Terminada la Guerra Federal en el año 1863, la paz no llegó con dicho triunfo. De inmediato se vieron reacciones adversas a los federales, extendiéndose por todo el país las insurrecciones y pugnas por el poder. Habían desórdenes por doquier. La anarquía reinaba en el ambiente político, especialmente en las Provincias del Centro y Occidente. Cada quien entendía la Federación a su manera como consecuencia de que al pueblo no se le explicó la que significaba ese término y sus programas durante la Guerra Federal, ni después de consumada la victoria. Se hablaba de una Asamblea Nacional Constituyente pero no se sabía para qué y lo que representaba. En los estados habían constantes pugnas por el poder. Se violaban las recién decretadas garantías. Este estado de tensión iba en aumento a medida que pasaban los meses y los problemas de corrupción, la falsa idea de haber acabado con el centralismo, los mismos errores del pasado retornando al presente y otros motivos, dieron pie a múltiples situaciones conflictivas en casi toda la República, dando al traste con los principios de la Revolución Federal.
Las denuncias de un posible estallido revolucionario se escuchaban desde el mes de julio de 1867 y el Gobierno le daba mucho crédito y tomaba sus previsiones. Se hablaba del alzamiento que liderizaría el General colombiano Tomás Cipriano de Mosquera, en combinación con algunos jefes militares venezolanos. A prisión fueron muchos sospechosos, quienes solo recobraron su libertad al conocerse el derrocamiento del Gral. Mosquera, en Colombia. Pero los rumores seguían creciendo y se hablaba ahora de una revolución "fusionista" en los Estados del Centro. En los primeros días del mes de Septiembre de 1867, se constituía en Caracas un comité revolucionario formado por conservadores y liberales. Entre ellos figuraban los Generales Luciano Mendoza, Pedro Ezequiel Rojas, Dres. Guillermo Tell Villegas, Elías Rodríguez, Martín Sanabria, entre otros. El Jefe de la revolución era el Gral. Luciano Mendoza. Pero, como el Gobierno venía trabajando en base a sospechas, sometieron a prisión a varios ciudadanos quienes estaban involucrados en esta revolución, lo cual motivó al Gral. Luciano Mendoza a anticipar a mediados de septiembre, el inicio de la revolución, haciéndolo en Turgua, Valles del Tuy, con escaso material de guerra y con el propósito de hacer preso al Presidente Mariscal Falcón.
El Gobierno nombró al General José Loreto Arismendi como Jefe del Distrito Militar de Barcelona y al General Antonio Guzmán Blanco, como Jefe del Ejército, para abrir una campaña contra los revolucionarios acaudillados por el Gral. Mendoza en los Valles del Tuy. El General Natividad Mendoza, hermano de Luciano, estaba apoyando la revolución concentrando tropas, al igual que lo hacían los Generales. Leoncio Quintana y Díaz Pinto. El Gral. Guzmán Blanco le solicitó una entrevista al General Luciano Mendoza, la cual se realizó en El Guapo, en la cual Guzmán le pedía a Mendoza depusieran las armas pacíficamente por la inutilidad del hecho. Mendoza le pidió plazo de cinco días, pero al final del mismo lo que hizo fue situar cuerpos de tropas en diferentes sitios, entre ellos Ocumare del Tuy, Yare y Soapire. Sin embargo, el Gral. Guzmán se había adelantado en los mismos al ver las intenciones de Mendoza, tomando especialmente la población de Güeime, siendo la altura principal entre Santa Lucía y Turgua, Mariches y Guarenas.
El día 11 de octubre de 1867, el Gral. Guzmán se apoderó de Fila de Mariches, tras un corto encuentro con los revolucionarios. Continuó Guzmán avanzando hacia La Esperanza, cuando el Gral. Natividad Mendoza le pidió una entrevista. En ella negociaba, por instrucciones de su hermano, el fin de la lucha. Hubo un pequeño inconveniente con el Gral. Luciano Mendoza que no aparecía, haciéndolo el día 13 de octubre, pactando con Guzmán un sometimiento decoroso. El 16 de octubre, ambos Generales, Guzmán y Mendoza, son recibidos por el Presidente Falcón, quien los atendió como viejos compañeros y amigos. El día 18 de octubre, el gobierno publicó un decreto de indulto general para todos los involucrados en esta revolución. Se llamó a la misma "La Genuina", porque sus miembros ofrecían practicar "genuinamente" los principios revolucionarios federalistas.
Pero la semilla de la revolución había germinado. Fue la mecha que prendió el inicio de muchas revoluciones como resultado del descontento general, tanto del sector político-militar como de la población en general. De allí la importancia de conocer de esta revolución, porque de allí en adelante veremos al país sometido a múltiples revoluciones a lo largo de los próximos treinta y cinco años.