...]

Lima 3 de Octubre de 1825

Contestación del Libertador a la Municipalidad 

 “El coronel Salazar me ha presentado la hermosa espada que la M.L. Municipalidad de Lima ha tenido la bondad de ofrecerme, después de haber dado tantas otras pruebas de sus sentimientos generosos y del precio que pone a los esfuerzos que se hacen por la libertad y por la restauración de los derechos de los pueblos.

“Esta espada, Illmo señor, será el gaje más seguro de mi consagración a la defensa del Perú en todas las épocas que la república quiera aceptar mis servicios. Esta espada me dirá siempre que la ciudad de Lima es digna de ser la capital de la nación más agradecida del universo.

“S.E. el Mariscal Sucre recibió de mi mano el día de Ayacucho, la espada que US. I. tuvo a bien destinarle como un premio de aquella victoria. El general vencedor ha recibido esta demostración con una efusión de gratitud que nada puede expresar, y entre sus mejores amigos nadie puede llevarnos el paso. Esta protesta la hacemos con toda la sinceridad que debemos a US. I. y al pueblo peruano.

“Tengo la honra de ofrecer a US. I. los sentimientos de mi consideración y mi respeto. –

Bolivar”                 

Esta espada fue elaborada por un orfebre de nombre Chungapoma, dirigido por Cayetano Freyre, intendente de Lima. En la hoja de la espada tiene las siguientes inscripciones: “Simón Bolívar, Unión y Libertad” en una cara, y en la otra cara “Libertador de Colombia y el Perú, Chungapoma me fecit en Lima — 1825”. El regalo consistente de dos espadas, una para Bolívar y otra para Sucre, más dos uniformes, tuvieron un costo de $12.879.69 pesos. Este uniforme es probablemente el mismo uniforme que Bolívar lució cuando fue pintado por Gil de Castro en 1825 en Lima.

En el libro “Espadas históricas de hombres notables” de 1908, se relata lo siguiente con relación a la misma espada en mención: 



“En 1833 las hermanas y sobrinos del Libertador dividieron las prendas y joyas de éste, tocándole ésta espada a su hermana doña Juana Bolívar, de quien pasó después de su muerte a manos de las familias Briceño Palacio y Amestoy Palacio. Esta espada se expuso el 28 de octubre de 1872 en Caracas, junto con los demás objetos preciosos del Libertador”

“En 1889, el gobierno del Doctor Rojas Paul adquirió esta espada de las familias Briceño Palacio y Amestoy Palacio por la suma de B $120.000 y la destinó al museo de Bolívar, donde se encuentra. [...]” 

Las espadas del Papel Periódico Ilustrado

En el periódico bogotano Papel Periódico Ilustrado de 1883, se publicó un artículo acerca sobre la espada de Bolívar titulado “Espadas Históricas” junto con la siguiente ilustración: 

Del Papel Periódico Ilustrado, tomo II, 47 y 48:

El trofeo que reproduce en la página las cuatro espadas reproducidas con admirable gusto por el fotógrafo señor Racines y grabadas por el señor Moros, discípulo del señor Rodríguez, despertarán en el espíritu de los colombianos los más gratos recuerdos.

La marcada con el número 2 fué regalada por el LIBERTÁDOR al señor D. Rafael Arboleda, junto con la preciosa carta que dice así:

                Japio, 29 de Diciembre de 1829.

Estimado amigo y señor:

Usted ha deseado tener un documento por el que conste que la espada que usé en la campana del Sur de Colombia el año de 1822, es la misma que tuve el gusto de presentar á usted como un gaje de mi estimación y verdadera amistad, en Guayaquil, cuando entré en aquella ciudad en el mes de Agosto de 1822.

Y deseando yo también dejar á usted un nuevo testimonio de toda la consideración y respeto, espero recibirá usted esta expresión con el afecto que le profesa su atento servidor y amigo, 

Bolívar

                      ————————————————————————————————————————————————

Señor J. Rafael Arboleda.

                Esta espada la usó el poeta-guerrero Julio Arboleda, y la conserva su señora viuda.

La marcada con el número 3 fue regalada por BOLÍVAR al General Rafael Urdaneta, quien la obsequió al General Francisco Urdaneta; de éste pasó á su hijo el Coronel Manuel Urdaneta, quien la dejó como recuerdo al señor General Carlos Urdaneta.

La marcada con el número 4 pertenece al mismo señor General Urdaneta, quien la hubo del señor Félix Sáiz, obsequiada como recuerdo de familia. Esta espada fue la que usó Nariño en su campaña de Pasto.

La marcada con el número 1 perteneció al General José María Córdova, y la conservó en su poder Julio Arboleda. 

Las espadas 1 y 4, son espadas de estribo, muy comunes en aquella época en las tropas de caballería. (Ver en la parte II la gráfica con los tipos de espadas).

La espada número 2 es un sable inglés de general de infantería o caballería, patrón de 1796 (ver abajo), al parecer se encuentra en manos privadas en algún lugar del departamento del Cauca, según el artículo del diario colombiano El Espectador.

La espada número 3, que le fue regalada a Rafael Arboleda en 1822, al parecer se encuentra en algún lugar de Venezuela, pues le fue obsequiada al general Rafael Urdaneta. Esta espada es una cimitarra inglesa, aunque originalmente de origen árabe, estas cimitarras fueron adoptadas por el imperio británico en la década de 1820, y en 1831 se reglamentaron como las espadas de oficiales de alto rango. Hoy en día una cimitarra similar es usada por los Royal Marines de Inglaterra. 

La Espada que recibió del presidente Petion y obsequió al general Jacinto Lara

Esta es una espada que Petion, presidente de Haití, regaló a Bolívar, durante su estadía allí preparando la Expedición Libertadora de los Cayos. Petion se la obsequió con la condición de que Bolívar difundiera los Derechos del Hombre y otorgara la libertad de los esclavos, una vez regresara a Venezuela. El libertador después se la obsequiaría al general venezolano Jacinto Lara por destacarse en las batallas de Junín y Ayacucho.

El siguiente es un extracto de la Revista de la Sociedad Bolivariana, 129-132, pág. 66.

Esta espada acompaño al Libertador y allá en el Sur, en la ciudad de los Virreyes, se quedó hasta la fecha. En el Museo Bolivariano o Museo Nacional de la Historia de la Magdalena la Vieja duerme en su urna de cristal desde hace años, su reposo de espada guerrera. Jamás volvió a Caracas desde que el Libertador, al salir de Lima en 1825, la regaló al general Lara. Los documentos históricos del Museo limeño la describen como espada-sable cuya hoja de acero tiene 84 cm. de largo y 3,5 cm. de ancho, con algunas decoraciones en ambos lados. En su empuñadura de bronce aparece el escudo de la República de Haití, la cabeza de un león y otra cabeza más pequeña. El pomo está enchapado en carey. La vaina es de bronce con el escudo de Haití y otros motivos guerreros en alto relieve. Solamente en una de sus caras tiene dos armellas para sujetar con correas al cinto.

Al abandonar el Perú, el general Lara la obsequió al coronel venezolano Pedro Guas, quien era teniente coronel en Ayacucho y cuyo nombre figura en el cuadro oficial de los combatientes de aquella célebre batalla. Pasó luego a poder del coronel Juan Rubina. Por esa época fue reconocida por el general Morán como la espada que Bolívar usaba y que obsequió al general Jacinto Lara. El coronel Rubina la obsequió a su vez al Conde Don José Carillo y Albornoz, quien la incorporó a su museo en la Calle la Presa No. 685 en Lima, el 3 de octubre de 1867. A su muerte pasó a manos de su bisnieta, señorita Adelaida Schmidt, quien se casó con el Cónsul general honorario de Haití en Lima, don Víctor Kiefer Marchand, y ambos la obsequiaron al Senado de la República Peruana, en la persona de su presidente Don Roberto Leguía, el 1° de agosto de 1927.

Esta espada se encuentra actualmente en la “Quinta de Los Libertadores”, en el Palacio de la Magdalena, Museo Nacional de Historia del Perú. 

La espada de la Quinta de Bolívar


        La espada de la Quinta de Bolívar se hizo famosa al ser sustraída del museo por el desaparecido grupo guerrillero de Colombia, M-19, en el año 74. La historia de esta espada es más complicada, pues no hay registro alguno sobre ésta o algún tipo de certificación que lo confirme. Está fue inventariada por el gobierno de Colombia en 1924. El gran misticismo y fama que creció alrededor de esta espada se debe más al tiempo que estuvo desaparecida y a la incertidumbre de poderla recuperar. 

La espada de Páez

En 1827, Bolívar regaló una espada al general Páez como símbolo de reconciliación ante la intención de Páez de separar a la Gran Colombia. Páez en agradecimiento hizo la siguiente proclama:

¡La espada redentora de los humanos! Pero ella en mis manos no será jamás sino la espada de Bolívar: su voluntad la dirigirá, mi brazo la llevará. 

Antes pereceré cien veces, y mi sangre será perdida, que esta espada salga de mi mano, ni atente jamás a derramar la sangre que hasta ahora ha libertado.

Conciudadanos: la espada de Bolívar está en mis manos; por vosotros y por él iré con ella a la eternidad” 

En febrero de 1842, Páez le pidió al Congreso en una declaración que se rindiera el homenaje respectivo al libertador y se trasladaran sus restos a Venezuela y se erigiera un monumento en su honor. El general Páez comenta lo siguiente en su autobiografía:

El 30 de Abril del mismo año se decretaron honores públicos á la memoria de Bolívar, y yo tuve la gloria de haber presidido en aquellas ceremonias que reunían a la grave solemnidad de un duelo la majestuosa pompa de un triunfo. [*]

Finalmente el año de 1866, he enviado al Arzobispo de Caracas, para que fuese colocada sobre la tumba del Libertador, la espada que él me regaló en el año 27. ¡La espada redentora de los humanos! ¡Preciosa reliquia que he tenido en mi poder por más de cuarenta años!

*Autobiografía del general Páez

Como lo menciona el general Páez, esta espada la envió al arzobispo de Caracas, desde Nueva York, en 1866, para que fuera colocada sobre la tumba de Bolívar, que en aquel entonces estaba en la capilla de la Santísima Trinidad.
Continuará…





MIGUEL DE LA TORRE PANDO, el General de las Cuatro Grandes Cruces 

(III Parte)


Alfonso De La Torre Vaxeras
Escrito por Don Alfonso De La Torre Vaxeras, tataranieto del General,
desde España.


En la plaza de Puerto Cabello, el General La Torre resiste el sitio que le impone el General Simón Bolívar, continuando al mismo tiempo con algunas operaciones  militares.  En la ciudad de Coro, al oeste del país, se ha llevado a cabo una sublevación a favor del Rey. El Gral. La Torre aprovecha tal situación y considerando la superioridad naval que posee, inicia una campaña hacia esa zona, enviando primero al Coronel Tello con unos 500 hombres y posteriormente él mismo se coloca al frente de las operaciones, saliendo de Puerto Cabello el 12 de diciembre de 1821, al frente de unos 450 hombres. Desembarca en Los Taques y derrota en la Vela de Coro al Coronel Juan Gómez, el 9 de enero de 1822. Deja encargado al Coronel Tello de las operaciones y regresa a Puerto Cabello. Mientras tanto, ha ordenado al Gral. Morales, quien ha sido ascendido a Mariscal de Campo en noviembre de 1821,  expedicionar sobre Maracaibo, quien inicia las operaciones en marzo de 1822. El 7 de junio de 1822, derrota el Gral. Morales en Dabajuro al Gral Carlos Soublette. Habiendo sido nombrado el Gral. Morales en julio de 1822, Capitán General de Venezuela, en reemplazo del Gral. La Torre, se regresa a Puerto Cabello y asume el mando el 4 de agosto de 1822.

El Gral. La Torre Pando ha sido nombrado por el Rey, Gobernador y  Capitán General de Puerto Rico, mando que asume el 8 de septiembre de 1822. Es una nueva etapa de su vida, en la cual debe mostrar su talento y liderazgo. En Puerto Rico, La Torre desarrolla una labor como gobernante y legislador encomiable. Durante su mandato desbarató y castigó duramente dos rebeliones de esclavos. Rechazó el intento de invasión de Ducodray. Ascendió a Teniente General en el año 1824. A tono con las exigencias absolutistas españolas imperantes en la metrópoli, impuso un gobierno despótico. Su régimen promovió un estricto orden social dirigido por normas o bandos, como el Bando de Policía y Buen Gobierno. Este código establecía una planificación urbana que contribuyó al desarrollo de una red de comunidades, conectadas por nuevos caminos que enlazaban a los pueblos próximos a la capital.

Bajo su mandato se construyeron plazas públicas por toda la isla, sistemas de alumbrado con gas de caña, se crearon espacios para cementerios, fundó el Seminario Conciliar de San Ildefonso. Igualmente creó la Audiencia Territorial de Puerto Rico, siendo su Presidente. Organizó el Regimiento de Milicias Disciplinadas en siete batallones. Se construyó el Nuevo Cuartel para presidiarios. Mejoró y aumentó el Hospital Militar. Dispuso la construcción de muchas iglesias Acometió reformas en el Real Arsenal, construyendo 12 cañoneras, 2 goletas, falúas, botes, etc., fortificando la plaza y dotándola de 400 cañones. Construyó la Casa del Rey y un suntuoso Teatro en la capital. Estableció la Contaduría Mayor y las Alcaldías Mayores. Temiendo una invasión desde Venezuela, ayudó y socorrió a los leales de Costa Firme, combatió y exterminó a piratas, siendo severo en los juicios contra aquellos que se acercaran a tierra firme sin conocimiento de su procedencia.

Cuando el Gral. La Torre tomó el mando de la Isla de Puerto Rico, la población existente sumaba 230.950 personas y sus rentas ascendían a 362.209 reales. Cuando entregó el mando, 15 años después, la población sumaba 391.950 personas y las rentas ascendieron a 1.150.000 reales. A este Gobierno sus detractores le llamaron el "Gobierno de las tres B": baile, bebida y baraja, pues según ellos, La Torre pensaba que un pueblo que se divierte no piensa en revoluciones. En 1830, al recibirse la noticia en Puerto Rico sobre el cambio del Gral. La Torre, el Cabildo de esa ciudad solicitó al Rey que prorrogara su mandato y fue concedido. En 1836 La Torre puso en vigencia en la Isla la Constitución Española. Un año después, en 1837, concluye su mando en Puerto Rico y regresa a Madrid, cargado de honores, en compañía de su esposa y sus siete hijos puertorriqueños. Ni un solo cargo negativo tuvo su administración en cuanto a declaraciones sueltas y el Juez, en su sentencia, hace un elogio de ella. Este juicio favorable le fue comunicado el 21 de mayo de 1838. En 1841, la reina Gobernadora le nombra Gentilhombre, Prócer del Reino y Capitán General de Castilla La Nueva.



Durante su mandato se desarrollaron los graves sucesos que llevaron a unos egregios militares e importantes políticos de intentar raptar a la reina Isabel II, con el objeto de derrocar al regente D. Baldomero Espartero. El Gral. La Torre, como Capitán General y Jefe de la Guardia exterior real, movilizó las fuerzas a su mando que junto con el Coronel Dulce, en el interior del Palacio, lograron desbaratar el complot. Se persiguió a los conjurados: Odonell, Concha, Gral. Diego de León, Borso di Carminati, Montes de Oca, al Gral. Borso y otros. Fueron sometidos a un severísimo Consejo de Guerra y condenados a muerte. La Torre, como Capitán General, debía sancionar con su firma y ejecutar las penas de muerte dictadas, pero al llegar a la del Gral. Diego de León, conocido como “la mejor lanza del reino”, con quien le unía una gran amistad, se negó a firmarla, dimitiendo voluntariamente al cargo, siendo aceptada en Real Orden del 18 de octubre de 1841.
En 1842, La Torre fue nombrado Ministro suplente del Tribunal Supremo de Guerra y Marina. En 1843 se le sumó el cargo de Vicepresidente de la Junta Consultiva de Ultramar.

El General La Torre fallece en Madrid el 27 de Mayo de 1843, a los sesenta y siete años de edad. Estaba en posesión de diversas Cruces de Distinción y al Mérito Individual, además de éstas lucía en su pecho, con orgullo, las cuatro Grandes Cruces Laureadas de San Fernando de 4ª y 5ª clase, junto a la de la Real Orden Americana de Isabel La Católica; la de la Real y Distinguida Orden de Carlos III y la de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Habia sido nombrado Caballero de Santiago, con Manto y Placa y distinguido con el titulo de Castilla de Conde de Torre Pando. Con respecto a las Cuatro Grandes Cruces Laureadas de San Fernando, hay que recalcar que muy pocos generales en la Historia de España, desde que se creó dicha Cruz, pueden lucirlas, ya que las mismas se conceden por heridas graves recibidas en primera línea de combate y el General La Torre se había hecho acreedor de ellas.






MIGUEL DE LA TORRE PANDO, EL GENERAL DE LAS CUATRO GRANDES CRUCES 

(II PARTE)



Alfonso De La Torre Vaxeras
Escrito por Don Alfonso De La Torre Vaxeras, tataranieto del General,
desde España.

Durante el año 1819, el General La Torre orienta su esfuerzo en mantener la región de Barinas hasta la ciudad de Cúcuta. El invierno ha llegado a estas tierras haciendo los combates sumamente difíciles, aunado al resurgir de las enfermedades tropicales, productos de las lluvias y los pantanos que se forman en todo el llano. El General  Simón Bolívar confronta los mismos problemas, y en forma sorpresiva, decide cruzar los Andes y sorprende por la retaguardia al ejército del Gral. José María Barreiro Manjón, en las batallas de Pantano de Vargas y Boyacá, con lo cual queda en su poder todo el virreinato de la Nueva Granada, ante la huida del Virrey Juan de Sámano. Esta noticia sorprende grandemente al Gral. La Torre y cambia totalmente el panorama político. En abril de 1820, el Gral. Pablo Morillo recibe instrucciones del Rey Fernando VII para entrar en negociaciones con los disidentes. Escribió a todos los Jefes militares y al Congreso de Angostura, proponiendo un armisticio. 

El 4 de julio de 1820, el Teniente Coronel Don José María Herrera, ayudante del Gral. La Torre, ahora Jefe de la Retaguardia del ejército del Rey, se presentó ante el ejército disidente con unos pliegos para el Gral. Bolívar. El Gral. La Torre proponía un mes de suspensión de hostilidades hasta que llegaran los comisionados del Gral. Morillo, contestando el Gral. Bolívar que únicamente recibiría la comisión si el Gral. Morillo reconocía la independencia de Colombia. Después de varios cruces de correspondencias decidieron llevar a cabo el armisticio propuesto. El Gral. Morillo se situó en la población de Carache, Provincia de Trujillo, mientras el Gral. Bolívar lo hacía en la ciudad de Trujillo, capital de la Provincia, considerando que no estaba en condiciones de continuar con una ofensiva contra el Jefe español. En fecha 25 de noviembre se concluyeron dos tratados: el armisticio por seis meses y la Regularización de la Guerra, dando fin a la guerra de exterminio y regularizando la guerra conforme a las leyes de las naciones cultas y los principios liberales y filantrópicos. 
(Autor: Eliab Metcalf)

Terminadas las negociaciones y firmados los respectivos tratados, cada Jefe en su posición, el Gral. Morillo manifestó deseos de conocer el Gral. Bolívar, quien accedió a tal petición. Escogieron un pueblo equidistante, Santa Ana de Trujillo, y el día 27 de llevó a cabo la entrevista. El Gral. Morillo llegó acompañado del Gral. La Torre, cincuenta oficiales y un escuadrón de húsares, mientras el Gral. Bolívar llegó acompañado de diez oficiales, los comisionados realistas, sin escolta. El Gral. Morillo comentó: “...mi antiguo enemigo me ha vencido en generosidad”, retirando de inmediato al escuadrón de húsares.



Los dos Jefes se dieron un fuerte abrazo y se dirigieron al banquete ofrecido por el Gral. Morillo. En el brindis, dijo el Gral. La Torre: “Brindo por los colombianos y españoles que unidos marchan hasta los infiernos si es necesario, contra los déspotas y tiranos”. Bolívar le contestó: “Brindo por mi mejor amigo, mi peor enemigo y mi pariente” (La Torre estaba casado con una criolla, Concepción de Vega Rodríguez del Toro, sobrina del marqués del Toro y prima de la esposa fallecida de Bolívar, María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza). Los dos Jefes, Bolívar y Morillo, durmieron solos en una misma habitación. Al día siguiente, el Gral. Morillo propuso colocar una piedra para erigir un monumento futuro en recordatorio de esta entrevista.

Mientras tanto, en España, el 1ro. de enero de 1820, el pueblo español salva a Bolívar, Rafael del Riego, un Bolívar español quien proclamó la Constitución de 1812, a la cabeza de un batallón, iniciando un pronunciamiento revolucionario que estaba destinado a derrocar, al menos por algún tiempo, al despotismo fernandino. El diseño de los acontecimientos españoles guardaba estrecho parecido con el Hispano-Americano. Cabe distinguir tres tendencias: la reaccionaria y despótica, representada por el Virrey Juan de Sámano, el brigadier Francisco Tomás Morales y el libelista caraqueño José Domingo Díaz; y en España por Fernando VII y algunos de sus generales como Nazario Eguía, su ministro de Guerra, o Francisco Javier de Elio, su siniestro Capitán General de Valencia y tercero de la iglesia y sociedades secretas. 

Tras este pronunciamiento, el Cuerpo del ejército dispuesto en Cádiz para embarcarse y apoyar a las fuerzas en tierra firme, unos 20.000 hombres, se sublevan y se niegan a subir a los barcos, al expandirse un rumor por los pronunciados, que los barcos, comprados a Rusia, estaban podridos y carecían de los elementos necesarios para la navegación y por lo tanto inútiles para llevar a efecto tan larga y arriesgada travesía. Si este ejército hubiera llegado a su destino ¿Cuántos años se hubiera retardado la ansiada Independencia? ¿Cuántos males, desgracias, calamidades habría originado?


El Gral. Morillo se ha marchado de Venezuela, seguro de abandonar una causa perdida y deja el mando en manos del Gral. La Torre, quien recibe un ejército precario de enseres, víveres, etc. y que las numerosas y angustiosas peticiones para las provisiones son obviadas una y otra vez por Madrid. Cuanta con unos 8.000 hombres, de los cuales más de la cuarta parte son venezolanos e indios. Cuando La Torre se entera de la sublevación de Cabezas de San Juan, que a causa de ello no llegaron los refuerzos ansiados y ante la ruptura del armisticio por el Gral. Rafael Urdaneta en Maracaibo, decide llevar adelante nuevas acciones y reanudar la guerra, antes que la situación empeore, pues como no espera refuerzos y el tiempo juega en su contra, se dispuso esperar a Bolívar en la llanura de Carabobo para la batalla decisiva, en fecha 24 de junio de 1821. El Gral. Bolívar se presenta con 6.5000 hombres, 3.000 de ellos de caballería llanera, mientras que el Gral. La Torre se presenta con unos  5.000 hombres, 2.000 de ellos de caballería.

-El Gral. Bolívar decide atacar el flanco derecho del Gral. La Torre, con la caballería de los Grles. Páez y Cedeño, con el batallón “Bravos de Apure”.

-La Torre se defiende bien y ordena al batallón “Burgos” rechazar el ataque, haciéndolo en forma exitosa, pero el “Batallón Británico” los enfrenta obligando al “Burgos” retroceder y permitiendo que los “Bravos de Apure” se reorganizaran y contraatacaran. Muere en esta acción el Cmte. Del “Batallón Británico”, Gral. Thomas Ferriar.

-La Torre ordena el ataque de los batallones “Infante” y “Hostalrich”, quienes entraron en auxilio del “Burgos”, el cual tuvo que retirarse ante el ataque ordenado del “Bravos de Apure” y “Tiradores”. 

-La Torre envía los batallones del “Príncipe”, “Basbastro” e “Infante” a sostener y mantener la línea de combate, pero ocurre que el grueso de la caballería del Gral. Páez entró de improviso por el norte de la sabana.

-Ante esta nueva situación, La Torre ordena el ataque de los “Húsares de Fernando VII” para hacerles frente, y ¡cual no fue su sorpresa!, que estas unidades al mando del Brig. Morales no obedecieron la orden y después de descargar sus carabinas, se dispersaron.

-Como último recurso, La Torre ordenó al regimiento de caballería “Lanceros del Rey” (también a las órdenes del Brig. Morales) a contratacar, pero esta unidad siguió la misma pauta anterior, negándose a acatar la orden (el brigadier canario Francisco Tomás Morales, hombre sanguinario, déspota, ruin y envidioso, mantenía una desafección con el Comandante en Jefe, tal vez por celos profesionales y envidias inconfesables. Esta actitud había sido denunciada a Madrid por unos cuantos oficiales y por el mismo La Torre, no encontrando respuesta).

-Ante esta grave incidencia y el mal cariz que por su causa tomó el combate, La Torre optó por la retirada ordenada, la cual ejecutó con singular maestría. Forma cuadro con el batallón “Valencey” y escalonadamente retroceden hasta la ciudad de Valencia y proseguir la marcha, ya en horario nocturno, y refugiar el resto de sus fuerzas en la fortaleza de Puerto Cabello, tras una dura y larga marcha.
El Gral. La Torre perdió en la batalla 120 subalternos y unos 2.700 soldados, logrando salvar el resto de su ejército. El Gral. Bolívar también sufrió cuantiosas bajas, especialmente durante la persecución a las fuerzas de La Torre, pero en menor cuantía. El mismo Bolívar, en su parte final de la batalla, reconoce el valor de sus “reales enemigos”.

    Con esta acción, el poder español en Venezuela había terminado, pero aún pasarían dos años para llevarse a cabo la capitulación definitiva.

CONTINUARÁ…







MIGUEL DE LA TORRE PANDO, EL GENERAL DE LAS CUATRO GRANDES CRUCES 

(I Parte)



Alfonso De La Torre Vaxeras
Escrito por Don Alfonso De La Torre Vaxeras, tataranieto del General,
desde España.
Escudo Familiar

Hay un período, el de gestación y desarrollo de la lucha por la Independencia de Hispanoamérica, en el que se advierte un vacío importante bibliográfico desde el punto de vista español, en el cual no se hace justicia a personajes que la protagonizaron y en el devenir de los tiempos, olvidarlos; en cambio, los americanos poseen una copiosa literatura al respecto y como es natural, parte de ella apasionada, haciendo hasta del más mínimo participante, pródigos elogios y obviando en cierta manera, los modos de algunos de sus contrarios. Eso si, con trato de respeto, cuando no de admiración, hacia sus adversarios realistas, y que los patriotas, los que bravamente lucharon por la independencia, en el fondo, sentían correr por sus venas la sangre española que justamente se vertió en aquella larga y cruel guerra civil. Es en este escenario donde se destaca con brillo propio, un hidalgo, un estratega, un guerrero, un ético humanista. Se llama Miguel de la Torre Pando, actor importante al que le tocó desempeñar el papel de antagonista, que arriesgó varias veces su vida, que luchó con denuedo y valentía por defender a su patria y los ideales que creía, tratando con deferencia y respeto al adversario y siendo magnánimo con el vencido.
Autor: Eliab Metcalff

Nació Miguel De La Torre en Bernales, Valle de Carranza, Vizcaya, en 1786. En 1800, a los 14 años de edad, ingresa al ejército español para luchar contra los franceses en la Guerra de Independencia española. En 1808 es ascendido a Teniente. En 1809 es herido y cae prisionero en la batalla de Medellín (Badajoz). Liberado, vuelve a ser herido en la batalla de Ocaña. Participa en las batallas de Fuentes de Oñoro (1811), Pamplona (1812), Vitoria (1814) y luego, persiguiendo en su huida a los franceses en Lousma, Trellet, Sampalem, Garlez y Bayona, remata en la batalla de Tolosa (1814). En estas campañas en las que coincidió en algunas con Pablo Morillo, a las órdenes del Marqués de la Romana, obtuvo los diplomas para el uso de las cruces concedidas por la fuga de Madrid, batallas de Talavera, Vitoria, Volosa, Pamplona, Bayona y Medellín.

En fecha 10 de enero de 1815, ostentando el grado de Coronel, se ve involucrado en la decisión que tomó el gobierno de D. José Fernando de Carvajal y el ministro de la Guerra D. Francisco Eguia, de mandar un ejército expedicionario al Virreinato de la Nueva Granada y a la Capitanía General de Venezuela, con el fin de sofocar los graves e importantes focos de subversión surgidos en estos territorios. 


Esta expedición, compuesta de 15000 hombres, está comandada por el General D. Pablo Morillo, militar avezado en la lucha del mar y en la lucha de guerrillas, y eligiendo como su segundo al mando al Coronel D. Miguel de la Torre. Ya para abril del año 1815 la expedición militar toma la Isla de Margarita, en Venezuela, y el 6 de diciembre de ese mismo año, sitian y toman la plaza de Cartagena de Indias, en la Nueva Granada. El  1ro. de abril de 1816, La Torre es ascendido a Brigadier, ocupando en esa misma fecha Tunja y la capital Santa Fe de Bogotá.


(Autor Alfonso De la Torre Vaxeras)
La Torre continua su campaña y atraviesa las ásperas cordilleras de los andes, reuniéndose en Pore con las columnas de cazadores. En noviembre de 1816 obtiene el mando de la vanguardia del ejército y atraviesa desiertos y pantanos hasta las llanuras de Casanare, donde derrota al Coronel Manuel Roërgas de Serviez. En enero de 1817 es derrotado por el General José Antonio Páez en la Batalla de Mucuritas y por el Gral. Carlos Manuel Piar en la Batalla de San Félix en abril de 1817. Sin embargo, nuevamente saborea el triunfo al derrotar al Gral. Pedro Zaraza en la Batalla de La Hogaza, en diciembre de 1817, resultando herido. Por esta acción le fue concedida una de las Grandes Cruces. Durante el año 1818 se dieron lugar varias acciones en los llanos centrales de Venezuela, con resultados inciertos para ambos ejércitos: Batalla de Calabozo (12 de febrero),  La Uriosa (15 de febrero), El Sombrero (16 de febrero), Semen o La Puerta (16 marzo), Ortiz (26 de marzo), Rincón de Los Toros (17 de abril), Cojedes (2 de mayo) y Laguna de Patos (19 de mayo). Precisamente, en la batalla de Semen o La Puerta, el Gral. Pablo Morillo fue gravemente herido al ser cruzado por el costado por una lanza, lo cual lo mantuvo al borde la muerte durante varios meses.

Autor Tito Salas. Capitolio Federal, Caracas
El Gral. La Torre toma el mando del ejército y continuó con las siguientes acciones descritas. La batalla más sangrienta se llevó a cabo entre el Gral. La Torre y el Gral. Páez en Cojedes, el 2 de mayo de 1818, resultando ambos ejércitos seriamente disminuidos, retirándose los dos Jefes militares a las sombras de la noche. La Torre resultó herido de gravedad en esta batalla y por esta acción recibió la segunda de las Grandes Cruces.

Continuará...






El niño José Félix Ribas Palacios

Gral. de Brigada (Ej) Eumenes Fuguet Borregales



El valeroso prócer caraqueño José Félix Ribas, el 12 de febrero de 1814 en la población de La Victoria, se inmortaliza defendiendo la ciudadela organizada como posición defensiva, luego de ocho horas de combate y recibir nueve cargas de la caballería enemiga, derrotó a las huestes del sanguinario José Tomás Boves, comandadas esta vez por Francisco Tomás Morales. A las cuatro de la tarde se decide la acción, gracias a la oportuna llegada del comandante Vicente Campo Elías con refuerzos. El Libertador al conocer el día 13, la fasta noticia en su cuartel general ubicado en Valencia, designó a Ribas "Vencedor de los tiranos en La Victoria". Por la heroica y decidida participación de los jóvenes en tan importante acción bélica, la Junta Revolucionaria recomendó a la Asamblea Nacional Constituyente, recordar tal efemérides, y a tal fin, elaboró el 10 de febrero de 1947 un decreto, aún vigente, de conmemorar el 12 de febrero "El Día de la Juventud Venezolana". 

Algo inédito en los anales de la historia mundial, lo constituye, que el Libertador desde Valencia, nombró al niño de tres años de edad José Félix Ribas Palacios, capitán vivo y efectivo de infantería de línea, con goce de sueldo. Este párvulo, hijo único de José Félix Ribas Herrera y María Josefa Palacios, hermana de Doña María de la Concepción Palacios Blanco, madre del Libertador, nació en Caracas el 14 de febrero de 1811. El año 1823, ingresa al servicio militar con igual grado, autorizado desde Bogotá el 7 de abril de 1823, por el vicepresidente, el general de división Francisco de Paula Santander, refrendado por el Secretario de Guerra y Marina, el coronel barinés Pedro Briceño Méndez. En Venezuela es admitido oficialmente el 18 de mayo de 1823 por el general José Antonio Páez desde su cuartel general ubicado en Valencia; el general Carlos Soublette, Intendente del Departamento de Venezuela, quedó encargado del cumplimiento de esta ordenanza. El capitán Ribas, a los cuarenta años, desposa en Caracas el 22 de mayo de 1851 a Carmen Villavicencio Anzola. Retirado del servicio de las armas, se dedica a labores agrícolas en el Valle de Caracas.

El Congreso Nacional el año 1856, a través de la Comisión de Guerra del Senado, en un acto de justicia histórica, ante una disposición del mismo Libertador, decretó el 25 de febrero, el pago de sueldo y un adicional de veinte mil pesos por parte del Tesoro Público, en gratitud a los valiosos servicios prestados a la patria por su padre, el "Benemérito" general en jefe José Félix Ribas, fallecido brutalmente en el campo del honor. Artículo 1ro- Como un testimonio de gratitud a los grandes e importantes servicios prestados por el general en jefe José Félix Ribas a la noble causa de la independencia de Colombia, se conceden a su hijo legítimo José Félix Ribas Palacios, la suma de veinte mil pesos que se le entregarán por porciones de cinco mil pesos en los cuatro años económicos próximos a contar desde el entrante inclusive. Artículo 2do- Con la asignación expresada en el artículo anterior, quedan canceladas las acreencias que reclama de Venezuela el capitán Ribas Palacios. Con el tiempo y ante la difícil situación económica, se vio en la necesidad de recordarle el 1ro de julio de 1869 al señor González Vega, ministro de Hacienda, honrar con la deuda pendiente por parte del Tesoro Público de los veinte mil pesos, decretados en 1856, debido a que solamente le han entregado cuatrocientos diez y cuatro pesos, quedando pendiente la cantidad de diecinueve mil quinientos ochenta y cuatro. 

Muere en Caracas el 18 de junio de 1875, sin recibir por parte del Estado, su justo reclamo económico. La viuda, continuó las gestiones ante el Congreso Nacional, por tal motivo la Cámara del Senado el 14 de julio de 1909, aprobó por unanimidad, reforzado con un nutrido aplauso, que en la ley de presupuesto de ese año se le asignen ochenta mil pesos que por derecho le corresponden; el documento pasó a la Comisión Permanente del Ministerio de Relaciones Interiores. El 28 de diciembre de 1909, la viuda realizó las gestiones ante la Junta de Pensiones, para la asignación de una pensión militar de quinientos bolívares. Tuvieron que transcurrir casi cien años, para cumplir la disposición del Libertador, quien por cierto escribió en Lima el 25 de mayo de 1825, su proyecto de constitución para Bolivia, allí dijo: "...La responsabilidad de los empleados públicos, se señala en la Constitución". Sobre el tema, escribe desde Coro al Gral. Páez el 23 de diciembre de 1826: "...Mi gloria se ha fundado sobre el deber y el bien".


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JUAN B. DALLA-COSTA DECRETÓ LA INSTRUCCIÓN GRATUITA ANTES QUE EL GRAL. GUZMÁN BLANCO


El Sr. Juan Bautista Dalla-Costa fue un hombre sumamente progresista. Fue Presidente (Gobernador) del hoy Estado Bolívar durante varios períodos: en el año 1855, luego en el lapso 1861-1863 y posteriormente en 1867-1871. Fue la personalidad política dominante de la vida política guayanesa entre los años 1850 y 1870. Basta visitar Ciudad Bolívar en la actualidad y observar como su nombre lo llevan avenidas, institutos educacionales, áreas deportivas, parroquias, etc. Igualmente observaremos estatuas en reconocimiento a la labor desarrollada por este honorable ciudadano.

Dalla-Costa era hijo de Juan Bautista Dalla-Costa y de la famosa Isabel Soublette Jerez Aristigueta, hermana del General Carlos Soublette. Pertenecía a una familia adinerada, lo cual le permite ejercer un liderazgo sobre la burguesía local. Educado en Estados Unidos y en Alemania, enriqueció su nivel cultural viajando por diferentes países del mundo. Durante su gestión como Gobernador, en circular a todos los Prefectos Departamentales con fecha 20 de julio de 1867, establecía la instrucción pública gratuita para todos los hijos y vecinos de Guayana, lo cual acompañó con varios decretos de creación de varias escuelas primarias en los diferentes Departamentos. Con esta acción, Dalla-Costa se adelantaba al General Guzmán Blanco, cuando desde la Presidencia de la República, con fecha 26-06-1870, decretó la instrucción pública gratuita y obligatoria en toda la República.


Pero Dalla-Costa será recordado por una amplia y enérgica capacidad de trabajo y progreso en la región: Alentó el desarrollo minero-industrial y manufacturero de Guayana; promovió la explotación comercial del caucho y del balatá en las zonas del Caura y La Paragua; impulsó el desarrollo de las minas de oro en El Callao; decretó el primer Código de Minas de Guayana; incentivó el establecimiento de colonos extranjeros, con el fin de fomentar el desarrollo agropecuario guayanés; dio facilidades para la venida de capitales nacionales y extranjeros; liquidó los monopolios comerciales, especialmente los de navegación por el río Orinoco; protegió a los indígenas; organizó las rentas públicas y estatales; promovió la traída del ferrocarril a Guayana; transformó urbanísticamente a Ciudad Bolívar y su periferia, construyendo caminos, plazas, alamedas, puertos, fuentes, hospitales, el Palacio de Gobierno, el Colegio Federal, iglesias, cementerios, cárceles, teatros, mercados, mataderos, asilos, red de correos; promovió la organización de artesanos, creación de escuelas nocturnas y dominicales para niños pobres, escuelas artesanales e institutos de bachillerato hasta culminar con el establecimientos de estudios superiores de medicina, los primeros del oriente del país; decretó la enseñanza del idioma inglés; creó escuelas para los indígenas; sostuvo un plan de becas para continuación de estudios de bachillerato; fundó escuelas para niñas.

En materia política, su gran labor fue mantener el Estado Guayana en forma neutral durante la Guerra Federal (1859-1863) y la Revolución Azul (1868-1869), con el objetivo de no realizar baños de sangre en la región y reducir el creciente auge comercial. Sin embargo, fue derrocado en 1871 por el remanente de la fuerzas de la Revolución Azul, saliendo al exilio. Murió en Ciudad Bolívar el 10 de febrero de 1894.

Después de Juan Bautista Dalla-Costa, no se ha visto un Gobernador tan progresivo y que su pensamiento siempre estuvo enfocado en el bienestar de sus conciudadanos.





LA SUERTE DEL TENIENTE GENERAL JOSÉ DE CANTERAC



El Teniente General José de Canterac es muy conocido en nuestra historia, por haber tomado parte en diversos combates en la guerra de independencia, en Cariaco, Carúpano y Porlamar. Precedido de una gran fama como General en la Península Ibérica, había llegado Canterac a Venezuela, en mayo de 1817,  al frente de una expedición de 3.000 hombres, para trasladarse al Perú. El General Morillo decidió dejarlo un tiempo en la Isla de Margarita con el fin de llevar adelante acciones bélicas contra los patriotas en dicha isla. Posteriormente se traslada al Virreinato del Perú, a las órdenes del General José de La Serna, convirtiéndose en el más conspicuo del grupo de oficiales del Ejército Real llegados a América en esos años. El mismo Libertador Simón Bolívar le reconocía sus méritos. Ambos jefes militares midieron sus fuerzas en la Batalla de Junín el 6 de agosto de 1824, saliendo derrotado Canterac.

Después de Junín, el nuevo Virrey La Serna tomó el mando del ejército, manteniendo a Canterac a su lado como Jefe de Estado Mayor. El 9 de diciembre de 1824, se decidió el destino de América en la Batalla de Ayacucho, resultando herido La Serna, tomando el mando Canterac, siendo derrotado por el General Antonio José de Sucre, firmando la Capitulación que ponía fin al dominio del Imperio Español en América.A su regreso a España, ocupó varios cargos de elevada posición siendo nombrado en 1835, Capitán General de Castilla La Nueva. Apenas nombrado en este cargo, tres días después, se subleva una fuerza en la Casa de Correos, situada en la Puerta del Sol, al mando de Bernardo Cordero. Armado de coraje, el General Canterac se presentó completamente solo ante los mencionados amotinados, quienes le hicieron una descarga, dejándolo muerto en el acto.



Era Canterac de ideas tan reaccionarias, que en España se decía que la libertad tenía tres enemigos: Fernando VII, Laserna y Canterac.





Hombres nuevos al Poder: 

Los Andinos

El triunfo de la Revolución Liberal Restauradora, acaudillada por el General Cipriano Castro en el año 1899, marca una ruptura definitiva con las formas anteriores de gobierno implantadas en Venezuela, desde la creación de la República de Venezuela, en el año 1830, después de separada de Colombia. Inicialmente, el Gobierno llama a todos los hombres de diferentes tendencias: liberales amarillos y nacionalistas, tanto civiles como militares. Los liberales amarillos tradicionales, quienes han gobernado desde el año 1870, han sido desplazados posteriormente en todo el país por una nueva tendencia: los liberales restauradores, formada por jóvenes liberales, otros ya algo viejos y antiguos nacionalistas. Nuevos hombres asumen el Poder y son ellos, los andinos, quienes van a conducir la política nacional, dentro de un clima de alzamientos, persecuciones, descontento y desigualdades políticas y sociales. Con ellos nace un nuevo período el cual determinará la desaparición de los caudillos en forma progresiva y las guerras civiles, que tanta sangre costaron a Venezuela en el período que va desde los años 1830 hasta 1899.


Con el General Cipriano Castro se inicia una nueva etapa política en Venezuela, pero será el General Juan Vicente Gómez el personaje central de estos cambios y símbolo de la época.





El Sacrificio de Eulalia Buroz


Eulalia Ramos Sánchez de Chamberlain, más conocida como Eulalia Buroz, nació en Tacarigua de Mamporal (Estado Miranda), el 11 de febrero de  1796. Sus padres, ricos terratenientes se adhirieron a la gesta emancipadora en 1810. En 1812, con  solo 17 años de edad, contrae matrimonio con el joven Juan José Velásquez, oficial republicano, quien por motivos de la guerra tuvo que ausentarse, dejando embarazada a su esposa, quien ante la llegada de los realistas tuvo que ocultarse en los bosques vecinos, con su pequeña hija de apenas 40 días de nacida, quien murió en el camino hacia Río Chico.

En el año 1813, estuvo a punto de ser fusilada por una partida realista, en el pueblo de Río Chico. Se salva por la llegada oportuna de fuerzas patriotas. Al conocer estos hechos, su tía Josefa Pía envía por ella y se traslada a Caracas, sin tener noticias de su esposo. En el año 1814 acompañó al Libertador durante la Emigración a Oriente, embarcándose con los refugiados rumbo a Cartagena, dejando familia, esposo y bienes. Allí tuvo amistad con la familia Buroz, parientes del General Carlos Soublette, y de allí viene la confusión con su apellido. Después de los sucesos de Cartagena, sale de dicha ciudad rumbo a Haití. Regresa a Venezuela en 1816, enterándose de la muerte de su esposo a manos de un pelotón de fusilamiento realista, al negarse a dar informaciones sobre su paradero.


Eulalia Buroz se traslada a Cumaná, refugiándose en la casa de su padre cerca de la ciudad. Por aquellos días conoce al coronel inglés William Charles Chamberlain, edecán del Libertador,  quien se enamora locamente de ella, contrayendo matrimonio, residenciándose en Barcelona. Herido Chamberlain en el combate de Clarines el 9 de enero de 1817, es trasladado a Barcelona, encontrándose con Eulalia meses más tarde, dentro del grupo de defensores de la Casa Fuerte, a las órdenes del General Pedro María Freites, quien se había encerrado en dicho lugar, con unos 500 hombres, más algunos vecinos, en su mayoría mujeres y niños. Allí Eulalia Buroz lleva a cabo actividades de enfermera, cocinera y siempre dispuesta a colaborar con los patriotas.

El 7 de abril de 1817, las tropas realistas al mando del Coronel Juan José de Aldama, nuevo Jefe realista en Oriente, rodean la Casa Fuerte y comenzó el ataque con baterías, derrumbando los muros y procediendo al asalto. A pesar de la fuerte defensa, los patriotas fueron derrotados y degollados, al igual que el resto de la población allí encerrada. Eulalia se encuentra al lado de su esposo, quien prefiere quitarse la vida antes de caer prisionero, igual lo haría su esposa. Eulalia recoge el arma de su esposo en el momento en que un oficial realista entra, la hace prisionera y trata de acariciarla, diciéndole que le salvaba la vida si gritaba vivas a España. Revestida de la mayor serenidad, Eulalia dispara un pistoletazo, al tiempo que gritaba vivas a la patria, cayendo el oficial muerto a sus pies. Los soldados realistas, en venganza, descargan sus golpes con sus armas sobre Eulalia, mutilan su cuerpo ensangrentado y lo amarran a la cola de un caballo, terminando así con su humanidad.

Así murió esta valiente mujer.








¿QUIÉN ORDENÓ EL ASESINATO DEL GENERAL SERVIEZ?



El General Manuel Roërgas de Serviez, nativo de Francia, había llegado a Venezuela en el año 1812, prestando sus servicios bajo el mando del General Francisco de Miranda. Al perderse la Primera República, había emigrado hacia Nueva Granada, siendo acogido por el gobierno neogranadino, sirviendo en esa provincia en diferentes campañas, incluyendo una al mando del General Simón Bolívar, en 1814, durante el sitio y combate en  Santa Fe de Bogotá. Cuando se produce la invasión del General Pablo Morillo a Nueva Granada, emigra hacia los llanos del Arauca y Apure, sirviendo bajo las órdenes del General José Antonio Páez, después de los sucesos que allí acontecieron, cuando la tropa venezolana desconoció el mando del Coronel Francisco de Paula Santander. En la batalla de El Yagual, Serviez comandaba una de las tres brigadas, cubriéndose de gloria en tan heroica acción, sumando otra victoria al General Páez. 

Después de este combate, Serviez había solicitado permiso para retirarse a descansar en un rancho, alejado de las fuerzas patriotas, frente a la población de Achaguas. Muchos compañeros le recomendaron a Serviez prudencia en esa acción por los peligros que lo acechaban. Era atendido por una mujer de nombre Presentación, mientras el general meditaba y pasaba los días recuperándose de trastornos físicos producto de tantas campañas. Hombre previsivo, había hecho algunos ahorros y entre los llaneros el comentario común era que Serviez tenía en su poder una botella llena de oro en polvo. Esto despertó la codicia entre los llaneros. A finales de octubre de ese año 1816, se presentaron cuatro malhechores a su rancho, siendo atendidos por Presentación. Exigieron ver al general y al verlo cayeron sobre él, matándolo a machetazos. 

Este crimen trajo muchas conjeturas. Una de ellas acusaba al propio General Páez, quien rivalizaba con Serviez en cuanto a experiencia militar y había  clara enemistad entre ambos. El jefe llanero inició una investigación, aunque existen varios testimonios de oficiales presentes en el ejército de Páez, que la misma fue débil y sin intenciones reales de aclarar el crimen. Estos testimonios siguieron presentándose muchos años después, ya acusando a Páez de ser el autor intelectual de dicho asesinato, teniendo entre otros al General Daniel Florencio O’Leary, General Miguel Guerrero y Coronel Presbítero José Félix Blanco.


El Libertador Simón Bolívar, ante tantos testimonios dados por tantos oficiales, siempre se negó a admitir las sospechas contra el General Páez, aunque éstas estaban bien infundadas, pero mantuvo la duda sobre la autoría intelectual del crimen contra el General Serviez.  El error de este oficial patriota fue el haber confiado en sus compañeros, como decía, siendo las armas llaneras las que lo asesinaron.






EL CORONEL MARTÍN ESPINOZA: 


LAS TRECE FIERAS


El siguiente relato corresponde al inicio de la Revolución Federal, o como mejor se le conoce, Guerra Federal, la cual aconteció en Venezuela durante el período comprendido entre 1859-1863. Antes de iniciarse esta cruenta guerra, la situación política del país estaba muy inestable y grupos armados rondaban en diferentes regiones, cometiendo atropellos y ejecutando acciones de guerrilla contra las fuerzas gubernamentales. En Carabobo estaba la Facción de la Sierra, mientras que en Barinas, una de las facciones más fuertes era la de José Antonio Linares. Todos estos grupos en el occidente fueron llamados "Los Indios de Guanarito", y en sus comienzos se dedicaron al pillaje, vandalismo, saqueos, asesinatos, etc. Las fuerzas locales del Gobierno habían sostenido pequeños encuentros con estos facciosos, cometiendo los mismos excesos en los poblados que ocupaban, y logrando con estas acciones que los "indios" fueran más temibles aún, y aún derrotados, reaparecían en otro sitio, ya que el apoyo popular hacia ellos era muy grande.
Una vez iniciada la Revolución Federal, el General Ezequiel Zamora emprende su campaña desde La Vela de Coro, el 22 de febrero de 1859. Esa campaña lo lleva al centro del país y emprende un viraje hacia la región sur-occidental. A medida que Zamora avanza, se le suman hombre dispuestos a emprender la lucha, e igualmente se le suman las diferentes facciones a las cuales nos hemos referido, otorgándoles el General Zamora grados militares. En la región de Guanare se le une Martín Espinoza, un mestizo, indiado, de ojos verdes, natural de Guanarito y nacido en el año 1820. Había ejercido el oficio de bonguero en el río Guanare y era analfabeto. Había iniciado una insurrección campesina en 1858, y entre sus actividades figuraban el abigeato, saqueo, violaciones, asesinatos, etc., y ahora se incorporaba a las fuerzas de Zamora. Obtuvo el grado de Coronel. Lo más peculiar de Espinoza era que contaba con un Estado Mayor, formado por trece  jinetes de su entera confianza, siendo conocidos solamente por sus apodos: Mapanare, Caimán, Tigre, Cascabel, León, Onza, Pantera, Perro, Gavilán, Toro, Lobo, Caribe. Estos hombres, con Martín Espinoza a la cabeza, fueron conocidos como "Las Trece Fieras".

Espinoza, militando en las filas del ejército del General Ezequiel Zamora, no modificó su conducta en lo más mínimo. Su grito de guerra era "Mueran todos los blancos y todos los que sepan leer y escribir". Cuando entraban a un pueblo, violaban a todas las mujeres blancas y se casaba con la joven que más le apeteciera, entregándosela luego de trofeo a sus hombres. No tenía piedad con nadie. Su tarea era matar a los oligarcas, quienes hacían sufrir al pueblo. En sus andanzas, Espinoza estuvo acompañado por el cura párroco del pueblo El Regalo, Barinas, Simón Pedro Ramírez, y por el brujo Tiburcio Pérez, conocido como El Adivino, quien ejercía gran influencia sobre su Jefe, debido a sus dotes agoreros. Era Tiburcio el encargado de oficiar las uniones matrimoniales de Espinoza en cada pueblo. Igualmente hacía los ensalmes en las operaciones militares de Espinoza y sus hombres, marcando con una cruz a las víctimas, inclusive participando en uno que otro asesinato. Tiburcio también daba sus misas a esta masa humana, ya que le gustaba vestir de sacerdote, sembrando en sus mentes más ideas de destrucción de la raza blanca.

El General Ezequiel Zamora se aprovechó de esta gente para hacer su revolución, pero esta conducta absurda de Espinoza y sus fieras se estaba desbordando. En vista de ello tomó una determinación: frenar a Espinoza de sus desmanes, ya que esta conducta podía contaminar al resto de sus hombres, y en vista de que el sujeto no oía consejos y no hacía caso de las amonestaciones, por consiguiente, decidió fusilarlo, como escarmiento de no permitir crímenes comunes, desobediencia, deserción, insubordinación, en los cuales había caído Espinoza. El problema eran las "Fieras". Para ello, Zamora preparó un plan para aislar a Espinoza de sus hombres, asignándoles tareas fuera del pueblo de Santa Inés, específicamente a participar en el sitio de Guanare. Una vez logrado este objetivo, rodeó con su ejército al pueblo, arrestó a Espinoza y a su guardia, haciéndole un Consejo de Guerra relámpago, dirigido por su Secretario, el Lic. Francisco Iriarte, quien lo sentenció a muerte. Martín Espinoza fue fusilado de inmediato, delante de un frondoso árbol en la plaza del pueblo de Santa Inés, en Septiembre de 1859. Contaba Espinoza con 39 años de edad.





EL RECIBIMIENTO QUE LA NATURALEZA LE DIO A LOS EXPEDICIONARIOS BRITÁNICOS



Las experiencias vividas por los expedicionarios británicos al llegar a estas tierras venezolanas fueron de cuidado, en virtud de las penalidades que tuvieron que soportar y que en nada se parecían a las promesas de fama y fortuna que suponían iban a encontrar al llegar a Venezuela. Con razón es entendible que la mitad de estos expedicionarios hayan regresado espantados a Europa tan solo con oír los cuentos de los arrepentidos. Pero… ¿Cómo fue para aquéllos que desestimaron esas historias y continuaron con sus planes?. Veamos algunas de estas historias. (Hackett James y Brown Charles: Narraciones de dos expedicionarios británicos de la independencia. Instituto Nacional de Hipódromos. Caracas, 1966).

Una de las mayores penalidades sucedía a bordo de las mismas embarcaciones atracadas en Margarita en el año 1817: era la fiebre amarilla, la cual diezmaba a las referidas embarcaciones y apremiaba la limpieza de las bodegas, dejar en tierra a los enfermos y salir de la isla inmediatamente. A ello había que sumar el problema de los amotinamientos de los desesperados por regresar a Europa. Pero aún así, la fiebre amarilla reaparecía sembrando de terror y muerte las embarcaciones. Vamos a continuar el relato con aquellos expedicionarios que se aventuraron a entrar por las corrientes del río Orinoco para llegar al cuartel general patriota en Angostura. La navegación se hacía en contra de la corriente de este río, cuyos caudales eran muy fuertes, haciendo el avance muy lento, teniendo que hacer anclajes constantemente y esperar por vientos para poder continuar, además de tener que esperar por las naves pequeñas de reconocimiento para prevenir ataques indígenas sorpresivos. Ya de entrada el espectáculo era fantasmal, al observar la inmensa selva, los inmensos manglares y árboles gigantescos que arrugaban el corazón a cualquiera.

Continuando sus viajes llegaban a pequeñas aldeas indígenas, levantando tiendas en las playas, lavando bien los enseres para tratar de parar la epidemia abordo, pero las muertes seguían sucediendo. Más adelante en la ruta, serían transferidos a las flecheras provenientes de Angostura para continuar la travesía. Esto sucedía normalmente a los tres días de navegación. Estas canoas de transferencia eran conducidas por indígenas de aspecto fiero y salvaje. En los botes grandes se iban los jefes y la logística, y en los más pequeños se distribuía el resto del personal. El primer día navegaban con viento a favor, manteniéndose los botes juntos, repartiéndose los víveres, consistente en carne seca, galleta y una ración de ron. Pero el viento cesaba y la canoa grande se alejaba por tener más canaleteros y ya al anochecer había desaparecido de la vista, al igual que el resto de las canoas, las cuales quedaban dispersas en el área. Las canoas pequeñas no podían remontar la fuerte corriente, a pesar del esfuerzo usando los remos, teniendo los hombres que tomar descansos. La única forma de seguir adelante era amarrando las canoas en los troncos de los árboles y tirar todos de las amarras, avanzando muy lentamente. No podían dormir ya que se veían acosados por millones de mosquitos y zancudos que los picaban aún a través de las ropas, casi enloqueciéndolos por esa tortura. Los indios disfrutaban el espectáculo ya que los insectos no los molestaban a ellos. Además, otros elementos los aterrorizaba: el rugido cercano de tigres y los caimanes dando coletazos alrededor de la canoa, con riesgo que pudieran voltearse.

Ante ese panorama aterrador la noche era interminable. La llegada del sol aliviaba la tensión, pero el problema continuaba. No había viento y la única forma de seguir era por el amarre en los troncos delanteros y para ello un indio nadador se lanzaba al agua para sujetar las amarras, repitiéndose la operación 20 ó 30 veces en el día. Como elementos del paisaje se veían los caimanes calentándose al sol con las fauces bien abiertas. Como el bote con la logística se había ido, solo les quedaba carne putrefacta y aunque lograban matar animales con sus armas, no podían tomarlos debido a la tupida maleza. Nuevamente venía la noche con situaciones idénticas a la anterior. Al día siguiente, normalmente, caía un torrencial aguacero de seis horas de duración dejándolos totalmente empapados, con riesgo de caer enfermos, esperando poder secar la ropa y cobijas cuando saliera el sol, el cual era como un fuego abrasador. En la noche continuaba la lluvia multiplicándose los zancudos y mosquitos. Al día siguiente, llegaba una canoa conducida por un indio, enviada por los jefes, asistiéndolos con un pedazo de carne seca, galleta y ron. Les informaba el indio que las demás embarcaciones estaban igual que ellos.

Esta situación se mantenía durante ocho días, hasta que llegaban a una aldea india, donde un jefe patriota los esperaba con embarcaciones mayores y los preparaba por emboscadas realistas. Les daban algo de alimentos e inicialmente todas las canoas, seis en total, se mantenían a la vista, pero posteriormente la situación volvía como las descritas anteriormente. Eran cuatro días de igual sufrimiento, teniendo que comer la carne putrefacta, ya que después del primer día, en ausencia de sal, la carne se dañaba. Llegaban a otra isla habitada por indígenas donde eran asistidos. Dos días después llegaban a la fortaleza Guayana la Vieja, donde eran atendidos un poco mejor, pero con penurias, ya que esta gente vivía sin recursos y miserablemente.


Salían para Angostura navegando otros tres días con el principal problema de la comida putrefacta hasta llegar a otra aldea indígena en otra isla. Allí se abastecían y continuaban por seis días más de navegación, pero dejando el paisaje selvático y encontrando uno mucho más placentero. Finalmente llegaban a Angostura totalmente hambrientos y desfallecidos. Esta aventura era similar a otras travesías que retaban el imponente río Orinoco para llegar a la capital de la provincia. Pero no todo terminaba aquí. Comenzaba otro calvario.

Cuando los expedicionarios británicos llegaban a Angostura la fiebre amarilla fue sin duda la causa de muerte más fuerte que habían enfrentado, pero una vez en esta ciudad se sumaron las fuertes diarreas, las cuales consumían diariamente tanto a ellos como a las tropas venezolanas. Ello era como consecuencia de la mala alimentación, especialmente al consumir carne descompuesta, motivado a no poder secarla con sal por carencia de ésta. En contadas ocasiones consumían casabe o pan, especialmente cuando llegaba algún barco con provisión de harina. Otro problema se refería a la higiene personal. Los oficiales extranjeros no disponían de dinero para pagar por el lavado de la ropa, teniendo cada quien que hacerlo en horas de la noche a orillas del río Orinoco, para ello tenían que montar guardia para prevenir cualquier ataque de un caimán. Se escuchaban relatos de estos reptiles que se aventuraban hasta las calles para capturar algún desprevenido.

Otros relatos que conocieron en Angostura fue sobre la muerte del coronel británico MacDonald, quien al navegar por el río Apure cometió la imprudencia de abandonar su flechera para embarcarse en una canoa, con el fin de ir más rápido, tomando un atajo. Durante el recorrido se detuvieron en una aldea indígena, desoyendo las advertencias de sus hombres de no hacerlo. Caminó solo hasta los indígenas, quienes lo provocaron, logrando defenderse, pero fue muerto por varias cargas de flechas, mientras el resto de los hombres huían con muchas dificultades. Otros tres oficiales británicos perecieron cuando imprudentemente también, desembarcaron a orillas del río Orinoco con el fin de cocinar sus alimentos en la playa, cerca de una choza abandonada. Cuando sus compañeros fueron por ellos, solo encontraron restos , con claro indicio que fueron comido por los tigres. A partir de ese día, el sitio fue conocido como “la choza del tigre”.

En fin, los oficiales británicos se las vieron negras en tierra venezolana.

Esto era solo el comienza… lo sucedido durante las campañas es otra historia





EL CORAZÓN DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR


Hemos visto en el artículo principal, que durante el acto de exhumación de los restos del Libertador en Santa Marta, en el año 1842, el General Joaquín Posada Gutiérrez, Gobernador de Santa Marta y Presidente de la Comisión por Nueva Granada, entregó al Dr. José María Vargas una comunicación, en la cual le solicitaba permiso para conservar la urna que contenía el corazón del Libertador, pues desean que la Nueva Granada conserve algo de tan preciosos restos, y dejarla en el mismo lugar donde reposaron los restos del Libertador en la Iglesia Catedral de Santa Marta. La comunicación de fecha 20 de noviembre de 1842, tuvo respuesta inmediata, autorizando el Dr. José María Vargas, que la urna contentiva el corazón de Bolívar fuera dejada en la nave central de la Catedral de Santa Marta.

Posteriormente, cuando el General Posada abrió esta urna sólo encontraron tierra y polvo. De todas maneras giró sus instrucciones y dejaron la pequeña urna en el sepulcro donde reposaron los restos del Libertador. En fecha 31 de mayo de 1843, el Congreso de la Nueva Granada ordenó que la pequeña urna fuera traída a Bogotá y en la Catedral de esta ciudad se erigiera un monumento donde habría de depositarse esta preciosa reliquia. Igualmente, que en la Catedral de Santa Marta se erigiera otro monumento señalando que allí reposaron los restos venerados del Libertador de Colombia. El monumento en cuestión fue mandado a construirse en Italia, con el escultor Pietro Tenerani. El monumento era similar al construido por el mismo escultor y que se había colocado en el Panteón Nacional en Caracas. Lamentablemente, este monumento se perdió en el naufragio del buque "Cuaspud", el 25 de septiembre de 1867, cuando procedente de Italia, navegaba frente a las costas de Venezuela, con rumbo a Colombia. Fue encargada posteriormente, la construcción de una nueva escultura a Tenerani, pero lamentablemente este escultor murió en 1869.

Catedral de Santa Marta

Pero... ¿qué sucedió con la urnita y el corazón hecho polvo del Libertador?. Lamentablemente no se sabe. Durante la guerra civil que dirigió el General Tomás Cipriano de Mosquera contra el Presidente Mariano Ospina Rodríguez, en diciembre de 1860, la catedral de Santa Marta fue prácticamente destruida, ya que tropas rebeldes estaban acuertaladas allí y las consecuencias de una guerra sin sentido, dejaron sus marcas. El corazón del Libertador, seguramente, también se esparció por el altar mayor. En el decir popular se comenta que el corazón de Bolívar está escondido en algún lugar de la Catedral.