Como siempre hemos dicho, Venezuela ha estado signada por guerras civiles, pugnas por ambiciones de poder y por el estado de abandono, en el cual ha estado sumergida nuestra población, como producto de la mala aplicación de políticas públicas, con resultados catastróficos en materia de gestación de violencia social.
Los hermanos Monagas, José Tadeo y José Gregorio, iniciaron en el año 1847 lo que los historiadores han llamado la Dinastía Monagógica, la cual trajo consecuencias funestas para la República. En 1847, el Gral. José Tadeo Monagas fue electo Presidente Constitucional para el período 1847-1850. Obviando por ahora, su gestión de gobierno, vemos que la sucede en la presidencia su hermano, el Gral. José Gregorio Monagas, para el período 1851-1854. Obviando nuevamente la acción de gobierno, nos encontramos que el próximo Presidente electo es el Gral. José Tadeo Monagas, para el período 1855-1858. Durante este último período las tensiones políticas y el descontento general van en aumento. El 1856, el Presidente Monagas esgrime la bandera de revivir la confederación colombiana y el Congreso lo autoriza para conversar con Nueva Granada y Ecuador. Cambia Monagas la Constitución y adquiere más poderes, con la intención de atornillarse en el poder. Como consecuencia, Monagas empezó a perder el apoyo de conservadores y liberales, obligándolos en el futuro a fusionarse en una decisiva coalición. Las maniobras del Presidente Monagas son tan claras en centralizar el poder de manera absolutista, que hasta su hermano, el Gral. José Gregorio Monagas, desilusionado, le recrimina su conducta política. En 1857 es promulgada la nueva Constitución, hecha a la medida para el Presidente Monagas: aumento del período presidencial de cuatro a seis años, reelección inmediata del Presidente y Vicepresidente. Lo más insólito del caso, es que se estipulaba que el Congreso quedaba facultado para nombrar el próximo Presidente a dedo, por una sola vez para el siguiente período presidencial. Como era de esperarse, el Congreso nombró al Gral. José Tadeo Monagas, para el período presidencial 1857-1862, sin consulta de la opinión popular.
Tal situación, dio luz verde a la conspiración. El asunto era que no se ponían de acuerdo en el escogido para liderarla. Algunos conservadores voltearon hacia el Gral. José Antonio Páez. En marzo de 1857, llegó al país el Gral. Juan José Flores y muchos vieron en él la persona ideal para dirigir esta revolución. Era un prócer y había sido Presidente de Ecuador, pero al enterarse Flores de la situación, inmediatamente se marchó a Lima. Otras miradas voltearon hacia el Gral. Juan Crisóstomo Falcón, quien se negó rotundamente. Finalmente, las miradas se fijaron en el Gobernador de Carabobo, Gral. Julián Castro, quién aceptó de inmediato. Este oficial se manejó con pies de seda, ya que Monagas había sido advertido de la posible traición de este General, pero a pesar de los esfuerzos del Gobierno para descubrirlo fue en vano. Mientras tanto, la situación en Venezuela era caótica: la situación económica muy mala y deficitaria; la agricultura cafetera, la principal del país, se encontraba muy disminuida; y lo más grava, el Tesoro Público no podía cubrir los gastos de los servicios públicos.
La fecha del alzamiento estaba prevista para mediados de marzo de 1858, pero circunstancias obligaron a adelantarla. Se esperaba un lote de armas para los rebeldes, las cuales debían llegar por Puerto Cabello. El Gral. Gabriel Guevara, Comandante del Castillo Libertador, se entera del eminente estallido de la revolución y sale el 3 de marzo para Caracas a informar al Presidente Monagas y al mismo tiempo alerta al Cnel. Pedro Estanislao Ramos, Comandante de Armas de Valencia. El Cnel. Ramos le informa al Gral. Julián Castro, quien convoca al comité revolucionario, y resuelven que el Cnel. Ramos partiera de inmediato hacia Puerto Cabello y tomara el Castillo Libertador. De inmediato comenzaron las acciones en cascada. Los revolucionarios comenzaron su trabajo de levantar en armas a los habitantes en diferentes regiones, mientras el Presidente Monagas, ya en conocimiento exacto de la revolución, solicita el 6 de marzo al Congreso facultades extraordinarias y nombre como Jefes de Operaciones a los Generales José Gregorio Monagas (Oriente), José Desiderio Trías (Caracas), José Laurencio Silva (Carabobo y Cojedes), Juan Crisóstomo Falcón (Occidente), Carlos Castelli (Aragua) y al Cnel. Mauricio Zamora (Chaguaramas y Unare). Ese mismo día, los revolucionarios, conservadores y liberales, se reunían con los habitantes de Valencia y firmaban un pronunciamiento, enunciando los postulados de la revolución: derrocar la tiranía monaguista, establecer un Gobierno democrático, velar por el manejo de las rentas, respetar la independencia de los poderes públicos, garantizar la libre expresión del pensamiento, entre otros.
La revolución va ganando adeptos en el pueblo. Tal situación es vista, tanto por los jefes militares como por el propio Congreso, cuerpo que se negó a declarar su apoyo al Presidente Monagas. Los encuentros militares que se dieron fueron de menor cuantía. Había una especie de letargo en el cumplimiento de las acciones encomendadas por el Gobierno. El Gral. Julián Castro ha sostenido conversaciones con algunos Jefes militares y llegado a ciertos acuerdos. El día 10 de marzo, marcha el Gral. Castro marcha desde el centro hacia Caracas, al frente de 4.000 hombres, mal armados pero resueltos a llegar hasta el final. El día 14 de marzo llegan a La Victoria, sumando un total de 5.000 hombres. Desde allí invitaron al Gral. Castelli a sumarse al movimiento. Mientras tanto, en Caracas, la situación para el Presidente Monagas es apremiante: el Congreso no lo apoya; los hombres se le han volteado, sus Generales designados como Jefes de Operaciones están en un estado de incertidumbre; y la escuadrilla revolucionaria está bloqueando La Guaira. En vista de ello decide renunciar a la Presidencia. El día 15 de marzo, Monagas y su familia se asilan en la Legación de Francia. El Congreso aceptó las renuncias respectivas y formaron una junta provisional de gobierno, mientras llegaban las autoridades revolucionarias y formaban su Gobierno. El 18 de marzo de 1858, entró el Gral. Julián Castro a Caracas, acompañado de los Generales José Desiderio Trías y Carlos Castelli, asumiendo la Presidencia provisional.
Así terminó esta incruenta revolución de apenas diez días que sacudió del poder el nepotismo de diez años. Juntos se abrazaron conservadores y liberales en busca de la felicidad para la patria… pero la paz aún no ha llegado. La Revolución Federal (la Guerra Federal) está en la antesala de los acontecimientos…