Revista EL DESAFÍO DE LA HISTORIA Nro. 37, Año
5. Caracas, 2012, pág. 10.
La
Leyenda del Silbón es uno de los relatos populares con mayor difusión en
Venezuela, perpetuándose en el tiempo pese al avance del desarrollo tecnológico
y contando con fieles creyentes en los estados llaneros occidentales. La
extensión de Barinas, Cojedes y Portuguesa constituye el escenario que da
origen a este relato a mediados del Siglo XIX y que posee dos versiones, cosa inevitable
en la tradición oral de los pueblos, pues esta se conforma de la adición u
omisión de ciertos detalles en la historia a lo largo del tiempo. De forma
sucinta, del Silbón se dice que es un alma en pena que vaga por los caminos del
llano, por entre los bosques de galería y que llega a las afueras de los
pueblos o hatos con la intención de castigar a los hombres, especialmente
aquellos parranderos o borrachines, que se crucen en su camino. Este espanto
quedó maldito cuando asesinó a su padre devorando sus entrañas; en las razones
que le llevaron a cometer el atroz parricidio radica la diferencia entre ambas
versiones.
La
primera versión, quizás la más difundida de las dos, es que el Silbón era un
joven caprichoso y pendenciero, que gustaba de la vida fácil, los excesos y las
mujeres. Sus padres estaban muy afectados por su desdeñoso comportamiento prolongado
durante varios años. En una ocasión, padre e hijo fueron a cazar y al
encontrarse con un tronco torcido que les impedía el paso, el joven le dijo al
padre que despejara el camino al enderezar aquel tronco, a lo que el padre
respondió que era imposible pues el árbol había crecido torcido. El joven montó
en cólera y le espetó que eso mismo le había sucedido a él, pues había nacido
torcido y sus padres pretendían enderezarlo, lanzándose inmediatamente contra
su padre asesinándolo. La segunda versión relata que fue el deseo del joven de
comer “asadura” lo que llevó a su padre a intentar cazar un venado para tal
fin. Cuando el padre le dijo que no había logrado cazar al codiciado venado, el
hijo enloquecido le atacó y evisceró, llevando las entrañas a su madre
haciéndolas pasar por la asadura de un venado. Su madre, preocupada porque su
marido no llegaba y ante el hedor de las entrañas, sospechó que su hijo había
cometido un crimen. Al increpar a su hijo, este confesó y ella le maldijo; con
odio se lanzó sobre ella y la asesinó también a sangre fría.
Desde
entonces el espanto se ha aparecido en toda la zona que cubría el territorio
del antiguo Estado Zamora (estados Barinas, Cojedes y Portuguesa), afianzando
la creencia popular de que el Silbón nació en el caserío de El Vijao (Estado
Barinas) y que se crió en Guanarito (Estado Portuguesa). Se dice que al moverse
se escucha cómo arrastra el bolso con los restos de su padre y que en este
también guarda los huesos de sus víctimas; en cuanto a su silbido, hay dudas
sobre su origen, pero se comenta que en vida, antes de atacar a las víctimas en
sus borracheras las asustaba con su agudo silbar.
El Silbón está muy presente en la memoria colectiva,
tanto hombres como mujeres y niños han reportado verlo en regiones tan lejanas
de los llanos occidentales como los estados Bolívar, Monagas o Anzoátegui donde
también existen grandes llanuras. En el libro Mitos y Leyendas del Estado Portuguesa de Carmen Pérez Montero
editado por la Fundación Empresas Polar en 2014 se presenta una serie de
entrevistas que han dado algunos habitantes de los pueblos de Portuguesa sobre sus
encuentros con el “aparato”; allí describen que el Silbón puede escoger a
cualquiera, desde un niño inocente, pasando por una joven que estaba sentada al
porche, hasta el clásico parrandero y vividor de la leyenda original.
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Si bien la historia del Silbón era ya bastante conocida en todo el territorio nacional, se ha inmortalizado gracias a la obra del poeta Dámaso Delgado, nacido en Guanarito (1940). Delgado compilaría la leyenda del Silbón para ser representada como una obra teatral, con una aproximación similar a aquella de Florentino y el Diablo. Esta obra, escrita en 1966, se presentó por primera vez en el Ateneo de Guanare (Capital del Estado Portuguesa) con enorme éxito y posteriormente se llevó a un disco en 1967 (Blog Don Dámaso Delgado, 2011). Para esta grabación se reunió a varias promesas de la
música tradicional y a exponentes de la radio venezolana, logrando gran éxito
nacional e internacional, que se configura hoy como una de las producciones
discográficas más importantes del Siglo XX en nuestro país. La leyenda del
Silbón también ha sido fecunda en estudios de diversa índole y se han extraído
referencias al pasado de nuestro país de sus líneas, por ejemplo, de “Turesco”
o “Tudesco”, el agresivo can destinado a perseguir al Silbón, se dice que puede
ser este una semblanza a los perros de caza que trajeron los conquistadores
alemanes de la familia Welser a tierras venezolanas en la primera mitad del
Siglo XVI. A la sazón explica Wilfredo Bolívar en un artículo publicado en 1993
en el diario “Última Hora” de Acarigua, estado Portuguesa, que “Tudesco” es una
derivación de la palabra alemana “Thiudiska”
que hace referencia a los nativos de una región de la Baja Sajonia; por
extensión en Venezuela, se asoció con lo germano y la leyenda del silbón adoptó
las memorias colectivas sobre ese episodio de la historia nacional.
Del mismo modo, esta leyenda se ha trabajado
ampliamente en el cine y la televisión. A principios de los años 2000 se presentó
en un episodio del popular programa Archivos
del más allá de Radio Caracas
Televisión (RCTV) y en 2011 el Centro
Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) produjo un corto sobre el Silbón
dirigido por David Cabrera y con la participación del primer actor Miguel Ángel
Landa. En 2017 se produjo la película “El Silbón: orígenes”, que bajo la
dirección de Gisberg Bermúdez trató la leyenda del Silbón desde una perspectiva
más actual, hilando cuidadosamente dos
historias aparentemente asíncronas y disímiles, pero que en el momento del
clímax encajan a la perfección, manteniendo al espectador a la expectativa en
todo momento. La película recibió críticas muy positivas y se le considera como
una pionera en este género de terror-suspenso que poco se ha trabajado en la
cinematografía nacional.
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Es este relato es uno de los más famosos de nuestra tradición oral llanera, una historia atemporal de la que se ha valido la sociedad para elevar un mensaje o lección moral para quien no vive con templanza, alcanzando al mismo tiempo un lustre que trasciende fronteras, codeándose con muchas de esas historias que conforman el mundo de lo paranormal. En paráfrasis del discurso pronunciado por el periodista Rafael Roberto Gavidia en el ateneo de Guanare, en ocasión de la primera representación de la obra de Dámaso Delgado, la leyenda del Silbón, junto a otros pasajes, es hija del llano, es parte de la amalgama que el espíritu de su gente ha aportado a conformar el alma nacional y que interpreta a su manera.Lo único que
puede asegurarse, estimado lector, es que al transitar por esos solitarios
caminos del llano y bajo la guarida del rayo en mayo, lo que se diga del Silbón
no es juego…
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Fondo: Fachada del Perímetro que rodeaba al Cementerio de Los Hijos de Dios |
|
Por Miguel Alejandro Martínez Vázquez |
Caracas
a principios de los años 1880, las grises nubes cubren el cielo plomizo de una
noche copiosa en aguaceros. La ciudad duerme embojotada de cobijas por el frío
temporal y en las calles solo se advierte la presencia esporádica de los
serenos que circulan los alrededores de la recién electrificada Plaza Bolívar.
Al Norte de allí, en el sector de Sabana del Blanco, un caraqueño que va camino
de su casa se detiene momentáneamente en el zaguán de una casa para tomar refugio
del viento y los rayos. La oscuridad solo se interrumpe fugazmente con los
fogonazos de las centellas al impactar la tierra, pero en ese momento ve algo
que le hiela la sangre; por entre las ruinosas y pesadas rejas de hierro del ya
abandonado Cementerio de Los Hijos de Dios, ve una figura fantasmal que flota
trashumante por entre los nichos tomada del brazo con otra efigie alta y oscura que la conduce a la nada para desaparecer entre los viejos muros del camposanto.
Esto
parece sacado de una historia de terror, pero es que en la pequeña ciudad de
Caracas, de entre todas sus leyendas de Espantos y Aparecidos, las que estaban
relacionadas al adusto Cementerio de Los Hijos de Dios han perdurado con el
paso del tiempo. Como explica el historiador Francisco González Guinán, esta
necrópolis se fundó como una respuesta más o menos apresurada a una crisis que
se vivió en Caracas a principios de la década de 1850. Para 1852, tanto el Cementerio del Este (Espacio que hoy
ocupa el Liceo Andrés Bello) como el Cementerio
del Norte (Espacio que ocuparían los terrenos del Hospital Vargas) estaban
completamente copados y la población alarmada clamó la construcción de un nuevo
camposanto. En principio, una iniciativa privada impulsó esta creación que fue
difundida por la prensa como una necesidad para la salubridad en la ciudad
capital. En septiembre de 1855 se produce en Caracas una epidemia de Cólera y
esto precipitó al Gobierno de la Municipalidad de Caracas para otorgar los
permisos de construcción en noviembre de ese año.
Diseñado
y construido por el Ingeniero Olegario Meneses, el Cementerio de los Hijos de
Dios fue inaugurado y bendecido el 01 de noviembre de 1856 por el Arzobispo de
Caracas Silvestre Guevara y Lira; la ceremonia fue muy concurrida y el nuevo cementerio
se publicitó como la solución a los graves problemas sanitarios que vivía la
ciudad. A esta necrópolis se llegaba saliendo de la esquina de Veroes, subiendo
por la Avenida Norte cruzando el río Catuche sobre el Puente La Trinidad, hasta
la Plaza de la Iglesia de la Santísima Trinidad (Panteón Nacional) y virando
hacia la izquierda hasta la esquina de Dos Pilitas, luego se tomaba un camino
de recuas hasta el cementerio. Rápidamente se convirtió en el Cementerio más
importante de la ciudad y contribuyó al establecimiento de agencias funerarias
y de coches, representando al mismo tiempo con una evolución importante en materia de salubridad
pública.
Los
niveles superiores estaban destinados a los infantes, en la sección media
descansaban los difuntos de las familias más pudientes, mientras que los
niveles inferiores eran para militares. El procedimiento era que a los tres
años del fallecimiento, se consultaba a los familiares para devolver los restos
del difunto, si no los reclamaban, estos eran depositados en una gran fosa
común. Además, en contra de la creencia popular, los fallecidos por Cólera no
eran enterrados entre los difuntos por otras causas y a tal efecto había una
inscripción en la lápida del difunto por cólera que impedía su exhumación.
En
1876 el Gobierno Nacional emitió un decreto por el cual se declaraban
clausurados todos los pequeños cementerios de Caracas, en favor de la creación
del nuevo cementerio en la zona de El Valle, hoy Cementerio General del Sur.
Sin embargo, los caraqueños pidieron al gobierno reabrir el cementerio de los
Hijos de Dios para no tener que ir tan lejos a enterrar a sus difuntos. En 1877
se reabrió el cementerio, siendo definitivamente clausurado en 1878, acción
refrendada en 1879 con un decreto que establecía al Cementerio General del Sur
como principal de la ciudad. En sus tierras descansaron personajes ilustres de
nuestra historia como los generales Juan Antonio Muñoz Tébar, Miguel Arismendi, José
Austria, Esteban Herrera Toro, el Dr. Manuel Cala, el Dr. Pedro Villapol o el
periodista Juan Vicente González. Incluso el General Carlos Soublette,
fallecido en 1870, fue enterrado allí brevemente y exhumado para ser trasladado
al Cementerio General del Sur en 1876. Los restos de muchos ilustres
venezolanos enterrados allí fueron exhumados y trasladados a otros cementerios
o al Panteón Nacional, aunque algunos se perdieron como el caso de Juan Vicente
González.
Nota: las fotos de de las instalaciones del Cementerio de Los Hijos de Dios y del Puente La Trinidad fueron tomadas del perfil Gran Ferrocarril de Venezuela en Twitter, hilo publicado en julio de 2020.
Con el
avance del Siglo XX, las leyendas fueron desapareciendo conforme la ciudad
crecía con los ingresos percibidos por la bonanza petrolera. Para 1939, había
una preocupación por preservar el lugar como asentamiento histórico ante la
construcción de nuevos edificios, pero el proyecto fue abandonado. Finalmente
para noviembre de 1951, bajo aprobación del Concejo Municipal de Caracas, el
gobierno de la Junta de Gobierno inicia la demolición del cementerio de Los
Hijos de Dios para la construcción de bloques de viviendas y del complejo de
vialidad de la Avenida Baralt y Avenida Boyacá. En el terreno que ocupaba el
cementerio se erige hoy la Urbanización Diego de Losada, frente a la sede de la
Universidad Católica Santa Rosa, antiguo Seminario Interdiocesano Santa Rosa de
Lima, edificio que data de 1919.
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Fuente: Google Maps (2021) |
¿Ponche Crema o Ron?
De Bebidas Alcohólicas Venezolanas
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Por Miguel Alejandro Martínez Vázquez |
Comenta
el académico gastronómico Miro Popic que en la edición de septiembre de 1890 de El Lápiz, editado por el merideño Tulio
Febres Cordero, apareció un listado con 64 términos diferentes para referirse a
aquel que se ha embriagado; entre ellos se encuentran los familiares “rascado”,
“paloteado” o “aguardientoso”. Y es que Venezuela es un país de una amplia
“cultura etílica”, entendida esta, como el conjunto de tradiciones y
comportamientos que rodean el consumo de bebidas alcohólicas. Este recorrido llevará
al lector por las costumbres y leyendas que suscitan los fermentados y
destilados que marcan el buen beber de la vida nacional.
El
Cocuy, por su parte, proviene de la fermentación del Agave cocui, planta nativa que era consumida en ceremonias
religiosas por los indígenas Caquetíos, Jirajaras y Ayamanes que poblaron la
zona centro occidental del país. Los indígenas preparaban un horno natural en
un agujero, allí encendían una fogata con madera del Cují o de Vera y sobre
esta se colocaban unas rocas que sostenían los cogollos de la planta y se
cubría todo con tierra. Al cabo de siete días se les extraía el jugo a los
cogollos con un trapiche; el jugo reposaba por una semana y media e iba
fermentando hasta producir una bebida alcohólica suave. Con la introducción del
alambique se obtuvo un alcohol más puro, con una graduación de entre 50 y 70
grados alcohólicos, lo que significa que por cada 100 centímetros cúbicos (cc)
50 cc corresponden a alcohol (Etanol) puro. Tradicionalmente se le agregaba
jarabe de caña, melaza o papelón en función de incorporar azúcares a la
fermentación. Su comercio fue regular hasta bien entrado el Siglo XX pero en 1950
se promulgó la Ley de Impuestos sobre Alcoholes que prohibía la fabricación,
distribución y consumo de bebidas con un grado alcohólico superior a 50°, con
ello apareció una industria clandestina al mejor estilo de la Prohibición.
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Nótese los cogollos del Agave Cocui en el centro de la figura |
Solo
de forma reciente ha surgido un movimiento por el rescate de la tradición del
Cocuy. En 2001 el Servicio Autónomo de Protección Intelectual (SAPI) otorgó la Denominación de Origen Controlada (DOC)
al Cocuy Pecayero, autóctono de la Parroquia Pecaya en el estado Falcón. El Agave Cocui es una planta nativa que
requiere de entre 8 y 10 años en alcanzar su maduración y que por su rigurosa elaboración
hace que este sea un destilado con limitada producción y distribución.
Ya
para el Siglo XVIII y con la presencia de la caña de azúcar (Saccharum officinarum) en el territorio
nacional, quedará esta para siempre relacionada al vocablo utilizado para
referirse a cualquier licor. Luego de la zafra de la caña, se toman largos
trozos de esta y se pasan por un trapiche obteniéndose un jugo que suele
combinarse con limón para elaborar una bebida refrescante, pero si se deja
reposar por suficiente tiempo se obtendrá el Guarapo, una bebida alcohólica sumamente popular en la Venezuela
decimonónica por su facilidad de preparación y bajo costo. De este guarapo se hace
la Guarapita, preparación a la que se
le añaden hierbas y frutas para disminuir el sabor del alcohol y que usualmente
se sirve con hielo.
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Fuente imagen pulpería: Blog Las Pulperías en Venezuela (diciembre 2019) |
Si
se somete al guarapo a destilación, se obtiene el Aguardiente de Caña, una bebida de elevado grado alcohólico y que
también se utilizaba en la cocina y en Medicina. Para las autoridades
coloniales, su fabricación y comercialización representaba una importante renta,
sin embargo, las destilerías estaban fuertemente vigiladas por los desórdenes
que producía la ingesta de esta bebida; en ciertas regiones incluso llegaron a
ocurrir rebeliones por la carga fiscal sobre la fabricación y expendio de
aguardiente; a pesar de estas situaciones las autoridades coloniales lo
consideraban un recurso importante.
En
el artículo La
Industria del Aguardiente en Venezuela Durante el Siglo XVIII: Producción,
Control y Represión, publicado en la Revista Venezolana de Economía
y Ciencias Sociales (Vol. 16, N°3, septiembre-diciembre de 2010, pp.165-175)
con autoría de Yelitza Riva, se explican dos casos que ilustran la importancia
de esta renta para el fisco colonial. Rivas citando a Morazzani (1998), indica
que en 1759 se estableció una renta por elaboración de guarapo suave (menor
tiempo de fermentación), cubriendo con las ganancias el mantenimiento de los
hospitales San Lázaro y San Pablo en Caracas. Señala también Rivas que este
ejercicio era tan rentable que en 1781 se estableció un estanco al aguardiente en
el que se alquilaba los derechos de fabricación a particulares en exclusividad
por un elevado monto y en un período fijo. Luego de la Guerra de Independencia
y durante todo el Siglo XIX, a pesar de las revoluciones que desolaban los
campos, estos gravámenes continuaron aplicándose pues eran muy lucrativos;
dicha situación se prolongará hasta principios del Siglo XX cuando se ejecuta
la reforma del sistema fiscal venezolano (1914-1922).
Otro
derivado de la caña de azúcar es el Ron, esta bebida que tiene su origen en las
Antillas y su etimología responde a la expresión inglesa Rumbullion (tumulto o multitud). Se obtiene de la fermentación del
jugo de caña, y de diferentes etapas de refinación de la melaza, posibilitando
diferentes tipos de rones. Tiene la particularidad de que debe reposar en
barricas de Roble, generalmente entre 3 y 12 años dependiendo del añejamiento
estimado por el fabricante. La porosidad de la madera y su procedencia
(generalmente son barricas de Whisky, Vino o Brandy) permite complejos intercambios
fisicoquímicos que dotan al Ron de características de aroma y sabor muy particulares.
Durante
el Siglo XIX la industria del Ron se irá perfeccionando y ampliando hasta
convertirse en el Siglo XX en una de las bebidas alcohólicas más importantes en
Venezuela. Actualmente se comercializan en el país rones nacionales e internacionales
que van desde el Ron Blanco más suave a los rones Gran Reserva, con más de 10
años de añejamiento en barrica. Una de las presentaciones más populares para
servir el Ron es la Cuba Libre, que lo
combina con un refresco de Cola, hielo y limón. También recientemente se está
produciendo en el país el Licor de Ron
Añejo que se sirve como aperitivo o pousse
café. Tal es la afición por el Ron que desde 2003 se estableció la DOC “Ron
de Venezuela” que exige como mínimo dos años de envejecimiento en barrica de
Roble Blanco y 40° de alcohol. Hoy las casas roneras de Venezuela son parte de
conglomerados internacionales como Pernod
Ricard o Diageo aunque también
existen grupos nacionales como Destilerías
Unidas S.A. (DUSA) que han logrado múltiples premios internacionales que
catalogan al Ron venezolano como el mejor del mundo.
Hoy
día en Venezuela se producen diferentes variedades de cerveza que van desde la
tipo
Pilsen, pasando por la
Altbier,
Märzen o
Dunken y también
en presentaciones ligeras (
Light).
Cabe destacar que desde el 2000 han surgido una gran cantidad de cervecerías
artesanales que buscan su nicho en el mercado ofreciendo tipos de cervezas
menos comunes como
IPA o
Hefeweizen, entre ellas
Tovar, Destilo o
Yaracuy. Estas cervezas han recibido numerosos premios
internacionales y luchan contra la falta de un marco legal adaptado a su
esquema de mercado reducido.
Por
otro lado a principios del Siglo XIX aparece el Amargo de Angostura, un producto considerado en principio como
complemento medicinal. Para 1817, el médico alemán Johann Gottlieb Benjamin
Siegert al servicio del Libertador Simón Bolívar en calidad de Cirujano General
del Ejército, luchaba contra el Cólera que asolaba a la Ciudad de Angostura (hoy
Ciudad Bolívar). Siegert investigó un conjunto de hierbas, plantas y cortezas de
la zona para crear un paliativo, resultando un medicamento de sabor amargo que
pareció surtir efecto. Como Angostura era un importante puerto comercial, se
corrió la voz de los efectos de estos remedios por el globo siendo reconocido también
como aditamento para salsas y comidas. A mediados del Siglo XIX la familia
Siegert se instala en Trinidad, desde donde la producción del famoso Amargo o Bitter, crece a gran escala. La receta es un secreto bien guardado,
pero se dice que la componen dos docenas de frutas, hierbas y ramas de la
región tropical. Hoy día el Amargo de Angostura es elemento fundamental en cócteles
tan famosos como el Manhattan o el Tuxedo.
Otro
producto, que no nació como medicina para el Ejército, pero que igualmente
conquistó las tradiciones venezolanas fue el Ponche Crema, inventado en 1900 por Eliodoro González Poleo. En su
licorería en Caracas, Eliodoro González combinó leche, azúcar, huevos y
aguardiente de uva para crear un producto único. El Gobierno Nacional le otorga
la Patente de Fabricación en 1904 y desde entonces no ha podido ser duplicado,
aunque este ponche es similar a la tradicional Leche de Burra decembrina. El Ponche además de haber recibido
múltiples premios, tiene la particularidad de que se conserva largo tiempo a
temperatura ambiente. Hoy Ponche Crema pertenece
a Diageo y se comercializa
internacionalmente.
Nota: Pósteres, publicidades y etiquetas tomadas de Internet.
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Fuente diploma: Rubén Rojas, Ponche Crema: hace 120 años se creó la fórmula de la Navidad. El Estímulo (2020). Fuente publicidad: El Cojo Ilustrado (1913) |
Cabe destacar que las tendencias de consumo venezolano respecto a
las bebidas alcohólicas varían con el tiempo; en referencia a ello se expone la
siguiente cita de
El Alcohol y las
Políticas Públicas en Venezuela, editado por la Organización Panamericana
de la Salud y bajo la autoría de Natasha Herrera et al. (2009)
"Es
de hacer notar que el consumidor venezolano es, en lo que se refiere a las
bebidas alcohólicas, ecléctico, es decir puede tomar tanto cerveza como whisky
y vino, lo que significa que, el consumo de bebidas alcohólicas siempre es
creciente, aunque la composición cambie, sea en el tiempo como de acuerdo a
variables sociales y económicas".
Durante
la segunda mitad del Siglo XX se incorporaron al mercado nacional otras bebidas
espirituosas como el Vodka, bebida
originaria de naciones escandinavas y que resulta del fermento destilado de
tubérculos o verduras. La vodka, como la Ginebra,
caracterizada por el sabor a Nebrinas (fruto del Enebro), puede alcanzar un
grado alcohólico de entre 35° y 60°. |
Digestivo predilecto Sambuca flameada |
Estos
Spirits se utilizan en la preparación
de cócteles como el Destornillador o
el Martini; este último también lleva
Vermut (bebida que se sirve como
aperitivo y que se compone de vino blanco, hierba de ajenjo y extractos de
flores, raíces, especias y frutas). Otros
licores populares en Venezuela famosos para cocteles son el Campari (bitter que proviene de la infusión de diversas plantas, hierbas
aromáticas y ralladuras de fruta) o el triple seco Cointreau (licor a base de cáscaras de naranja fabricado en la
región francesa del río Loira). La
presencia de estas bebidas en el escaparate del bar tender era indispensable pues las fiestas de cócteles han sido
históricamente muy populares en Venezuela.
Las
Bodegas Pomar son los primeros
viñedos en el trópico y con éxito se han posicionado en el mercado nacional con
vendimias que producen en marzo y septiembre vides para tintos, rosados,
blancos y espumosos. En cuanto a los vinos espumosos, tradicionalmente se
consumía Champagne (DOC francesa),
pero también se venden otros espumosos como los españoles (Cava), portugueses (Espumante)
o italianos (Prosecco y Franciacorta) según la DOC de cada país.
De forma similar al vino se presentó un cambio en los patrones de consumo
mirando hacia los espumosos argentinos o chilenos.
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Por Miguel Alejandro Martínez Vázquez |
TRADICIONES DECEMBRINAS EN VENEZUELA
Las
celebraciones de Navidad y Año Nuevo están entre las más especiales para los
venezolanos; son fechas para reunirse entre familia y amigos a celebrar la vida
y para realizar proyecciones de cara al año que está por iniciar. En Venezuela,
como en el resto de las colonias españolas, las celebraciones de Navidad son
heredad de las tradiciones de la península, sin embargo, la confluencia de
credos y tradiciones fue modificando las formas en las que se conmemora. Hoy
día configura un abanico de expresiones gastronómicas, musicales y festivas en
constante evolución que simbolizan el sincretismo cultural de la nacionalidad
venezolana. A continuación, algunas de las manifestaciones de la Navidad y Año
Nuevo en nuestro país:
La Feria de La
Chinita (Virgen de Chiquinquirá) en Maracaibo, Zulia:
Las
celebraciones se inauguran el 17 de noviembre cuando se espera el arribo de la
virgen en los alrededores de la Plaza del Rosario en la capital zuliana. El
“amanecer gaitero” con su música da la bienvenida al día 18, al caer la tarde
se realiza la celebración eucarística solemne acompañada de una gran procesión
por el Paseo del Lago. El clima de alegría y de fiesta se prolonga durante todo
diciembre aunque la feria cierra oficialmente el día 04 de ese mes. La Feria de
la Chinita comienza a tomar relevancia nacional desde principios de los años
1960 y al día de hoy tiene proyección internacional; una de sus principales expresiones
musicales, la gaita zuliana se ha convertido en referente de lo popular y
bullanguero.
La
gaita, expresión derivada del vocablo árabe Al-Gaida,
se refiere a un antiguo instrumento de viento que pasó a la península ibérica
con la invasión musulmana y que evolucionó en el centro-sur de España. Se fusiona
en un conjunto musical de instrumento de
viento y otro de percusión que es traído a América por los misioneros,
constituyendo su nicho en la región del Sur del Lago de Maracaibo. La gaita se
fue fundiendo con las costumbres indígenas y africanas bajo la creencia
católica para configurar sus diferentes estilos. La tradición fue transformando
a la gaita en una expresión de lo cotidiano y en su evolución pasó a incorporar
instrumentos como la batería, bajos o trompetas.
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Fotografía Pastores de San Joaquín: Marvelia Alpizar, Hispanos Press (2020) |
Entre
el primer domingo de diciembre y Nochebuena se celebra en algunos pueblos de
Aragua y Carabobo la Danza de los
Pastores. Esta colorida celebración data del Siglo XVIII y conmemora la ida
de los pastores a Belén, como reza el Evangelio de Lucas en la Biblia (2:8-20).
Esta fiesta conjuga música, disfraces y una procesión de “pastorcillos”. Hombres
y mujeres se visten como pastores del sexo opuesto y tras “el cachero”, un
hombre ataviado de vistosos colores y con un par de cuernos en mano, se dirigen
bailando hacia la iglesia donde hacen dádivas simbólicas al niño Jesús. En
Nochebuena, tras la misa de gallo aparece un infante vestido como el Ángel
Gabriel que recita al pueblo las palabras del Evangelio sobre el nacimiento de
Jesús.
El ambiente antes de
Navidad
Los
días que preceden a Nochebuena están cargados de alegría y se escuchan aguinaldos
y parrandas. Esta música deriva de los villancicos y en su sencillez transmiten
un mensaje de amistad y alegría que contagia a quien lo escucha.
Tradicionalmente los aguinaldos amenizan los días decembrinos y solo tan recientemente
como los años 70, las gaitas comenzaron a cosechar gustos fuera de Zulia sin
desplazar del todo a los aguinaldos. De la misma forma, los parranderos con sus
instrumentos tradicionales van por las calles formando algarabía y asisten a
las “misas de aguinaldo”; estas misas van del 16 de diciembre y cierran el 24
con la “misa de gallo”. Iniciando en la madrugada, las misas se extienden hasta
el amanecer, luego la gente se reunía en tertulias donde se acostumbraba a
degustar arepitas dulces y empanadas con la salida del sol. En ese ambiente se
sucedían las “patinatas” donde niños y jóvenes salían a recorrer las calles en
patines, en muchos casos por varias avenidas y urbanizaciones que eran cerradas
para tal fin. Al llegar el alba, una pequeña travesura para calmar el hambre de
estos grupos de patinadores era llevarse el pan y una botella de leche que se dejaba
en los portales de las casas.
Nochebuena y Navidad:
En
primer lugar, las decoraciones navideñas en Venezuela son una mezcla armonizada
de tradiciones; brillantes luces de colores se conjugan con los nacimientos,
botas y muñecos de nieve. Una de las decoraciones navideñas más populares, el
Árbol de Navidad, se fue incorporando en Venezuela hacia los años 50 con la
decoración de ramas cortadas que la gente buscaba y que se cubrían con espuma
de jabón, algodón e incluso que pintaban con cal para dar la ilusión de nieve. Luego
se colocaban en una maceta y se decoraba con guirnaldas, bambalinas de cristal
o con muñecos tejidos por las abuelas. Cabe destacar que el Niño Jesús dejaba sus
regalos bajo las camas de los niños y que posteriormente, cuando los pinos se hicieron
populares en los años 70 a raíz de su importación, se comenzaron a dejar al pie
del árbol.
El
Nacimiento representa la natividad de Jesús en Belén y su origen se remonta al siglo
XIII cuando San Francisco de Asís montó el primer Belén en la población de
Greccio, en la región del Lazio en Italia. Esta práctica se popularizó por
Europa hasta llegar a América con los misioneros en el Siglo XVI. En Venezuela,
la costumbre de los pueblos y ciudades era salir por las tardes a pasear y
admirar a través de las ventanas abiertas los nacimientos de los vecinos
ubicados en la sala, también eran muy populares los nacimientos de las iglesias
o tiendas como Sears por su
vistosidad y tamaño.
El
pan de jamón, por su parte, es tan venezolano que podría hacerse una
“denominación de origen”. Indica Miro Popic en su obra “El Nuevo Libro del Pan de Jamón” (2014) que esta receta se inventó
en 1905 en la Panadería Ramella ubicada en la esquina de Gradillas en Caracas y
que en un principio solo llevaba “jamón de coleto” (Pernil con su piel, pasado
por salmuera y cocido en un caldo). Este jamón se planchaba y se remojaba en
preparaciones de vino, frutas, especias y papelón. También afirma Popic que posteriormente, la panadería Solís
incorporó a su preparación “jamón Ferrys” (jamón ahumado importado de Estados
Unidos) y uvas pasas. Hoy se puede encontrar recetas que incluyen aceitunas,
masa de hojaldre, queso crema y pavo.
En torno al Año Nuevo:
El
28 de diciembre se conmemora el Día de
los Inocentes por el asesinato de todos los niños menores de dos años
ordenado por rey Herodes al enterarse del nacimiento del mesías en Belén. En la
actualidad, aparte de las bromas pesadas y chistes de ese día, en muchos
pueblos de la región Centro-Occidental se hacen las fiestas de “Locos o Locainas”.
Por ejemplo, en Coro estado Falcón, se celebra la Fiesta de los Locos de la Vela, allí la gente viste coloridos
trajes y va en procesión festiva por la ciudad. En Mérida, Trujillo y Lara la
gente intercambia roles, es decir, los hombres visten de mujer, los ancianos de
niños y viceversa, todo en un ambiente de burla y confusión. En ese mismo
tenor, en La Zaragoza celebrada en Sanare
estado Lara, participan exclusivamente hombres con máscaras y trajes vistosos
pidiendo por la salud de los niños del pueblo. Otra celebración es la Fiesta del Mono en Caicara de Maturín, Monagas;
esta fiesta consiste en comparsas dirigidas por los bufos movimientos del
personaje principal quien viste como un mono.
El 29
de diciembre también se celebra en los andes y el Zulia las fiestas de San
Benito. En Mucuchíes, Mérida, se realiza una fiesta en honor a este santo que
tiene su origen durante la Guerra de Independencia. Los campesinos hicieron una
promesa a San Benito para que les diera valor en combate en la Batalla de
Niquitao que resultó en una victoria para el Ejército de Bolívar. Desde
entonces, viejos y jóvenes uniformados de rojo, con la cara pintada de negro, descalzos
y armados con un trabuco marchan a la iglesia donde se oficia una misa que
culmina con bailes y una descarga de pólvora.
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Fotografías en blanco y negro: Alberto Veloz, El Estímulo (2020) |
Año Viejo y Año
Nuevo:
Sin
duda que una de las más populares y recordadas tradiciones es el cañonazo de
año nuevo: En todas las ciudades importantes una pieza de artillería hacía una
salva de 21 cañonazos y las iglesias tañían sus campanas, la gente salía ampliamente
a las calles para darse el abrazo de “feliz año”, para luego asistir a las plazas
a compartir con los vecinos. Lamentablemente muchas de estas y otras hermosas
tradiciones como las patinatas han desaparecido a causa de la inseguridad.
El
Año Nuevo en Venezuela tiene muchas formas particulares de celebrarse, pero de
entre todas estas, quizás una de las más arraigadas, inmortalizada en el Poema
de Andrés Eloy Blanco es aquella de tomar las “12 uvas del tiempo”, precedidas por
la canción “Faltan cinco pa’ las doce” en la voz de Néstor Zavarce. A finales
del Siglo XIX en Madrid un grupo de personas se reunió en la Puerta del Sol
donde tomaron las uvas con las campanadas de año nuevo, desde entonces se
popularizó la tradición y hoy se toma una uva por cada campanada mientras se
pide un deseo. Hay otra tradición que es particular de los estados Táchira y
Mérida aunque se realiza también en otros estados centrales, que es la “Quema
del Año Viejo”, esta consiste en quemar un muñeco, que en son de burla
representa al año que se va.
Cierre de las Fiestas
Decembrinas:
Entrado
el mes de enero continúan las fiestas por el niño recién nacido. Entre el 01 y
02 de enero se celebra La Paradura del
Niño, festividad popular en los estados andinos, esta consiste en una
reunión frente al nacimiento mientras se cantan aguinaldos, luego de ello el
niño se posa sobre un pañuelo sujeto por las cuatro puntas mientras se hace una
procesión, al regresar, los presentes besan al niño y lo ponen de pie en el
pesebre para demostrar que el bebé ya camina. En otros pueblos, se añade a la
paradura la tradición del Robo del Niño,
que consiste en esconder al niño en una casa, el ladrón dice que él tiene al
niño y fija una fecha para que los fieles vayan a buscarlo, ese día el resto de
las personas le buscan en procesión. Luego el dueño de la casa donde estaba el niño
ofrece un banquete a los fieles.
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Derecha: Cabalgata de Reyes en una calle de La Guaira |
Con
excepción de los estados andinos, donde las celebraciones se extienden hasta el
02 de febrero, día de la Virgen de la Candelaria, en la mayoría de las regiones
del país las tradiciones decembrinas terminan el 06 de enero. Esta fecha
celebra la epifanía de Jesús recién nacido revelándose ante los Tres Reyes
Magos y en Venezuela es festivo nacional, se hacen procesiones donde los Reyes
reparten dulces a grandes y chicos, se comparte en familia y se hace un
intercambio de regalos similar al realizado el 24 de diciembre.
Cuando
amanece el 07 de enero, muchos venezolanos deben despertar del sueño de las
fiestas y asistir a sus trabajos. Comienzan las resoluciones de año nuevo y la
preocupación por los “kilos de más” ganados durante las cenas y almuerzos, se inicia
un nuevo año y se presentan nuevas oportunidades para seguir construyendo país.
Feliz
año nuevo y próspero 2021.
|
Por Miguel Alejandro Martínez Vázquez |
Un especial agradecimiento al Sr. Félix
Martínez, mi padre, por su acertado asesoramiento en la realización de este
artículo.
Qué es el Folklore sino el
alma misma de los pueblos, el conjunto de sus creencias, costumbres, formas de
pensamiento y acción que modelan su entendimiento del mundo. Es un acervo
multifactorial e inexplicable en toda su extensión, pues comparte elementos
primigenios con influencias de la contemporaneidad que lo van transformando; en
el olvido quedan ciertos elementos y otros se adaptan al paso de las eras. Sin
embargo, tiene un profundo sentido imperturbable que anida en el corazón de los
connacionales en un país y que va pasando de generación en generación.
En Venezuela,
una nación que como República independiente no alcanza los 200 años de
existencia, aún se están configurando los rasgos identificativos de eso que
puede llamarse Folklore; en ese
devenir socio cultural que configura nuestras creencias como venezolanos,
confluye la herencia prehispánica, colonial y las lecciones dolorosas de las
guerras civiles.
Sin
embargo, algunas expresiones culturales han trascendido al altar de la venezolanidad
y se configuran como bases de nuestro Folklore
nacional. Sin duda, uno de los ejemplos más representativos de ello es el
famoso contrapunteo de Florentino y el
Diablo; una épica de la lucha eterna entre la luz y oscuridad que tiene por telón de fondo
los extensos llanos de Barinas y Apure. El propósito de este artículo es
presentar al lector la importancia de esta creación literaria para la
nacionalidad venezolana, despertar su curiosidad por la riqueza cultural que posee
el relato y avivar su imaginación al trasladarlo de forma audiovisual al llano
inmenso.
Esta
leyenda es quizás más conocida por la versión musical, la famosa Cantata Criolla, que hiciera el
compositor venezolano Antonio Estévez en 1954 como pieza para orquesta con coro
y dos solistas. Posteriormente, en 1965, la primera grabación de la obra
inmortalizó las voces de José Romero Bello como Florentino y de Juan de los
Santos Contreras “El Carrao de Palmarito” como El Diablo. Desde entonces es una
de las piezas más populares en el registro musical venezolano. Sin embargo, Florentino
y el Diablo es la obra cumbre del escritor, abogado y político barinés Alberto
Arvelo Torrealba, quien hacia el año 1940 publica en el libro Glosas al Cancionero, el relato del
llanero bravío y cantor Florentino, que se batió con el mismísimo Diablo en un
contrapunteo.
La
historia, que tendría modificaciones y ampliaciones en 1950 y 1957, tuvo dos
antecedentes inmediatos: En 1924, en palabras de José Eustaquio Machado y en
1925 como un verso de Manuel Mirabal Ponce publicado en la revista Fantoches. Pero es que este relato es
más antiguo y proviene de la tradición oral de la zona centro occidental del
país, más específicamente de los llanos de Barinas. La región llanera es quizás
una de las más prolíficas del país en cuanto a las leyendas, supersticiones y
relatos que conforman el mito del llano con una extensa simbología de lo fantástico.
Arvelo
Torrealba supo transcribir los pensamientos del llanero, sus costumbres, su
toponimia, sus misterios y sus realidades en una obra que es fundamental para
entender la idiosincrasia de esta región que se transforma también en el sentir
del venezolano. Las leyendas del llano exponen de forma magistral los rasgos
propios de su tradición; el mítico asombro por lo desconocido y el recelo a lo
fantástico se configuran en superstición, que a su vez, se vuelve creencia
atemporal.
El llanero acepta este escenario como parte de su realidad y trata
de sobreponer la luz a las tinieblas. Considérese entonces a Florentino como el
llanero modelo que debe enfrentarse a la
sombra que hay en todo, representada por el Diablo en persona, amenazando con
perturbar su normalidad y bienestar.
Entendido
el trasfondo socio cultural de la pieza, es preciso identificar la estructura
de la misma. Florentino y el Diablo está escrito en verso octosílabo, con gran
ritmo y abundancia de simbología regional, utilizando un lenguaje culto
mezclado con expresiones del habla popular de la región llanera. Se divide
fundamentalmente en dos partes “El Reto” y “La Porfía”, pero para efectos
didácticos, el contrapunteo que se incluye en la segunda parte, se tratará por
separado en este texto. Desde el punto de vista musical, la obra posee cambios
rítmicos bien diferenciados y el joropo y sus instrumentos son definitivos
protagonistas.
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Grabado de bailarines de joropo Eloy Palacios (1912) |
Antes
de ahondar en la obra propiamente, es relevante remarcar la trascendencia que
ha tenido esta para el Folklore de
Venezuela. En primera instancia, el personaje de Florentino experimentó un
desarrollo literario en las páginas de “Doña Bárbara” y “Cantaclaro” del autor Don
Rómulo Gallegos. Estas apariciones han otorgado al personaje una trascendencia
internacional como representativo del llano y por ende de Venezuela. En segunda
instancia, la música ha sido vehículo fundamental para divulgar la obra de
Florentino y el Diablo. De hecho, la magistral Cantata Criolla de Antonio
Estévez posee una gran resonancia en el repertorio orquestal venezolano y es
muy popular dentro y fuera del país. Diversas grabaciones a lo largo de los
años, mantienen la leyenda viva en el imaginario colectivo y renuevan el deseo
del público de conocerla más.
Estos
factores conjugados han convertido la Magnus
Opus de Arvelo Torrealba en una representante de la venezolanidad alrededor
del mundo, pero también las gentes de nuestro país, quienes pueden sentir
empatía con el “catire”, y han adoptado la leyenda como eminente símbolo de su
gentilicio y su idiosincrasia. Más allá de ser un referente del Folklore nacional, la leyenda de
Florentino y el Diablo se mantiene fuerte y se nutre en la modernidad.
Es
momento propicio para que usted, estimado lector, despierte su imaginación para
trasladarse a los caminos polvorientos de Barinas mientras busca cobijo en un
apeadero. En la noche oscura busca protegerse ante el avance inexorable del
chubasco y nubarrón que traen el rayo y el trueno; al entrar en una cantina poco
iluminada en el pueblo de Santa Inés, se sienta junto a los presentes cuando se
convierte en espectador del duelo cantado mientras describimos las tres
secciones de esta leyenda escrita.
El Reto: Este es el primer movimiento de la obra, Florentino va corriendo la sabana cuando se detiene a beber agua en un caño y bajo la tenue luz de la Luna comienzan a ocurrir cosas extrañas… El “Catire” Florentino ha aceptado el reto de un extraño jinete de negra montura que se pierde tras la humareda de sus cascos. Sin recuperarse del extraño suceso pero con altivez, echa a andar a Santa Inés para enfrentar el destino como llanero gallardo que defiende su honor ante la dificultad más apremiante.
La Porfía: Como su nombre lo indica,
este segundo movimiento corresponde al enfrentamiento tenaz y obstinado entre
los cantores. El Diablo, errante por los caminos del llano, desafía a los
copleros a enfrentársele para llevar sus almas cuando pierdan ante el imponente corrío que él despliega. El escenario es un pequeño rancho donde se reúnen
algunos pobladores que se refugian del temporal; de modo sobrenatural entra un
personaje hosco, tenebroso pero altivo.
El Contrapunteo: Esta es una de las más
entrañables expresiones culturales de la región llanera, el contrapunteo se
fundamenta en el reto que un cantor le hace a otro. Generalmente, el retador
formula una pregunta que debe responder el contrincante. Ambos deben ser
hábiles para responder con sagacidad, siempre manteniendo la rima y buscando que el otro cometa un error
con los ardides del verso. El llanero debe vencer en el contrapunteo pues de lo
contrario se ve afectada su reputación y su honor. En este caso, es el alma de Florentino
lo que está en juego, por lo que es preciso vencer. Hay ciertas referencias y
simbolismos que el lector debe considerar para comprender la extensión del
tercer movimiento de esta leyenda.
El
lector se ha paseado por los variados recursos literarios que Arvelo Torrealba
utilizó para ensamblar su épica. Ya conocidas algunas de las referencias al
llano y sus gentes, puede ponerse usted en el papel de los llaneros de Santa
Inés, tomar las maracas y empezar el contrapunteo.
MONUMENTO AL ZANCUDO CAÍDO
“ÚNICO EN EL MUNDO”
|
Por Gral. Brig (Ej) Eumenes Fuguet Borregales |
En
Venezuela se realizaron dos grandes guerras, la de independencia y contra el
paludismo que diezmaba a la población, el héroe de esta última fue el
distinguido doctor Arnoldo Gabaldón, nacido el 1 ero. de marzo de 1909 en la
ciudad de Trujillo, capital del estado del mismo nombre. Recibió una esmerada
educación, completada en la Universidad Central de Venezuela en 1924, y en 1930
obtuvo el doctorado en Ciencias Médicas. Bajo la tutela del eminente doctor
valenciano Enrique Tejera, se desempeñó en el Laboratorio de Bacteriología y
Parasitología adscrito a la Dirección General de Sanidad Nacional.
Preocupado
por el alto número de muertes a causa del paludismo, y su preocupación en
combatirlo, logró una beca por dos años para estudiar en Alemania y en Italia.
Al regresar es designado médico sanitarista en el estado Apure, donde pudo
palpar la triste realidad sanitaria del campo. Su aval profesional le permitió
obtener en 1935 una beca sobre Medicina Higienista en Baltimore - Estados
Unidos por parte de la Fundación Rockefeller. En 1936 fue designado Director
Especial de Mariología. Durante su gestión le dio un importante impulso a los
estudios sanitaristas; fundó la Escuela de Mariología y Saneamiento Ambiental
con sede en Maracay, la cual tuvo carácter internacional desde 1944. Se debe a
este insigne científico, que el Congreso Nacional sancionara en 1936 la Ley de
Defensa contra el Paludismo.
Durante
la realización de la V Conferencia Panamericana de Directores Nacionales de
Sanidad realizada en Washington en 1944, se relacionó con el general James
Simmons, quien le informó de un polvillo blanco denominado
Dicloro-Difenil-Tricloetano (DDT), empleado con fines bélicos, que ligado con
kerosene ofrecía un buen efecto sobre el transmisor del paludismo. Entusiasmado
por la información, el Dr. Gabaldón, y con la finalidad de traer a Venezuela el
polvillo, consiguió el apoyo de los doctores Enrique Tejera, Gobernador del
estado Carabobo y Rafael Guerra Méndez médico higienista y escritor,
conocedores a fondo y autores de obras sobre el flagelo de la malaria. Es así
como el 02 de diciembre de 1945, se inició en forma experimental en Morón,
lugar que conocía el Dr. Gabaldón por haber trabajado en Puerto Cabello el
empleo del DDT en una humilde vivienda propiedad de Melecio Castillo.
|
|
A
partir de ese momento histórico, Gabaldón organizó un pequeño ejército de
rociadores o “Dedetizadores” con su característico uniforme gris y casco de
aluminio en forma de hongo, que desplazándose en mulas, vehículos rústicos o a
pie, recorrieron gran parte del territorio nacional fumigando las viviendas
rurales en la titánica lucha contra el zancudo Anopheles, cuya hembra es el transmisor de este flagelo. Muchos de
estos anónimos servidores murieron cumpliendo la afanosa tarea. La experiencia
del doctor Gabaldón y su equipo de trabajo, sirvió de modelo para muchos países
ansiosos de eliminar la malaria.
El Dr.
Gabaldón se mantuvo al frente de la División de Malariología hasta 1950. Ocupó
la cartera de Sanidad desde 1959 hasta 1964. Sus obras científicas (más de
doscientas), sirven de permanente referencia en los estudios sobre la
especialidad sanitarista y científica, ingresó como Individuo de Número en la
Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, y de la Academia
Nacional de Medicina. Recibió innumerables condecoraciones y reconocimientos
nacionales y extranjeros. Falleció el ilustre paisano en Caracas el 1 ero. de
septiembre de 1990. Gracias a la labor de tantos héroes anónimos dirigidos por
el Dr. Gabaldón, se pudo elevar el promedio de vida del venezolano. Una
Parroquia del Municipio Candelaria del estado Trujillo se enorgullece de llevar
su nombre, cuyo norte, enseñanza y legado es: “ser más útil que importante”.
Monumento
al zancudo caído, “único en el mundo”
En la
población de Morón, capital del municipio Juan José Mora del estado Carabobo,
se encuentra el “Monumento al zancudo caído”, construido en 1955 por iniciativa
del Club de Leones de Valencia.
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Plaza del zancudo (Intersección de Av. Falcón con Av. Carabobo, Morón, estado Carabobo)
|
Contacto: Churuguarero777@gmail.com
|
Por Miguel Alejandro Martínez Vázquez |
Con
un título que parece extraído de un periódico de época, el relato que se narra
a continuación podría incluirse en esa
larga lista de historias que se catalogan popularmente en el “Solo pasa en Venezuela”...
Una hazaña increíble con un final tragicómico que merece ser recordada por la
importancia que reviste. Debemos
remontarnos a la cálida mañana aragüeña del día 02 de enero de 1937. El campo
de aviación de Maracay rebosa de actividad y los jóvenes oficiales pilotos
están llenos de expectativas por las celebraciones que se tienen pautadas para
ese día. Se conmemora el día de las Fuerzas Armadas Venezolanas y la Aviación
Militar ha preparado un gran desfile aéreo que pasará a la historia como la “Fiesta
del Aire”.
|
Hangares del Campo de Aviación de Maracay Actual sede del Museo Aeronáutico de la Fuerza Aérea Venezolana Cnel. Luis Hernán Paredes
|
Desde su creación en 1920 la Escuela de Aviación Militar (EAM) no ha cesado en su empeño por tecnificar y organizar la nueva arma aérea, con el paso de los años se ha adquirido material volante y se han graduado varias promociones de oficiales pilotos y mecánicos. Una de las prioridades del nuevo gobierno del General Eleazar López Contreras es establecer una base orgánica para la Aviación Militar, por lo que en 30 de enero de 1936 se crea el Regimiento de Aviación Militar N°1, unidad superior dependiente del Ministerio de Guerra y Marina. Este Regimiento, comandado por el Coronel del Ejército Franco Conde García, estaba encargado de todo el personal y recursos materiales de la incipiente aviación, por lo que la EAM y el recién creado Grupo de Aviación Venezuela, le eran dependientes. A su vez, el personal militar de pilotos y mecánicos egresados de la Escuela de Aviación se distribuía en cuatro escuadrillas que conformaban el Grupo de Aviación Venezuela: Escuadrilla de Caza, Bombardeo, Reconocimiento y Vigilancia de Costera.
Un
año después y en horas de la mañana del 02 de enero comienza a llegar la
comitiva de altas personalidades que se disponen a presenciar las operaciones
aéreas. Entre los presentes asiste el Presidente de la República General
Eleazar López Contreras, miembros del Gabinete Ejecutivo, representantes de los
Poderes Públicos, Cuerpo Diplomático y los componentes del Alto Mando Militar.
Rodeados por un numeroso y entusiasta público maracayero, toman asiento frente
a los hangares y comenzar la revista de las tropas reunidas en el histórico
campo, hoy asiento del Museo Aeronáutico de la Fuerza Aérea. Para inmortalizar
el momento también se dieron cita los periodistas y las cámaras del noticiario,
y muy bien que así lo hicieron.
En
las filas de la Escuadrilla de Reconocimiento, comandada por el Capitán Víctor
Sandoval, se dispone a abordar una de las aeronaves el Mecánico Manuel Murillo,
un joven que ingresó a la Escuela de Aviación Militar en el año 1933 como
Alumno Mecánico; para el año 1935 había obtenido la jerarquía de Distinguido y
poco después obtuvo su graduación como Sargento Mecánico de Tercera. Una vez
entregado el parte del desfile y terminadas las palabras de apertura, inicia la
parada militar y los pilotos con sus mecánicos suben a sus aviones para alzar
el vuelo de demostración. En aquella época los aviones eran máquinas endebles y
sus pilotos eran considerados hombres temerarios que desafiaban la muerte, solo
recientemente se había incorporado un dispositivo que le daba al piloto una
posibilidad de sobrevivir, el paracaídas; el detalle era que la tripulación
debía salir por sus propios medios y saltar del avión sin golpear las
superficies del mismo, una tarea considerablemente difícil por lo que se
requería instrucción especial en dicho asunto.
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Fuente fotografía: Grupo de Facebook FAVVEN
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Despegaron
unos 30 aeroplanos, aviones franceses Breguet 19, 270 y 273; Morane Saulnier 147
y Dewotime 500 así como los aparatos Waco fabricados en Estados Unidos. En el
asiento trasero de uno de los Waco pilotado por el Subteniente Pablo Croce
Orozco iba el Mecánico Murillo disfrutando del paisaje y de las peripecias
acrobáticas de sus compañeros pilotos. En uno de los pasajes sobre la tribuna
presidencial, la concurrencia vislumbra que se desprende un punto negro del
avión del Subteniente Orozco, cae rápidamente y en un instante aparece una masa
blanca sobre este, el punto comienza a delimitarse en la forma de un hombre, el
público grita impresionado, hay un paracaidista que cae grácilmente como un ave
que planea hacia tierra. Entre vítores de la gente y confusión entre los
organizadores del evento toca tierra sano y salvo el Mecánico Manuel Murillo.
Las
personalidades también celebran y el presidente López Contreras, con su característica
voz de bajo profundo, pregunta a sus ayudantes sobre el joven, quienes le
indican que el acto no estaba planificado y que Murillo no tenía preparación
alguna. Manuel Murillo se convertía entonces en el primer venezolano en
lanzarse en paracaídas desde una aeronave en vuelo. Como si se tratara de una
estrella internacional el público lo aclama por su hazaña y el General López
Contreras lo hace llamar para felicitarlo personalmente. Estrechando su mano le
felicita el buen término del lanzamiento, pero en un extraño giro de los
acontecimientos, le dice que pudo haberse matado y que no debía violar la
ordenanza militar. Para cerrar con broche de oro la “Fiesta del Aire” y como un
padre que regaña a su hijo por una travesura, López Contreras manda a detener a
Murillo por 90 días como medida disciplinaria.
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El General Eleazar López Contreras felicita a Murillo por su hazaña
Fuente fotografía: Grupo de Facebook FAVVEN |
Luego
de salir de prisión Manuel Murillo continuó sus labores como Mecánico en la
Aviación Militar y en 1943 se presentó como candidato a pilotaje, siendo
descartado por no tener aptitudes para el vuelo. Para qué quería volar un avión
si ya había volado como un ave. En el año 1945 fue ascendido a Subteniente
luego de los sucesos del 18 de octubre de ese año, luego se convirtió en el
primer jefe del Servicio de Intendencia de la Fuerza Aérea y en 1961 pasó a
retiro con el grado de Mayor por límite de edad (Luis Ochoa Vargas, 2020). Este
episodio fue el primer antecedente del paracaidismo en Venezuela,
posteriormente, a finales de los años 40 se organizaría el primer escuadrón de
paracaidistas de la aviación y así se germinó la idea para los numerosos clubes
que practican hoy día este deporte también en el mundo civil. También sirvió
para reforzar la disciplina dentro de la institución aérea, pues un caso
similar se presentó en 1943 cuando el también Mecánico Antonio Márquez Bello,
fue suspendido durante seis meses por lanzarse en paracaídas sin permiso del
piloto.
Este
evento se puede emparejar entre otros primeros lanzamientos de venezolanos que
buscaron conquistar el aire, el primero ocurrió en 1868 en el pueblo de El
Naranjito en la sierra falconiana cuando el Sr. Carlos Rivero Solar, inventor y
soñador, se ató unas alas y lanzándose desde una colina intentó planear hasta
dar contra un bucare de donde fue rescatado por los lugareños. Años más tarde
en 1883 en la colina de El Calvario en Caracas, el ingeniero e inventor Pedro
Coll Font se lanzó con su invención de máquina voladora cayendo
estrepitosamente frente a una multitud en donde se encontraba el General
Antonio Guzmán Blanco quien lo felicitó por su peripecia. Ellos junto con
Murillo son parte de esa legión de pioneros que no vacilaron por lanzarse a la
conquista del aire y ver el mundo desde otra perspectiva, hoy vivimos lo que
ellos impulsaron y por ello son personajes inmarcesibles en nuestra memoria.
LAS AVENTURAS DE FRANCISCO MARTÍN
O
FRANCISCO MARTÍNEZ VEGASO
Antes de continuar con la narrativa, veamos quién era Francisco Martín o Martínez Vegaso, Conquistador español, nacido en 1514 en Trujillo, Castilla. Era hijo de Francisco Martín Vegaso y de Francisca de Valencia. Siendo muy joven llegó a la población de Santa Ana de Coro, como miembro de la expedición de Ambrosio Alfinger, quien fue nombrado primer gobernador y capitán general de la Provincia de Venezuela, de acuerdo al contrato concedido por el Rey Carlos I a los Welser, unos banqueros alemanes de Augsburgo. Ya en contexto con el personaje, pasemos a la segunda parte de la historia vista en la anécdota anteriormente publicada.
Existen
varias versiones de este hecho narradas por los cronistas de la época, entre
ellos José de Oviedo y Baños, Pedro de Aguado, Juan de Castellanos, Fray Pedro
Simón y Fernández de Oviedo, siendo este último quien dio la versión más
exacta, según Miguel Acosta Saignes, quien escribió un estudio titulado Fernández de Oviedo y el caso de Francisco
Martín, publicado en la Revistas de Historia, N°1, Caracas, 1960. pp. 49-60,
y que coincide con la declaración que Francisco Martín dio de este suceso en
fecha 28 de julio de 1533, al capitán Juan de Villegas, con copia existente en
la Academia Nacional de la Historia en Caracas. Esta narrativa se adapta a esa
historia.
Hemos
apuntado que Francisco Martín no pudo seguir a sus compañeros por encontrarse
lesionado con una llaga en una de sus piernas, impidiéndole caminar de forma
apresurada. Su estado era lamentable, cubierto de andrajos, descalzo, con el
pelo largo y la barba crecida, muerto de hambre. Comenzó a caminar con
dificultades por aquellos parajes selváticos siguiendo el curso del río,
esperando encontrar alguna población indígena. Se montó sobre un gran tronco en
el río y se dejó llevar por la corriente caudalosa. Casi desfallecido le encontraron
un grupo de indios, quienes lo llevaron ante su cacique, quien se sorprendió al
ver su color de piel, cabellos largos y barba, brindándole atención y socorro. Martín
pasó tres meses con esta tribu y ya restablecido de salud, pudo huir en canoa
con unos indios que habían llegado desde la Laguna de Maracaibo. Llegó a un
poblado de palafitos de una tribu Quiriquire, pasando con ellos otro mes. Luego
fue vendido a un indio de tierra firme y llevado a una tribu de indios
Pemones, llamados también de Maracaibo.
Allí
convivió con ellos durante un año, amoldándose a sus costumbres. Andaba
desnudo, al igual que el resto de la población, aprendió a comer todo tipo de
alimentos, aplicándose a ser una especie de brujo y curandero. Se convirtió en
un hechicero y adquirió mucho respeto por sus habilidades, dejando atrás las
burlas a las cuales estuvo expuesto. Tuvo mucho acercamiento con la hija del
Cacique Babur, quien al observar dicha cercanía, los casó y esto le dio más
poder a Martín en la tribu. Aunque había adquirido considerable poder sobre el
resto de la comunidad, había recelo entre algunos indígenas que pensaban en
matarle, pero siempre logró adelantarse a cualquier situación ayudado por su
esposa. El Cacique lo nombró capitán con el fin de que los ayudara en las
guerras entre tribus vecinas, logrando éxito en su nueva designación.
Mientras
tanto, el gobernador Ambrosio Alfinger ha continuado su marcha hasta llegar a
las inmediaciones de Pamplona, en los territorios de lo que será el Nuevo Reino
de Granada. En esta zona denominada el Valle de los Chinácotas, fueron
violentamente atacados por estas tribus indígenas, defendiéndose briosamente. Alfinger
es herido mortalmente por flechas envenenadas, logrando refugiarse con sus
hombres en el valle de esas serranías, muriendo al cuarto día. Muerto el
gobernador Ambrosio Alfinger, sus hombres en consejo de guerra eligieron como
su capitán a Pedro de San Martín y continuaron su travesía abandonando el Valle
de Chinácota, saliendo a las campiñas de Cúcuta y continuando su marcha para
llegar a los pocos días a la Laguna de Maracaibo, provincia donde se encontraba
Francisco Martín.
El
Cacique Babur recibió noticias de la proximidad de unos forasteros a su pueblo,
reunió a sus guerreros y los puso al mando de Francisco Martín para
combatirlos. Martín comprendió que los que se acercaban tenían que ser
españoles al mando de Ambrosio Alfinger. Dispuso a los guerreros indios en la
espesura en función de tender emboscadas a la comitiva. Al ver que los
españoles se aproximaban, les salió en solitario. Iba a la usanza india,
desnudo, con el cuerpo pintado, coronado de penachos de plumas la cabeza, con
su arco y flechas. Se puso al frente del paso de los españoles quienes ni por
un instante lo reconocieron, sorprendiéndolos al hablar español e
identificarse. Allí les contó todo lo sucedido con Vasconia y su experiencia.
Le dieron algo de ropa para cubrir sus partes íntimas y caminaron al sitio
donde estaban los indios emboscados, dirigiéndose a ellos en su lengua para que
dejaran las armas, les indicó que esta gente era amiga, que los reconocía como
hermanos y que ofreciesen la paz al capitán Pedro de San Martín. Todos se
fueron al pueblo siendo recibidos por Babur y atendidos con esmero por la tribu
indígena. A los pocos días partieron, dejando sembrada la amistad entre
españoles e indígenas, al igual que por los pueblos por donde pasaban, y
sirviendo de intérprete Francisco Martín. Finalmente llegan el 02 de noviembre
de 1533 a Coro, después de haber estado ausentes durante tres años.
Una
vez en Coro, el gobernador interino de la Provincia de Venezuela, Juan Alemán,
decidió enviar una expedición formada por unos 60 hombres, al mando del
teniente Venegas y guiados por Francisco Martín, para buscar el oro enterrado
por Vasconia. Dieron vuelta por la ranchería de Maracaibo, siguiendo por
Tamalameque, pero no pudo Martín determinar el lugar, debido a la confusión con
tan espesas montañas, después de haber pasado por manglares, sitios anegadizos,
no teniendo Venegas otro recurso que regresarse a Coro. Mientras tanto,
Francisco Martín se debatía entre los recuerdos de su vida con los indígenas,
su mujer y la descendencia que tuvo con ella, que en dos oportunidades se fugó
al pueblo indígena, siendo en ambas oportunidades traído de nuevo a la civilización por una
escuadra de soldados, siendo enviado al Nuevo Reino de Granada, para que con la distancia se le quitara tal obsesión, y
poco a poco se le fue pasando tal ansiedad… pero aparentemente esa no es el fin
del caso…
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Federico de Madrazo (1860) Municipalidad de Santiago de Chile |
Todos
los historiadores de la época colonial han concluido que los 110 Kg. de oro
enterrado por Vasconia se perdieron y nunca se podrán recuperar; sin embargo,
crónicas y hechos posteriores han salido a la luz y evidencian datos, los
cuales pueden considerarse valederos. Aparece en escena el capitán Pedro de
Valdivia, personaje español con experiencia en campos de batalla como Villalar,
Flandes y Pavía. Igualmente ha hecho amistad y ha peleado junto a otro
conquistador: Jerónimo de Alderete. En 1535 forma parte de la expedición de
Jerónimo de Ortal para la conquista de El Dorado y llega a Tierra Firme.
Ya
en nuestras tierras, Valdivia y Alderete abandonan a Ortal junto con otros 40
hombres, y al separarse llegaron al territorio de los Welser, siendo detenidos
y los cabecillas enviados a Santo Domingo para ser juzgados. Valdivia, como no
es cabecilla de la rebelión, se quedará en Coro y hará fuerte amistad con
Francisco Martín o Martínez Vegaso y es indudable que en ese tiempo hablaron
sobre el oro enterrado por Vasconia y sobre futuras conquistas por su cuenta,
así como del respaldo económico requerido para dichas expediciones. Poco tiempo
después, Alderete y Valdivia marchan al Perú, pero en 1538 el trío formando por
estos dos, más Francisco Martín o Martínez Vegaso, aparecen proyectando la conquista
del territorio de Chile.
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"Fundación de Santiago de Chile"
Pedro de Lira (1888) Museo Nacional de bellas Artes, Santiago de Chile |
La pregunta es: ¿De Dónde sacaron el dinero para financiar tan grande
empresa? En Venezuela, los gobernadores alemanes no permitían a nadie sacar oro
ni nada de valor de la Provincia. Entonces, las sospechas radican en las
constantes visitas que Francisco Martín hacía al pueblo indígena para ver su
esposa e hijo, ¿eran estas visitas para sacar el oro enterrado de forma
encubierta y sacarlo en algún barco a España? De allí surge la teoría del
financiamiento de la expedición chilena, cuestión que es desmentida por
historiadores chilenos, afirmando que el financista de Pedro de Valdivia fue el
español Francisco Martínez de Vergara, pero hay datos que se contradicen:
- El conquistador Pedro de Valdivia nunca más regresó a
España luego de estar en Venezuela.
- Francisco Martínez de Vergara contrae matrimonio en
1537 con una joven llamada María de Vergara, hija de Alonso de la Barrera,
negociante de la isla de Cubagua, Coro, Cabo de la Vela y otros puertos del
litoral venezolano.
- Dado que Barrera financia la expedición de Jerónimo de
Ortal y que ha debido conocer a Alderete, Valdivia y a Martínez, da la sospecha
que él fuera quien transportara el oro entregado por Martínez.
- Es probable que Francisco Martínez Vegaso se casara
con la hija de Alonso Barrera, y para evitar sospechas ocultara su identidad,
al igual que su cuantiosa riqueza repentina y adoptara el apellido Vergara en
algún momento en Sevilla o al llegar a territorio Chileno.
- Dos historiadores chilenos, Tomás Thayer Ojeda y
Crescente Errázuri, han reconocido que Martínez Vegaso fue el socio de
Valdivia, relacionando la colaboración de Lucas Martínez Vegaso, hermano de
Francisco, y residente en el Perú, quien ha formado una compañía para
mercadurías como apoderado de Francisco Martínez Vegaso con Diego García de
Villalón, residente en la Provincia de Chile.
- Estas consideraciones permiten apuntar que Francisco
Martínez si sacó el oro enterrado por Vasconia, ya que en Venezuela, mientras
estuvo al servicio de los Welser, no obtuvo ningún dinero, debido al rígido
sistema fiscalizador alemán.
- Pedro de Valdivia funda la ciudad de Santiago en el
territorio de Nueva Extremadura en 1541. Fue el primer gobernador y capitán
general de Chile. Igualmente fundó las ciudades de Concepción (1550), La Imperial,
Valdivia y Villarrica en 1552 y Los Confines (1553). Murió en la batalla de
Tucapel, en 1553. En su testamento, nombraba gobernador de Chile, en primer
lugar, a Jerónimo de Alderete.
- Francisco Martínez Vegaso se estableció en el Nuevo
Reino de Granada, donde se supone murió ya anciano.
¿FUERON ÚNICAMENTE NUESTROS ABORÍGENES ANTROPÓFAGOS...?
Se
dice que una mentira dicha cientos de veces se convierte en verdad. ¿Será este
el caso del asunto de la antropofagia de nuestros aborígenes? Estos relatos
pueden remontarse a los inicios de la conquista europea, cuando las inmensas
fuentes de oro y otras riquezas existentes en el Nuevo Mundo fueron imán para
codiciosos aventureros. Entonces, una forma de actuar con propiedad sobre las
tribus originarias estaba en el hecho de afirmar y mantener que los indios eran
salvajes, infieles y que comían carne humana como alimento, incluso que la
preferían a cualquier otra. Algunas tribus Caribes si practicaban estas
costumbres; pero una excepción no hace una globalidad.
Este
mito fue creciendo y expandiéndose por toda Europa, involucrando a todas las
tribus indígenas del Nuevo Mundo. Bajo esta falsa premisa, los conquistadores
invadieron estas tierras, reduciendo a cautiverio, esclavitud o muerte a
nuestros indígenas, pretendiendo justificar estos hechos bajo una conducta
civilizadora. La siguiente narrativa lleva el propósito de cuestionar tal
procedimiento en tierra venezolana y dejar una huella de incredulidad en el
lector.
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Fuente: Raúl Díaz Legorburu. Libro: La Aventura Pobladora
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Blasón de la Casa Welser |
Carlos
I Rey de España, quien también ostentaba el título de Carlos V, por ser
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, había dado a unos banqueros
alemanes, los Welser, un contrato de arrendamiento de la Provincia de Venezuela
con fecha 27 de marzo de 1528, el cual se extendía desde el Promontorio de
Paria hasta el Cabo de la Vela, en la Península de la Guajira. Se obligaba a
los Welser a fundar dos ciudades, colonizar, poblar, edificar tres fortalezas
para defender las costas, mantener y defender la religión cristiana,
protegiendo igualmente las misiones evangelizadoras de los indios. Los
Gobernadores se llamarían “Adelantados”,
llevando la administración de la Provincia bajo la jurisdicción de las Leyes de
Indias, Órdenes y Cédulas Reales. Los Gobernadores fueron: Ambrosio Alfinger,
Jorge Spira, Nicolás Federmann, Hans Seissehoffer y Felipe Von Hotten.
Ambrosio
Alfinger fue el primer “Adelantado” de los alemanes y primer Capitán General de
la Provincia de Venezuela en llegar a las costas de Coro en el año 1529 al
frente de una gran expedición. La empresa la componían 400 hombres españoles,
caballos, armas, municiones y cuanto consideró necesario para sus proyectos
colonizadores. Alfinger fundó nuevamente la ciudad de Coro bajo, en el mismo
asentamiento donde lo había hecho Juan de Ampíes en 1527. Alfinger incumplió
las cláusulas del contrato celebrado con el Rey, ya que no se ocupó en absoluto
de fomentar la colonización y progreso de la ciudad. Por el contrario, estableció
un permanente tráfico de indios esclavos entre Coro y Santo Domingo en la isla La Española.
Alfinger,
seducido por los informes de cuantiosas riquezas en el interior, decide
preparar una expedición. Envió por mar una avanzada para dirigirse a la Laguna de Maracaibo, entrando por la Barra y que allí sus hombres lo
esperasen, mientras él seguía por tierra. A principios de agosto de 1529 salió
de Coro, frente a 180 hombres, rumbo al Sur del Golfo. Después de muchas
vueltas en dicha región, con fecha 30 de mayo de 1530 regresó a Coro con solo
70 hombres, 7.000 pesos de oro, y con un grupo de indios de Coquivacoa.
Encontró a su compatriota, Hans Seissehoffer (Juan Alemán), quien había sido
enviado por los Welser para que tomase el mando de la colonia, en creencia de
que Alfinger había muerto en su expedición. Asume nuevamente el mando, pero por
encontrarse enfermo de fiebres palúdicas, zarpa para Santo Domingo, mientras se
restablecía su salud. Regresa hacia finales de 1530 o principios de 1531,
retomando sus funciones y prepara otra expedición a Maracaibo. Los indios
Caquetíos, al saber de esta nueva expedición, comenzaron a huir hacia la
Península de Paraguaná, pues habían sufrido muchas privaciones y martirios en
la expedición anterior de Alfinger. Igual situación también la vivieron los
soldados españoles, quienes preferían quedarse en las poblaciones creadas por
el gobernador.
Alfinger
emprende marcha el 09 de julio de 1531, al frente de 130 hombres a pie y 40 a
caballo. Al llegar al poblado que había fundado en las orillas del Lago de
Coquivacoa, se encontró que su gente casi toda había perecido y apenas
sobrevivían unos pocos enfermos, físicamente destruidos. Con algunas
embarcaciones cruzó el lago, internándose en la cordillera de Perijá, para caer
en el valle de Upar. Atacó y robó sin piedad a todas las tribus indígenas que
encontró a su paso, quemando sus casas y sembrados, recogiendo buena cantidad
de oro, procediendo entonces a capturar indios para venderlos como esclavos y
sacar ganancia de ello. Igualmente, su avanzada hizo estragos con los indígenas
en el área de Tamalameque, muriendo tanto indígenas masculinos, como sus
mujeres y niños, haciendo también varios prisioneros, entre ellos al cacique
Tamalameque, esperando a que pagaran un buen rescate por él. Al efecto, envió
una avanzada a los pueblos indígenas cercanos con la intención de saquearlos,
mientras esperaba el rescate en oro por los prisioneros que tenía en cautiverio.
Alfinger
había perdido más de la mitad de sus hombres, decidiendo enviar a Coro a su
capitán, Íñigo de Vasconia con 25 hombres, algunos indios y 60.000 pesos de
oro, con la misión de solicitar más hombres, armas, municiones, medicinas y
otras provisiones. Si al regreso no se encontraban en Tamalameque, lo
encontrarían por un rastro convenido que iría dejando en su marcha. Vasconia
sufrió un retorno agónico, pues tomó diferentes caminos sin lograr encontrar la
ruta. Se perdieron en lo intrincado de la selva. Agotadas sus provisiones se
estuvieron alimentando de hierbas, hojas y tallos silvestres. Como ya habían
pasado varios días y previendo males peores, Vasconia decidió enterrar el oro
con la esperanza de volver por él si salían con vida.
Ya
sin fuerzas para seguir caminando y desfallecidos, decidió Vasconia, apoyado por
su gente, ir matando a los indios e írselos comiendo diariamente. Una vez que
terminaron de comerse a todos los indios, comenzaron a verse unos con otros
preocupados de que entre ellos se organizara una matanza. Vasconia decidió
entonces dividir la tropa en grupos y que siguieran por cursos diferentes. De
Vasconia y algunos grupos nunca más se supo.
Uno
de esos grupos, formados por cuatro hombres, llegó a la orilla de un río
caudaloso, se sentaron allí a esperar que pasara una canoa indígena, ya que el
hambre no les permitía continuar. Así sucedió cuando apareció una canoa y
llamando a los indios a voces, haciendo que se acercaran a tierra y con señas
les hicieron saber que necesitaban alimentos. Ya sus intenciones eran matar a
los indios para comérselos. Los indios fueron a su pueblo y regresaron con
comida, distribuyéndola a los extenuados españoles. Estos brincaron sobre los indios, con intenciones de matarlos para
comérselos, pero por su debilidad se les escapaban. Finalmente cayeron tres
españoles sobre uno de los indios,
matándolo y devorándolo, excepto Francisco Martín, quien no quiso
participar en tal escandalosa maniobra. Tres de ellos siguieron su camino,
quedándose en el lugar Francisco Martín. De los tres que se fueron, tampoco se
supo más de ellos.
De
lo sucedido con Francisco Martín, lo veremos en una segunda anécdota. Pero,
ahora surge una pregunta: ¿Fueron los indios antropófagos como lo afirmaron los
españoles?, ¿fueron los españoles antropófagos también?
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Por Gral. Brig (Ej) Eumenes Fuguet Borregales |
Bolívar: El Loco de Casacoima
El 4 de julio de 1817, el Libertador vivió uno de sus
momentos más difíciles, cuando casi rodeado por las fuerzas realistas, su
integridad física corrió inminente peligro. Liberada parte de la vasta e
importante región de Guayana el 11 de abril de 1817, gracias a la exitosa
actividad del general Manuel Piar en la batalla de San Félix, donde funcionó
exitosamente el binomio soldado-indio; los primeros con la caballería e infantería
y los segundos con lanzas y flechas.
En la población oriental de El Chaparro,
Bolívar recibe la fausta noticia del triunfo, procediendo a apurar su marcha
hacia Angostura. Luego de su llegada el 27 de abril, el 2 de mayo felicita a
los bravos soldados y asciende a Piar a general en jefe, siendo uno de los once
oficiales que ostentaron el máximo grado militar en la Venezuela heroica. Con
la finalidad de lograr el total dominio de la región y la libre navegación por
el Orinoco, el Libertador se dedica a organizar las fuerzas para eliminar la
poderosa flota realista y completar el asalto a las fortificaciones de
Angostura y Guayana la Vieja. El sacerdote y general caraqueño José Félix
Blanco comandante de la Misiones del Caroní, las cuales comprendían veintinueve
comarcas con una población de veinte mil habitantes, proporcionaba mulas,
caballos y alimentos para el apoyo de las operaciones.
Por disposiciones del máximo jefe, el
almirante Luis Brión fundador de la Infantería de Marina y del Almirantazgo,
zarpa el 31 de mayo de 1817 de Pampatar en dirección desembocadura del Orinoco,
con su flota integrada por ocho buques, entre bergantines, goletas y cinco
flecheras bien armadas y tripuladas, se encontraba como segundo jefe el
margariteño Antonio Díaz. Bolívar había ordenado al general Arismendi,
construir flecheras en Boca de Tablas del Caroní sector San Miguel, para
reforzar la flota de Brión, supervisados por el porteño Agustín Armario,
utilizando los indios caribes expertos navegantes en el "río Padre",
y fortificar la ensenada del Cabrián. El cuartel general republicano se
encontraba cerca de Guayana la Vieja en un trapiche ubicado en el sector de
Casacoima (hoy municipio con dicha denominación).
Calculando la aproximación de Brión, el
Libertador dispone que cuatro flecheras se movilicen desde el apostadero de San
Miguel hacia las bocas del Orinoco; en esas embarcaciones se trasladan:
Bolívar, Carlos Soublette, Jacinto Lara, Juan Bautista Arismendi y su hijo
Miguel, Pedro Briceño Méndez, miembros del estado mayor y pocos soldados. Desde
las fortificaciones enemigas en Guayana la Vieja, observan el movimiento
procediendo a dispararles y perseguirlos con seis lanchas cañoneras; estas
fuerzas superiores obligan al Libertador dirigirse velozmente hacia el caño
Boca Negra en la orilla derecha del Orinoco. Casi rodeados por los atacantes, para
salvar sus vidas optan por lanzarse al estero lleno de lodo y matorrales para
esconderse. Los realistas capturan las flecheras y pasan a cuchillo a los
tripulantes. El bravo oficial caroreño Pedro León Torres con dos oficiales,
logra evadirse de la zona y con refuerzos permite la retirada de los atacantes.
En horas de la noche milagrosamente
salvados y enlodados llegan al Trapiche de Casacoima. Bolívar quien se había desprendido
de las ropas para poder movilizarse en el pantanal presentando un estado
febril, recibe una bata y luego de consumir bebidas calientes, pronuncia unas
palabras en forma incoherentes; entre otras cosas dijo: "Perdí mi
uniforme, pero estoy a gusto con esta bata que ustedes me han regalado. Sin
embargo más complacido estaré mañana cuando me estrene la hermosa camisa de
corteza marina que me regaló un cacique. Debemos estar felices, porque el
almirante Luis Brión está cerca y todo este territorio en que estamos va a ser
liberado, y entonces se salvará Venezuela y la Nueva Granada, y yo los
conduciré a todos ustedes a libertar también a Quito, Perú y a todo el
Continente Americano, allí llevaremos nuestros pendones victoriosos, el Perú
será libre".
Los oficiales presentes, mirándose unos a
otros pensaban que es el delirio febril que lo hizo hablar de esta manera y que
no estaba en sus cabales. Dionisio asistente de Bolívar, último en llegar al
campamento, no soltaba un enorme cuchillo, explicaba que: "Era para matar
a su excelencia el Libertador, antes que verle prisionero por los
realistas". Un oficial llamó aparte al coronel Briceño Méndez y le dijo
llorando: "Todo está perdido, amigo lo que era toda nuestra confianza,
helo aquí loco, está delirando".
El capitán de navío Antonio Díaz, triunfa
contra una flotilla española en Pagallos el 7 de julio; por tierra el general
José Francisco Bermúdez sitia las fortalezas de Angostura donde se encuentra el
general Miguel de La Torre, quien al verse sin alimentos, sin refuerzos y con
demasiadas bajas a causa de las epidemias, se moviliza el 17 de julio hacia los
castillos de Guayana La Vieja, permitiendo que Bermúdez ocupe Angostura ese
día, a la vez que Brión organiza su flota reforzada con flecheras e indios caribes.
Ante la presión y la falta de logística De La Torre procede a evacuar en
treinta navíos al personal militar y civil que se encuentra en las
fortificaciones de Guayana la Vieja, zarpando el 3 de agosto con resultados
adversos por la maniobra y experiencia del almirante Luís Brión en el combate
de El Cabrián, apoyado por los batallones Barlovento y Guardia de Honor,
colocados a la orilla del río.
Las perdidas españolas fueron de: catorce
embarcaciones con setenta y tres cañones, 1.700 prisioneros, cuantiosas
municiones, trescientos treinta fusiles, 160.000 pesos de plata y 300.000 pesos
en cobre; las naves que pudieron escapar con De La Torre se dirigieron a
Trinidad. Con estas importantes acciones, se logra el libre tránsito por el
Orinoco hacia el Apure y la Nueva Granada, la salida al mar, y una extensa zona
preparada para el soporte logístico. El Libertador le escribe a Páez sobre este
suceso, expresándole eufóricamente: "Este golpe nos da una preponderancia
eterna, y fija el destino irrevocablemente el destino de Guayana, Barinas y aún
de la Nueva Granada". Bolívar en Casacoima deliró sobre el futuro de la
América hispana, era el desarrollo de su Juramento de Monte Sacro.
Contacto: churuguarero777@gmail.com
¡Rompa Esa Carta General!
El Gral. Joaquín
Crespo regresa a Venezuela, adhiriéndose públicamente al Gobierno del Dr. Rojas
Paúl. No quiso intervenir en la vida política, dedicándose a la actividad
privada. En 1890, el Gral. Crespo se retira a su hato El Totumo, en el Edo.
Guárico, siguiendo el curso de los acontecimientos políticos. El Dr. Raimundo
Andueza Palacio es elegido Presidente de la República desde 07 de marzo de 1890
hasta el 20 de febrero de 1982. Al finalizar su mandato, el Presidente Andueza
no entregó el mando al Presidente de la Corte Federal de acuerdo con la
Constitución, y en una maniobra política se aferraba al poder de manera
inconstitucional. Desde su hato El Totumo, el Gral. Crespo expide un
manifiesto, advirtiendo al Presidente Andueza que no rompiera el hilo
constitucional, so pena de llevar al país a una nueva guerra que él mismo le
haría.
El Gral. Crespo es excitado
por los legisladores legalistas, que se han retirado del Congreso, a levantar
la bandera de la Revolución en reivindicación de los derechos de los pueblos.
El 11 de marzo de 1892, el Gral. Crespo inicia su Revolución Legalista,
acompañado de varios generales, entre ellos el Gral. Juan Pietri. La Revolución
ha ganado adeptos en diferentes regiones del país, siendo aceptada a nivel
nacional, porque buscaba el restablecimiento de la legalidad constitucional y
por el prestigio del Gral. Joaquín Crespo. La guerra se extiende y se suceden
varios enfrentamientos armados.
El 17 de junio de 1892, un triunvirato
militar formado por los Generales Julio F. Sarría, Domingo Monagas y Luciano
Mendoza, convence al Presidente Andueza de que abandone el país, por lo que
Andueza se embarca ese mismo día en La Guaira. Para evitar violaciones de la
Ley, reúnen al Consejo Federal y designan al Dr. Guillermo Tell Villegas para
ejercer la Presidencia de la República. Pero, la Revolución avanza y el Gral.
Crespo se encuentra en el centro del país con un ejército de 7.000 hombres, que
combatiendo, marchan hacia Caracas.
Mientras
se le suman más partidarios, se entera de la intención del Presidente Villegas
de llegar a un entendimiento con él mediante un cruce de notas y propuestas.
Pero el Gral. Crespo no reconoce otro Poder Nacional más que su ejército, ya
que considera que los individuos que pretenden representar la legalidad, ya han
pisoteado todas las leyes al haber derrocado la Constitución.
El
30 de junio de 1892, se enfrenta el ejército del Gobierno comandado por el
Gral. Luciano Mendoza con las fuerzas revolucionarias de Crespo en Boquerón y
en la Cortada del Guayabo. El combate fue férreo y se extendió durante todo el
día mientras se peleaba en diferentes puntos. A las nueve de las noche cae una
incesante lluvia y se suspenden las acciones para continuar los combates al
amanecer. Al día siguiente, ambos ejércitos se mantienen en actitud pasiva y
con reserva. El Gral. Crespo se sentía desmoralizado al ver a su ejército en
tan malas condiciones. Se dispone a escribir al Gobierno de Villegas,
prácticamente entregándose y pidiendo garantías. Es aquí cuando el Gral. Juan
Pietri, Jefe de Estado Mayor, lo increpa fuertemente y le ordena que “Rompa esa
Carta”, lo cual ejecuta el Gral. Crespo en forma sumisa, destruyendo en sus
manos el papel de la entrega. Además, el Gral. Pietri, en su condición de
médico, tuvo que atender al Gral. Crespo, afectado fuertemente por una
enfermedad bronquial, producto del frío y de la fuerte lluvia durante todo el
combate.
Ese
momento de debilidad del Gral. Crespo lo pagará el Gral. Pietri una vez que el
Gral. Crespo retoma la lucha y entra triunfante a Caracas el 05 de octubre de
1892. Todo el Gobierno del Presidente Villegas y sus generales, han huido a La
Guaira y se han embarcado, dejando la ciudad de Caracas abandonada. Testigo de
las flaquezas del Gral. Crespo, no pasará mucho tiempo en el Gobierno hasta que
sea enviado bien lejos del país. Inicialmente, el Gral. Pietri fue nombrado en
1892 Ministro de Hacienda y luego Ministro de Guerra y Marina y Relaciones
Exteriores simultáneamente. Igualmente fue encargado de la Presidencia en 1893.
Renuncia a la vida pública hasta 1895, cuando es enviado en funciones
diplomáticas a Europa.
¡Envaine, General! ...
¡Estamos envainados!
Corría el año 1888. El General Joaquín Crespo,
expresidente de Venezuela en el período 1884-1886, había roto relaciones con su
gran amigo, el General Antonio Guzmán Blanco, debido a que éste no aceptó su propuesta
de turnarse la Presidencia de la República cada dos años. Guzmán sostenía que
ese había sido el error de los Generales José Antonio Páez, Carlos Soublette y
los hermanos José Tadeo y José Gregorio Monagas. Sin embargo, Crespo le había
entregado la Presidencia al Gral. Guzmán y ahora él esperaba la contraparte.
Guzmán había renunciado a la Presidencia a mediados del año 1887, dejando
encargado al General Hermógenes López,
miembro No. 1 de la Corte Federal, marchándose a Europa, al igual que lo
hacía el Gral. Joaquín Crespo.
El Gral. Guzmán había tratado en vano de lograr
el apoyo del Gral. Crespo para la candidatura del Dr. Juan Pablo Rojas Paúl.
Como resultado de estas desavenencias, el 19 de junio estalló en el Estado
Guárico una revolución en apoyo al Gral. Joaquín Crespo, la cual se va
incrementando con el apoyo de varios estados. El General Hermógenes López,
encargado del Ejecutivo, tomó sus medidas, arrestando a varios Senadores y
Diputados, involucrados en la revolución, y declarando insubsistente la pensión
de 60.000 pesos que devengaba el Gral. Joaquín Crespo. En este raro ambiente de
tensiones y revolución, se aproxima el proceso eleccionario, y el Partido
Liberal, con apoyo del Gral. Guzmán Blanco, propicia la candidatura del Dr.
Juan P. Rojas Paúl. El 27 de junio de 1888 se instala el Congreso Nacional y se
nombró al Consejo Federal. El 2 de julio, este cuerpo seleccionó a Rojas Paúl
como Presidente de Venezuela para el período 1888-1890.
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Presidente Dr. Juan Pablo Rojas Paúl |
El General Joaquín Crespo se encontraba en la
Isla de Trinidad para el momento de la ascensión a la Presidencia del Dr. Rojas
Paúl y actuaba vivamente propiciando alzamientos en el interior de la República
venezolana, los cuales fueron dominados por las fuerzas leales del Gobierno del
Dr. Rojas Paul. En Trinidad, las autoridades británicas le oponían obstáculos a
sus planes, pero aún así, Crespo decidió invadir
Venezuela. Contaba para ello con un vapor y algunas goletas compradas meses
atrás y un parque adquirido en Estados Unidos y Bélgica. Tuvo que mover su
Cuartel General a la isla de Saint Thomas, en un viaje de emergencia,
acompañado de su Estado Mayor, mientras las autoridades de la isla enjuiciaban
a muchos revolucionarios quienes no pudieron abordar el vapor Bolívar. Desde su nueva ubicación, Crespo decide
continuar con sus planes de invasión, contando con sus cuatro buques, dos de
ellos se encontraban en las costas venezolanas de la ciudad de Coro, esperando
enlace con los revolucionarios de tierra, quienes nunca se presentaron. En
conocimiento el Gobierno de estos movimientos, envió una fuerza al mando del
General Francisco de Paula Paéz, hijo del Gral. José Antonio Páez, Prócer de la
Independencia, a bordo del vapor Libertador,
zarpando de La Guaira el 28 de noviembre de 1888.
El Gral. Joaquín Crespo, sin conocimiento de la
situación actual, zarpó en la goleta Ana
Jacinta, acompañado por su Estado Mayor. En la mañana del 2 de diciembre de
1888, se avistaron en alta mar la Ana
Jacinta y el vapor Libertador, que de inmediato la
persiguió, efectuándole varios disparos de cañón, sin lograr alcanzarla ni
detenerla. En un momento dado, el vapor Libertador embistió a la Ana Jacinta, mientras Crespo blandía en
su mano el sable en señal de desafío. A todas estas, el Gral. José Antonio
Velutini agitó un pañuelo blanco, en señal de rendición.
El Gral. Páez abordó la nave Ana Jacinta al frente de 185 hombres
armados, conminando al Gral. Velutini a que envainara su espada, a la voz de “¡Envaine,
General!, respondiéndole Velutini “¡Estamos envainados!”, arrojando su espada
al mar. Luego dirigiéndose al Gral. Crespo le dijo: “Esta Patria, General,
presidida por el Dr. Rojas Paúl, por mi órgano, le otorga a Ud. toda clase de
garantías y consideraciones en la cubierta de este barco”, a lo que le
respondió Crespo: “Desde que supe que era Ud. el jefe, sabíamos que estábamos
en manos de un caballero”. El Gral. Crespo fue trasladado al puerto de La
Guaira y conducido por tren al día siguiente a Caracas y recluido en la cárcel
La Rotunda. El resto de las naves revolucionarias las goletas Washington, Jenny Lind y la Columbita,
se habían escapado hacia Santo Domingo, pero posteriormente, el día 7 de diciembre, el vapor Libertador capturó a la goleta Washington, con gran parte del armamento
y pertrechos.
Para el Presidente Rojas Paúl, tener al Gral.
Joaquín Crespo preso, era un gran problema. Resolvió visitarlo en la cárcel y
llegaron a varios acuerdos: libertad del Gral. Crespo a cambio de que
abandonara sus planes revolucionarios, un decreto de indulto general a todos
los involucrados en la rebelión, venta al gobierno de todo el parque revolucionario
existente en Bélgica y retiro del parlamento de los miembros congresantes revolucionarios.
Así terminó la revolución del Gral. Joaquín
Crespo… por los momentos
EL ARCO DE LA PUERTA